jueves, 25 de diciembre de 2025

Simbolismo y esteticismo

La vision tras el sermon (La lucha de Jacob con el angel), Paul Gauguin, 1888, óleo sobre

lienzo

Simbolismo y esteticismo

(Segunda mitad del siglo XIX)

Mientras los realistas y los impresionistas evolucionaban sus ideas y estilos, otros artistas también se apartaban de las convenciones del arte académico. Dos de estos movimientos fueron el simbolismo y el esteticismo. El simbolismo nació en Francia y suponía un intento de expresar las verdades ocultas y los misterios subyacentes a las apariencias. En Gran Bretaña, el esteticismo se centró en la belleza, realzando la forma por encima del contenido.

 

Tanto el esteticismo (o movimiento esteticista) como el simbolismo fueron reacciones al realismo y, en ciertos aspectos, ambos se asemejaban. El esteticismo estaba obsesionado con la belleza, que el realismo denostaba, y los simbolistas expresaban lo intangible, mientras que los objetivos de los realistas eran las verdades empíricas. Los artistas simbolistas y esteticistas rechazaban los planteamientos clásicos del arte y la literatura y no creían que el arte debiera educar en los principios morales a los espectadores.

 

El arte por el arte

El simbolismo se inspiró en el escritor y crítico Théophile Gautier (1811-1872), entusiasta del Romanticismo, quien fomentó la idea de expresar las «sensaciones puras» o percepciones personales. Espoleó a escritores y artistas a usar su imaginación e intuición para producir obra, cosa que suscitó la idea de crear «el arte por el arte». Por vez primera los artistas creaban arte sin un objetivo espiritual, político, moral o meramente decorativo, como el rococó. Creaban porque sí. Y esta idea los incitó a eludir temáticas sociales, políticas y morales, y a concentrarse puramente en la belleza. Los artistas y escritores asociados con el esteticismo y el simbolismo experimentaron con la idea de que el arte debía existir aparte del mundo cotidiano, y no como una extensión de éste.

 

Esteticismo

En sintonía con las teorías de Gautier, los esteticistas también admiraban el Romanticismo, rechazaban las representaciones de temas sociales o morales, y realzaban el valor artístico de su obra. Menospreciaban los productos de elaboración mecánica de la revolución industrial, la teatralidad de las imágenes victorianas y los códigos morales rígidos y estrechos de miras de la sociedad victoriana. Se mostraban receptivos a las nuevas modas e interesados en las apariencias, convencidos de que la belleza era un aspecto imperativo de la vida. Esta idea surgió como reacción a la industrialización y desembocó en una revisión radical de las relaciones entre los artistas y la sociedad. El escritor Oscar Wilde (1854-1900) se convirtió en portavoz del esteticismo tras quedar fascinado por sus ideas mientras se hallaba en la Universidad de Oxford. Retuvo su interés el resto de su vida. Debido a su insistencia en rodearse de cosas bellas y a su ingenio aparentemente frívolo, muchos lo consideraban un cabeza hueca, pero lo cierto es que cultivaba deliberadamente estos aspectos a través de sus creencias en el esteticismo. Normalmente se considera que el movimiento concluyó poco después del juicio de Wilde, en 1895. Entre los artistas visuales que practicaron el esteticismo figuran: James Abbott McNeill Whistler (1834-1903), Albert Moore (1841-1893), Frederic Leighton (1830-1896), Burne-Jones y William Morris (1834-1896), quienes se esforzaron por crear entornos completos y bellos que acabaron por imprimir a su obra un programa social, rayano en lo político, que cambió el modo de vivir de las personas. La Hermandad Prerrafaelita fue una precursora del esteticismo, pues los estetas se vieron influenciados por las pinturas que idealizaban la vida medieval.

 

Manifiesto simbolista

Los simbolistas no se adhirieron a un solo enfoque formal o técnico, pero en 1886 el poeta Jean Moreas (1856-1910) publicó su manifiesto simbolista en Le Figaro, donde listaba sus valores, resumidos en el rechazo de los principios del naturalismo y el realismo. Moreas citaba tres poetas como principales exponentes del movimiento: Charles Baudelaire (1821-1867), Stéphane Mallarmé (1842-1898) y Paul Valéry (1871-1945). Baudelaire consideraba que las ideas y las emociones no sólo se transmitían a través de los significados de las palabras, sino también de sus sonidos y ritmo, cosa que influyó sobremanera en los simbolistas. Paul Gauguin (1848-1903) experimentó con su propia concepción del simbolismo durante la década de 1880 y comunicó sus ideas mediante el color, los patrones y el ritmo. Convencidos de que el arte europeo carecía de originalidad y de simbolismo, en su obra expresaron significados subyacentes. Otros simbolistas que crearon imágenes mitológicas y oníricas fueron Gustave Moreau (1826-1898), Pierre Puvis de Chavannes (1824-1898) y Odilon Redon (1840-1916).

 

Contradicción

Resulta interesante que, pese a la oposición de sus ideas, algunos artistas etiquetados de realistas produjeran pinturas que bien podrían tildarse de simbolistas. Millet, por ejemplo, solía incluir símbolos en sus lienzos de campesinos trabajando. También Courbet parece evocar significados en algunas telas de personas corrientes. Convencidos de que el arte debería ser subjetivo y misterioso, y de que el tema debía emanar de las emociones, los sueños o las percepciones íntimas, cada simbolista creó símbolos personales, y a menudo ambiguos, que no eran ni motivos religiosos tradicionales ni otros emblemas familiares a los espectadores. Tras surgir de las inquietudes artísticas de un reducido grupo de pintores, escultores, escritores, arquitectos y diseñadores vanguardistas, el simbolismo no tardó en consagrarse y extenderse como tendencia cultural desde Francia hasta Rusia, Gran Bretaña, Italia, España y Escandinavia. En cada uno de estos países fue adoptado por una variedad de artistas con distintos planteamientos y habilidades, si bien todos ellos compartían el concepto de oponerse a determinadas tendencias artísticas contemporáneas y a retratar mensajes.

 

La visión tras el sermón

Normalmente clasificado como la primera pintura simbolista verdadera, versa en torno a la conciencia humana y los conflictos internos. Unas mujeres bretonas acaban de escuchar al cura pronunciar un sermón sobre el pasaje bíblico que explica que Jacob pasó una noche luchando con un ángel. Al amanecer, el ángel se rindió y bendijo a Jacob. Sobre un fondo rojo, los mundos real e imaginario (secular y espiritual) de las figuras y la visión quedan escindidos por un tronco de árbol en diagonal. La vaca representa la simplicidad de la vida rural en la Bretaña y a los campesinos devotos que viven en comunión con la tierra. El objetivo de Gauguin era recordar la espiritualidad a la sociedad consumista.

 

Revistas simbolistas

A medida que el simbolismo se difundió por Europa surgieron varias publicaciones que aclaraban sus ideales. La mayoría expresaba la antipatía de los simbolistas hacia el naturalismo, el academicismo, el realismo, el impresionismo y la industrialización, y se mostraban entusiasmadas con sus representaciones de ideas místicas y evocadoras. Escritas con intensa convicción y fervor, estas publicaciones inspiraron a otros artistas a seguir los preceptos simbolistas.

 No tengas nada en casa que no sea útil o te parezca bello.

William Morris

 La idea en síntesis:

Mensajes secretos y belleza en el arte

 

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