miércoles, 31 de agosto de 2022

El códice que decía cómo se coronaban los reyes de Aragón

 


El códice que decía cómo se coronaban los reyes de Aragón acabó en Madrid

La Fundación Lázaro Galdiano conserva un manuscrito de 39 folios que cuenta con detalle el rito por el que se convirtieron en monarcas Juan I, Martín I ‘el Humano’ y Fernando I de Antequera.

Los libros antiguos, lo saben bien los anticuarios, tienen piernas.

Pero hay algunos que no deberían tenerlas. El caso más destacado para el patrimonio aragonés quizá sea el Vidal Mayor, pero destacan muchos otros. Nada viaja tanto como un libro, o incluso una biblioteca entera, y ahí está el ejemplo de la de Jerónimo Zurita, que poco importó que el jurista aragonés la donara al monasterio de la Cartuja de Aula Dei. Acabó fuera de Aragón.

El Museo Lázaro Galdiano de Madrid tiene entre sus fondos una joya bibliográfica excepcional, el ‘Ceremonial de la consagración y coronación de los Reyes y Reinas de Aragón’. Es un manuscrito del último tercio del siglo XIV en el que se establece por escrito lo que debía hacerse y lo que no a la hora de coronar a un rey de Aragón. Este ejemplar tiene una magnífica encuadernación mudéjar, orlas con motivos vegetales enmarcando la caja de escritura, escudos con las armas de Aragón e iniciales historiadas.

Lo mandó hacer Pedro IV, el Ceremonioso, y se coronaron siguiendo esas instrucciones Juan I en 1388, Martín I ‘el Humano’ en 1397 y Fernando I de Antequera en 1414.

Según Silvia Alfonso Cabrera, el manuscrito de la Fundación Lázaro Galdiano «es la copia más antigua y lujosa conservada de la versión aragonesa, cuyo lugar de recepción final fuera, posiblemente, la Aljafería de Zaragoza».

Que una pieza de este tipo acabe en manos privadas es cosa de investigar, aunque en este caso lo único que se sabe es que el libro es conocido como el Códice Sádaba por haber pertenecido a Marcial Lorbés de Aragón ya en el siglo XIX. En la primera mitad del siglo XX ya pertenecía a José Lázaro Galdiano.

La coronación tenía que celebrarse en domingo, al final de una semana llena de rituales y ceremonias (miércoles, viernes y sábado el rey debía ayunar). Este último día, además, estaba obligado a escuchar misa, bañarse y vestir una túnica blanca con una capa del mismo color bordada en oro. Al atardecer, desfilaba desde la Aljafería hasta la Seo, en un recorrido en el que era vitoreado.

El aún príncipe velaba armas en la catedral y a la mañana siguiente era coronado en una solemne misa. Al acabar la ceremonia, el monarca regresaba de nuevo al palacio de la Aljafería ya coronado, en un caballo blanco y llevando en sus manos las insignias reales.

En el palacio real se celebraba luego un monumental banquete, al que estaban invitados varios miles de personas y que duraba habitualmente más de un día. El pueblo también tenía sus propias celebraciones y las reinas eran coronadas unos días después.

De ello da cuenta este ‘Ceremonial’, que tiene dos de sus 39 folios ilustrados con iniciales historiadas con sendas escenas de la coronación de rey y reina. No es la única pieza de procedencia aragonesa que tiene la fundación, lo que viene a demostrar, también, que no solo los libros tienen piernas: en sus fondos destacan, por ejemplo, un sello de oro de Martín I, varias piezas de orfebrería religiosa y pinturas de Goya.

Paisaje simbólico

 

Paisaje simbólico

Diego Rivera

México, 1940

Museo: San Francisco Museum of Modern Art, San Francisco (Estados Unidos)

Técnica: Óleo (121.6 cm × 152.72 cm)


Diego pinta un crimen.

Escrito por: Miguel Calvo Santos

Como bien dice el título de este cuadro, estamos ante un paisaje lleno de símbolos. Rivera estaba deprimido tras su separación de Frida y se puso a pintar cuadros de este tipo, que escapan de toda denuncia social y épica muralística. Ni rastro del sufrimiento de los trabajadores ni de las ofensas a sus antepasados. Ahora el que sufre es el corazoncito de Rivera.

Tampoco se puede decir que no se lo tenía merecido…

En este Paisaje simbólico, Rivera ambienta la escena en Taxco, comunidad minera del centro de México. Bajo la luz de la luna llena, un árbol caído se va doblando y torciendo adoptando formas sensuales. Hay quien quiere ver en estas formas el torso de una mujer.

También podemos ver todo tipo de imágenes en las piedras que rodean a este árbol (más que rodearlo lo envuelven). Aquí si que es fácil ver unos puños cerrados o esa cara con los dientes apretados.

Precisamente sobre esa cara reposan un cuchillo ensangrentado (con un anillo en su filo) y un guante de cuero, lo que inmediatamente nos hace pensar en un crimen, probablemente el asesinato de un hombre a su mujer.

Efectivamente, en esa zona minera y rocosa se produjo un asesinato y nunca se supo quién fue el culpable.

Sabiendo eso, se hace evidente la violencia de ese paisaje, esas rocas asesinas envolviendo a ese árbol moribundo con la corteza desgarrada que se retuerce de dolor.

martes, 30 de agosto de 2022

Chica cosiendo a máquina

 

Chica cosiendo a máquina

Edward Hopper

Estados Unidos, 1921

Título original: Girl at Sewing Machine

Museo: Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid (España)

Técnica: Óleo (48,3 x 46 cm.)


¿Qué es el realismo?

Escrito por: Miguel Calvo Santos

Edward Hopper, pintor realista, no cabe duda. Sin embargo, ¡qué realismo más característico! Es un realismo irreal. Un arte evidentemente objetivo, pero tan personal, tan sentimental, tan poético, que no parece basado en este mundo.

Muchacha cosiendo a máquina muestra ya el estilo que seguirá Hopper a lo largo de toda su posterior carrera. Recién llegado de París, el artista se empieza a centrar en esos interiores domésticos, esos lugares íntimos y silenciosos que tanto recuerdan a esos interiores del Barroco holandés de gente como Vermeer, ese otro gran pintor de lo tranquilo, lo silencioso, lo cotidiano.

Esta joven con esa larga melena larga que le oculta la cara se concentra en su trabajo con la máquina de coser. La ventana de la derecha que la ilumina nos remite de nuevo a la escuela holandesa del XVII, pero lógicamente actualizada. Estamos hablando del siglo XX nada menos, con sus nuevas y variadas formas de arte, nuevos inventos, nuevas ciudades, nuevos paisajes… en definitiva una nueva sociedad…

La luz aquí es fundamental. Incide en los objetos, crea sombras en las paredes y amplifica la presencia de esta chica, amplifica su soledad, consiguiendo un efecto de extrañeza cotidiana.

Realismo sí, pero muy irreal. Hopper debía saber que a veces no hay nada más extraño y extraordinario que lo real. Tan realista a veces, que parece surrealista, o expresionista.

lunes, 29 de agosto de 2022

Carteles G.P. Aragon Motorland 2010-22

G.P. ARAGON 2022

G.P. ARAGON 2021

G.P. ARAGON 2020
 
G.P. ARAGON 2019
 
 G.P. ARAGON 2018

G.P. ARAGON 2017

G.P. ARAGON 2016

G.P. ARAGON 2015
 

G.P. ARAGON 2014

G.P. ARAGON 2013

G.P. ARAGON 2012

G.P. ARAGON 2011

G.P. ARAGON 2010

Tensión suave n.º 85

 

Tensión suave n.º 85

Wassily Kandinsky

Rusia, 1923

Título original: Zarte Spannung

Museo: Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid (España)

Técnica: Acuarela Tinta (35,5 x 25,2 cm.)


Abstracto hasta en el título.

Escrito por: Miguel Calvo Santos

Las acuarelas que Kandinsky realizó entre 1922 y 1923 tienen todas títulos poéticos y muy abstractos: Sonido brillante, Relación libre, o esta Tensión suave. Ya con estos títulos, el artista deja claro que toda figuración ha sido abandonada. Hay que centrase única y exclusivamente en los que vemos y en lo que nos hace sentir, no en lo que se representa, que en realidad no es nada… ¿o lo es todo? Desde luego, resulta casi evidente que lo que vemos es una Tensión suave.

Es como en los Simpsons, cuando en el juego este de adivinar lo que se dibuja, Kirk Van Houten pinta algo tan evidente como es la dignidad.

Kirk: ¡Es dignidad! ¡Dios! ¿No reconoces la dignidad cuando la ves? Luann: ¡Kirk, no me escupas!

En esta acuarela en concreto, Kandinsky se pone un poco geométrico con respecto a sus obras anteriores, y de hecho, algún trazo parece casi dibujo técnico, realizados con compás y regla. ¿Por qué no? No hay nada más abstracto que las matemáticas y la geometría. Esto se debe seguramente a que en la época, Kandinsky andaba por la la Bauhaus.

Recordemos que Kandinsky había estudiado derecho y economía, e incluso ejerció de abogado una temporada, pero debía ser bastante infeliz: lo que realmente le apasionaba era el arte, así que con 30 años decidió dedicarse a su vocación y afortunadamente el mundo perdió a un abogado, pero ganó a un gran artista.

domingo, 28 de agosto de 2022

Octavo círculo

 

Octavo círculo

Baldomero Romero Ressendi

España, 1960

Colección particular

Técnica: Óleo


El penúltimo nivel del Infierno.

Escrito por: Dario Pérez Vidal

Dante Alighieri, en el primer canto de Infierno (La Divina Comedia) allá por la primera década del Trecento, describió la visión de su propio viaje a ultratumba. Según éste, el Infierno estaba dividido en nueve círculos (partiendo del pensamiento aristotélico) y en estos niveles los pecadores recibían un castigo durante toda la eternidad acorde al grado de pecado cometido.

El octavo círculo, el que a nosotros nos interesa, castigaba a los pecadores maliciosos y fraudulentos. Dicho nivel se compone por diez fosas, llamadas colectivamente Malebolge, un término acuñado por Dante que también alude al nombre de los demonios que guardan algunos de los niveles (en el cuadro los vemos representados). En estas diez fosas se castiga respectivamente a: los proxenetas y seductores, aduladores, simoníacos, adivinos y magos, malversadores, hipócritas, ladrones, consejeros fraudulentos, consejeros de la discordia o la maldad y finalmente los falsificadores.

Sabiendo esto nuestra lectura va más allá de visualizar una bacanal de cuerpos desnudos. La composición nos recuerda en mucho a su obra La tentación de San Jerónimo (sobre todo en la postura y representación de los cuerpos femeninos). El pecado se materializa en seres aberrantes del Infierno que surgen de la parte baja del cuadro. Advertimos que los personajes que reciben castigos son todo mujeres y sus escorzos imposibles se funden en una especie de orgía vigilada por los demonios de Mefistófeles. Estos últimos personajes se representan con tonos de piel apagados, caducos.

¿Refiere que las mujeres son maliciosas y fraudulentas? ¿Son prostitutas las mujeres que se representan y por ende se nos muestran como pecadoras? ¿Ressendi critica el vicio de la sociedad de su tiempo? ¿O de manera más reflexiva, pudo la obra hacer crítica a la precaria sociedad andaluza de posguerra, pobre, banal y decadente? Pues probablemente todo y nada de lo anterior, aunque tengamos en cuenta que en aquel tiempo el mensaje pudo enmascararse por lo carnal y lo inmoral de la pintura, y es que vistiéndonos con en el traje de época de los sesenta, tal reacción no nos extrañaría tanto.

sábado, 27 de agosto de 2022

Los detalles ocultos del Cartel Pilar 2022

Los detalles ocultos del Cartel Fiestas del Pilar 2022

Una ‘Espiral de tradición’ con Fluvi camuflado y otros mil detalles bajo la lupa.

El cartel de las fiestas del Pilar tiene infinidad de guiños que no se aprecian a simple vista. Su autor admite la influencia de los videojuegos y la animación.

Limonada, Paco y Fluvi ocultos en el cartel ganadorLimonada, Paco y Fluvi ocultos en el cartel ganador

La primera reacción es siempre muy básica: o gusta o no. Se suceden entonces los halagos y las críticas, si bien es cierto que este año el aplauso es casi unánime. Sin embargo, una lectura más pausada y profunda de los carteles anunciadores de las fiestas del Pilar siempre depara sorpresas. En la ‘Espiral de tradición’, la obra ganadora este año del joven Jorge Ramón Pellejero, más conocido artísticamente como Gecko, hay tal profusión de elementos que pueden pasarse las horas muertas escrutando al detalle la composición. Los compañeros de Gecko y -a buen seguro- los otros 147 aspirantes del certamen han examinado el cartel bajo la lupa y han encontrado no pocos hallazgos que merecen comentario.

El jurado valoró positivamente “la innovadora disposición de todos los elementos que incluye la propuesta”. Esta espiral viene a simbolizar una secuencia de ADN baturra, que contiene lo que más representa los días festivos en Zaragoza para el joven. Gecko reconoce que las series de animación y los videojuegos tienen mucha influencia en su obra y asegura que le encanta “incluir muchos personajes para que la gente se quede mirando y buscando nuevos detalles”.

Con el cartel pilarista ha conseguido captar esa atención, al menos, a juzgar por los avispados tuiteros, que poco después de darse a conocer la imagen ya destacaron uno de sus principales guiños: la presencia de un Fluvi, camuflado, por debajo de la Forana. El inopinado rescate de la gota de agua 14 años después de la Expo Internacional, ha sido de lo más celebrado por los usuarios de la red social, que también han entrado al juego deteniéndose en otros detalles. Unos se centran en los edificios representados en la plaza del Pilar y, sobre todo, se sorprenden al ver un patio imaginado e inexistente dentro del Ayuntamiento. También lo hay en la Delegación del Gobierno -que no se puede ver ni con Google Earth- y sorprende que se haya dejado fuera la Seo o el propio Ebro. Cuestiones de la composición, se entiende.

El joven autor, que ha estudiado el Bachillerato de Artes y el Ciclo Superior de Ilustración, admite que se trata de un entretenimiento: “Si la gente se fija mucho igual puede encontrar en el cartel alguno de mi iconos característicos”. ¿Cuáles son estos? "Hay dos de mis personajes originales escondidos en el cartel a modo de secreto. Son el Lagartijo Paco y la Pata Limonada, que si consultas mi cuenta de Instagram los verás por todas partes".

Para establecer comparativas de sus precoces obras apenas pueden citarse otros trabajos como sus carteles para el Animayo de 2020, el proyecto Rompepuertas o el banco del parque Grande en el que intervino recientemente. En los tres casos se percibe que Gecko debe ser fiel seguidor de los dibujos ‘El asombroso mundo de Gumball’, una alocada serie de animación repleta de humor absurdo. La boca y los ojos de sus personajes son muy similares a los del gato Gumball y su hermano, aunque en formato pez, Darwin Waterson. 

Perdidos en la espiral y cubiertos por la grafía, también se asoma algún que otro icono rescatado de carteles anteriores como los patitos de goma, a veces, en patinete. Entre otras posibles influencias, las perspectivas del juego Habbo Hotel también están presentes a la hora de poner el ‘tiro de cámara’ para elaborar el rico cartel. "Nunca he jugado al Habbo, aunque la gente me dice que mi estilo sí les recuerda mucho", admite el joven.

Un trío de leones, uno zaragozano y dos de aspecto oriental.

En las redes sociales se leen comentarios como que los ojos en las bocas de los cabezudos son inquietantes (en la Forana incluso parece un hocico negro) y también hay cierta discusión sobre la ascendencia del león, que más que rampante parece oriental, como los que pueden verse en algunos grabados japoneses. Hay quienes también ven cierta escatología con el baturro que sale disparado del Tragachicos, así como con el propio león al que parece que la Pilara está haciendo una exploración rectal…


Todo esto son habladurías y maledicencias porque lo cierto es que en los carteles premiados del Pilar pocas veces se dejan detalles al azar o a la malinterpretación. Una prueba es que Gecko acierta con el manto rojo de la Virgen, dado que en la próxima Ofrenda por la alternancia de colores debería ser de claveles bermellones. Otra, la brillante explicación que dio la artista Jesana Motilva el martes al recibir un accésit y que relató cómo había utilizado las texturas de la ciudad en sus personajes: el chaleco del baturro es una alcantarilla clásica de Zaragoza, las flores del mantón de la mujer son propias de Macanaz, el cachirulo está basado en los brillos y la tradición de la cerámica de Muel…




viernes, 26 de agosto de 2022

Géricault y el gore


Géricault y el gore

Theodore Géricault

Francia, 1819

Museo: Louvre, París (Francia)

Técnica: Óleo


Estudios de miembros amputados. Dicen que su taller apestaba a muerto.

Escrito por: Miguel Calvo Santos

El niño prodigio (y enfant terrible) del romanticismo francés…

Gericault vivió sólo 32 años, pero en ellos hizo lo que le dio la real gana. Pudo ser un artista millonario y respetado, chupando de la teta del estado, pero prefirió renunciar a ser un “pintor oficial” y plasmó las más impopulares escenas: desde retratos de locos a cagadas del estado francés, como por ejemplo naufragios por culpa de capitanes incompetentes y enchufados.

Géricault estaba a punto de pintar su obra maestra, “La balsa de la Medusa”, gigantesco lienzo que relata el hundimiento de un barco francés sobre las costas de Senegal. El naufragio dio lugar a atroces actos de asesinato e incluso canibalismo entre los supervivientes, hacinados sobre unas tablas a la deriva.

¿Como representar con realismo la escena…? Pues pintando muertos de verdad, con la textura y el color putrefacto de sus carnes.

Gracias a la intervención de un amigo médico, Géricault sacó de la morgue algunos miembros cercenados y los llevó a su taller: Piernas, manos, fragmentos de muslos, cabezas decapitadas…

Cuentan que esos días su taller apestaba a muerto. Incluso construyó una réplica real de la balsa y ahí apiñó los cachos de carne.

Para la posteridad, además de la obra maestra que podemos disfrutar en el Louvre, quedaron estos pequeños cuadros de trozos humanos, que además de ser unos fantásticos estudios anatómicos, representan la quita esencia del memento mori en el arte, además de adelantarse al gore.

jueves, 25 de agosto de 2022

El pintor Aureliano de Beruete

 

El pintor Aureliano de Beruete

Joaquín Sorolla

España, 1902

Museo: Museo del Prado, Madrid (España)

Técnica: Óleo (115,5 x 110,5 cm.)


¿El mejor cuadro de Sorolla?

Escrito por: Álvaro García Moreno

Sin duda uno de los retratos más conocidos de su autor, es también considerado por muchos como el mejor de todos cuantos pintó. El efigiado, Aureliano de Beruete (1845–1912), fue un destacado pintor impresionista (uno de los pocos en España) y amigo íntimo de Sorolla, sobre cuya obra ejerció una notable influencia.

Beruete aparece sentado sobre su abrigo, con los guantes aún puestos y el sombrero en las manos. La naturalidad e instantaneidad del momento, típicas en la pintura de Sorolla, dan al retrato la apariencia de una fotografía.

La gama cromática, tremendamente reducida, no hace sino sumar dignidad a una imagen ya de por sí elegante, en la que su autor conjuga con maestría la influencia velazqueña, una muy hábil captación de la realidad y su talento innato para interpretar la psicología y personalidad del modelo.

El cuadro fue un regalo del pintor a Beruete, si bien este no dudó en prestárselo para distintas exposiciones. Archer M. Huntington (1870–1955), fundador de la Hispanic Society, lo vio expuesto en Londres en 1908, y tuvo intención de adquirirlo. Sorolla consultó entonces a su amigo, cuya respuesta no se hizo esperar: este lienzo […] tiene algo que dudo pudiera darse en otro […]. Ha sido la envidia de muchos. Ello hace que […] me haya visto privado de complacerte en esta ocasión.

La negativa del anciano a ceder la obra es algo digno de agradecer; pues de haber permitido que Huntington la comprara, el mejor de los retratos de Sorolla se encontraría ahora al otro lado del Atlántico, y no en el Museo del Prado.

martes, 23 de agosto de 2022

Collins St., 5 pm

 

Collins St., 5 pm

John Brack

Australia, 1955

Museo: National Gallery of Victoria, Melbourne (Australia)

Técnica: Óleo (114,6 × 162,9 cm)


Los habitantes del Melbourne de los 50 salen de su trabajo diario de 9 a 5 y se dirigen todos en la misma dirección.

Escrito por: Miguel Calvo Santos

Los rostros del primer plano no muestran demasiado entusiasmo. No hablan entre ellos, a pesar de su proximidad. Solo dos mujeres a la derecha parecen esbozar una mínima sonrisa. Hasta las oficinistas pueden soñar…

Los trabajadores del fondo ya ni se ven, no tienen rostro ni nombre. Son casi autómatas.

El artista quiere mostrar un ritmo repetitivo, aburrido, que es potenciado por la paleta de marrones (es otoño quizás…?)

Para Brack, el ocre es el nuevo gris.

Judit y su doncella


Judit y su doncella.

Artemisiaisia Gentileschi

Italia, 1627

Título original: Giuditta e la sua ancella

Museo: Detroit Institute of Arts, Detroit (Estados Unidos)

Técnica: Óleo (182,20 x 142,20 cm.)


Esta artista nos hace perder la cabeza

Escrito por: Lina Poveda

Artemisia Gentileschi ya había pintado en varias ocasiones el mismo tema [1]. En este lienzo, el último dedicado al decapitación de Holofernes por parte de Judith para salvar a su pueblo, Artemisia ya tiene alcanzada una madurez que se refleja tanto en la exquisitez de la técnica, como en su dominio en el manejo de la luz.

Es un cuadro de grandes dimensiones, en el que la artista hace un soberbio despliegue de los logros alcanzados en su lenguaje pictórico.

Tanto la teatralidad de la composición como el dramático juego de luces y sombras de la escena le sirven de pretexto a la artista para hacer todo un alarde de maestría en el empleo del claroscuro y el tratamiento de los objetos como las vestimentas de los personajes, las joyas de Judith, los objetos encima de la mesa o la empuñadura de la espada a los que detalla con gran precisión.

La historia narra el asedio de los ejércitos asirios a la ciudad de Betulia. Nabucodonosor envió a su general Holofernes a destruir a sus enemigos, cuando los israelíes se encontraban ya desbordados por la situación, Judith, viuda de Manasés con la ayuda de su sirvienta, urde un plan con el propósito de acercarse a Holofernes. Finalmente, consigue acceder a la tienda y aprovechando la embriaguez de Holofernes blandió una espada y lo decapitó.

El lienzo representaría el momento en que la acción acaba de consumarse, Judith intenta ocultarse de la luz emanada por la vela para proteger la huida mientras su doncella envuelve la cabeza de Holofernes dirigiendo su mirada hacia el lugar por el que pueden ser descubiertas. Las dos mujeres están prestas a huir.

La iluminación proyectada por la vela, que decide el plano en la composición, es el detalle más exquisito de la obra. Con este lienzo, la obra de Artemisia se encumbra como filial del tenebrismo de Caravaggio. El artificio de la vela asume un papel predominante al que también se acogerían contemporáneos de Artemisia como Van Honthorst o Georges de la Tour considerado como el más famoso de la escuela tenebrista francesa.

[1]comentamos ya dos: una durante y otra tras la decapitación

Carteles Fiestas Barrio Delicias Zaragoza 2009/22

Cartel Fiestas Barrio Delicias 2022
 
Cartel Fiestas Barrio Delicias 2019


Cartel Fiestas Barrio Delicias 2018
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Titulo: Delicias de todo para tod@s
Autor: Eduardo Brosed Pérez

Cartel Fiestas Barrio Delicias 2017
Cartel fiestas barrio Delicias (Zaragoza) año 2017. Titulo: DULCE ALEGRÍA Autor: HUGO PUENTE GARCÍA.
Titulo: DULCE ALEGRÍA 
Autor: HUGO PUENTE GARCÍA.

Cartel Fiestas Barrio Delicias 2016
Cartel fiestas barrio Delicias (Zaragoza) año 2016

Cartel Fiestas Barrio Delicias 2015
Cartel fiestas barrio Delicias (Zaragoza) año 2015

Cartel Fiestas Barrio Delicias 2014
Cartel fiestas barrio Delicias (Zaragoza) año 2014

Cartel Fiestas Barrio Delicias 2013
Cartel fiestas barrio Delicias (Zaragoza) año 2013

Cartel Fiestas Barrio Delicias 2012
Cartel fiestas barrio Delicias (Zaragoza) año 2012

Cartel Fiestas Barrio Delicias 2011
Cartel fiestas barrio Delicias (Zaragoza) año 2011

Cartel Fiestas Barrio Delicias 2010
Cartel fiestas barrio Delicias (Zaragoza) año 2010

Cartel Fiestas Barrio Delicias 2008
Cartel fiestas barrio Delicias (Zaragoza) año 2008

domingo, 21 de agosto de 2022

El gato negro

 

El gato negro

Théophile Alexandre Steinlen

Francia, 1896

Título original: Tournée du Chat Noir de Rodolphe Salis

Museo: MOCA, Los Ángeles (Estados Unidos)

Técnica: Grabado (136 x 96 cm.)


Uno de los carteles más famosos de la historia del arte.

Escrito por: Miguel Calvo Santos

Steinlen fue uno de esos artistas totales del Montmartre de finales del XIX, pero las obras que lo hicieron más popular fueron sus extraordinarios carteles, como el de este antro parisino, le chat noir, que acogía cada noche a la flor y nata de la intelectualidad de la época, desde Claude Debussy a Paul Verlaine, pasando, por supuesto por Lautrec, ese otro gran cartelista.

Eran tiempos de bonanza industrial, y de vender cosas al público, por lo que también fueron los inicios de la publicidad, con la proliferación de imágenes atractivas para conseguir que la gente deseara un producto. Más aún si eran las formas estilizadas del Art Nouveau.

Para vender este cabaret Steinlen decidió simplemente representar a un felino y rodearlo de una tipografía propia del estilo modernista, recordando a formas orgánicas. Tres colores para imprimir en cromolitografía y ya tenemos una de las imágenes más icónicas de la Belle Epoque.

Pero no nos olvidemos de una cosa: Steinlen era «Le père des chats», «el padre de los gatos», y eso se ve en gran parte de su obra, donde se dedicó a representar felinos en todas las actitudes posibles.

Este cartel es un buen ejemplo reconocido por todo el mundo, y en el vemos a un gato negro que transmite todo lo que un tugurio como ese debía transmitir: bohemia, elegancia, erotismo, carisma, libertad, independencia, aventura, peligro…

Y resulta que el París más pintoresco se agenció esta imagen para representar con ella toda la ciudad.

Caminante sobre un mar de nubes

 

Caminante sobre un mar de nubes.

Caspar David Friedrich

Alemania, 1818

Título original: Der Wanderer über dem Nebelmeer

Museo: Kunsthalle, Hamburgo (Alemania)

Técnica: Óleo (98 x 74 cm.)


El paisaje sublime frente al personaje de espaldas

Escrito por: Fulwood Lampkin

En el romanticismo se puso muy de moda pintar paisajes. Paisajes que mostraran las fuerzas de la naturaleza: tormentas, nieblas, vientos, lluvias, nieves… Era lo que estos tipos llamaban “lo sublime”, y quería ser un reflejo de lo que el artista sentía por dentro, como mostrar las emociones, y cuanto más extremas, mejor. Un paisaje tanto exterior como interior.

Friedrich fue uno de los gurús de este concepto de “lo sublime”. Aquí vemos al típico tío de espaldas del artista (aunque bastante más grande), seguramente con cara de alucine al contemplar el paisaje montañoso cubierto de bruma. El pintor probablemente acertó al eliminar la línea del horizonte fundiéndola con el cielo. Así da sensación de más inmensidad.

Aunque en realidad puede que Friedrich pintara tanta gente de espaldas porque según dicen, el artista no dibujaba particularmente bien a las personas.

El caso es que esto permite tanto identificarnos con este caminante (o su soledad y aislamiento) como no quitarle el protagonismo al paisaje.

Este cuadro de Friedrich es, en definitiva, el paradigma de la gran idea romántica: ese instante en el que el hombre se siente sobrecogido por la belleza, natural o espiritual.

viernes, 19 de agosto de 2022

Cabeza de mujer llorando III

 

Cabeza de mujer llorando III

Pablo Picasso

España, 1937

Museo: Museo Reina Sofía, Madrid (España)

Técnica: Óleo (92 x 73 cm.)


Episodios espasmódicos

Escrito por: Andrea Fischer

El cubismo de Picasso no fue el mismo después de Guernica. Se tornó más pesado, más afilado, de una agudeza de espíritu que lacera en tonalidades oscuras. Los motivos del mural se expandieron como réplicas a la contusión que la obra representó en la época, no sólo en términos de impacto político, sino en la misma plástica del artista español. Esto es particularmente evidente en las efigies femeninas que realizó después de 1937: las formas rígidas del cubismo se adaptan muy bien a las expresiones desgarradas de mujeres que están en el auge de la pérdida, de la desesperación, de una confusión que no parece terminar nunca.

Picasso se obsesionó con el poder de que el trazo geométrico podía conferir a las expresiones del dolor. De aquí que los retratos que pintó durante este periodo maduro de su producción artística giren en torno a las posibilidades de la tragedia a partir de la deconstrucción del volumen, que parece robustecer el carácter sórdido de las composiciones de estos años. Esta condición es evidente en Cabeza de mujer llorando con pañuelo III (1937), que podría ser fácilmente un ensayo del mural: los dedos desfigurados, los ojos salidos por el llanto, las lágrimas pesadas, que se escurren casi con la dificultad con la que la pena se conlleva.

Sin embargo, parecería que el epicentro del llanto está en la expresión de la boca: la mujer se aferra con los dientes a un pañuelo que no puede apretar más fuerte con la mano. Es casi como si la fuerza de la extremidad no le alcanzara, y tuviese que transferirla también al rostro, a la mandíbula, a los labios, a los dientes que se le salen. Se puede sentir la tensión de la garganta, que sobresale del manto enlutado con el que la mujer se cubre el busto. Es entonces que las mujeres llorando parecen ser episodios espasmódicos, casi postraumáticos, de aquello que nubló el cielo de Guernica un día, y la visión de sus mujeres durante varios años más.

Desnudo inclinado hacia adelante

 


Desnudo inclinado hacia adelante
Lee Miller
Estados Unidos, 1930
Título original: Nude Bent
Museo: Art Institute of Chicago, Chicago (Estados Unidos)
Técnica: Fotografía (20 × 17,5 cm.)

La mujer fálica.

Escrito por: Fulwood Lampkin

Lee Miller, modelo —primera modelo en aparecer en un anuncio de tampones—, después fotógrafa artística —se fue a estudiar con Man Ray a París, convirtiéndose en su amante, musa y «negra»[1]— después, especializada en moda para Vogue —era nada menos que la fotógrafa más importante de la época— después, harta de la superficialidad del mundo de la moda, se transformó en corresponsal de guerra —llegando a fotografiarse en la bañera de Hitler tras la victoria—, y después, víctima del estrés post-traumático tras ver atrocidades y campos de concentración nazis, su talento se fue diluyendo en alcohol.

Pero Miller, en los años 30, fue también una fotógrafa experimental y vanguardista. La figura femenina —la suya propia— se convirtió en su herramienta, en su laboratorio. Nunca tuvo miedo o vergüenza de su propia desnudez. Se autorretrató en infinidad de ocasiones para sacar petróleo (artístico) de su propio cuerpo.

Fotos como este desnudo semi-abstracto, que parece una escultura moderna de mármol, convierten a las formas femeninas en lo que parece un falo erecto, una especie de tótem freudiano. Un cuerpo sin brazos, sin piernas, con el culo en pompa hacia arriba, para reorientar el cuerpo de la mujer, ilustrando la confusión y subconsciencia de la sexualidad cotidiana.

Esta señora sabía fotografiar, y por motivos que escapan a cualquier explicación, su talento no es hoy en día venerado como se merece.

[1] Al parecer, no son pocas las fotos atribuídas a Ray eran en realidad suyas

miércoles, 17 de agosto de 2022

Newton

 

Newton

William Blake

Reino Unido, 1805

Museo: Tate Gallery, Londres (Reino Unido)

Técnica: Grabado (46 x 60 cm.)


"El arte es el árbol de la vida. La ciencia es el árbol de la muerte"

Escrito por: Esteban Iborio

William Blake odiaba la Ilustración. Creía que no todo funciona exclusivamente con la razón. Hay cosas irracionales, y una de ellas es el arte, movido en buena parte por emociones y sobre todo la imaginación.

Para él, gente como Isaac Newton era un enemigo (junto a John Locke y Francis Bacon, para él la trinidad infernal) Gente que lo veía todo a través de la física. Científicos. Materialistas. De Newton sobre todo le repugnaba su teoría óptica en la que sólo existía el ojo físico que absorbía partículas de luz, e ignoraba el ojo espiritual, con el que el artista disfrutó de tantas y tantas visiones místicas desde niño.

Por ello decidió retratar a Newton de esta forma: desnudo, sentado en una pose imposible, sobre una superficie rocosa con algas, corales y moluscos que se asemeja mucho al fondo del mar, y absorto en sus propias teorías, sin disfrutar de la belleza que lo rodea.

Con una anatomía tomada directamente de su adorado Miguel Ángel, vemos a un joven Newton culturista, marcando músculo (quizás en exceso). Un físico formado por líneas rectas y ángulos geométricos, un cuerpo tan limitado como su compás, tan cuadriculado como su pensamiento.

Con un poco de recochineo, desde 1957, un busto de Blake realizado por el escultor Sir Jacob Epstein se encuentra en la Abadía de Westminster, a pocos metros de donde descansan los restos de Newton.

Nabucodonosor

 

Nabucodonosor

William Blake

Reino Unido, 1805

Título original: Nebuchadnezzar

Museo: Tate Gallery, Londres (Reino Unido)

Técnica: Acuarela (44 x 61 cm.)


Un monstruo humano.

Escrito por: Álvaro García Moreno

«Yo, Nabucodonosor, vivía tranquilo en mi residencia, rodeado de prosperidad en mi palacio».

Con esta cita se abre el capítulo IV del libro bíblico de David, en el que se nos narran la vida y obra de, entre otros, el rey Nabucodonosor II, que gobernó Babilonia entre los años 604 y 562 a. C.

William Blake, sin embargo, decide no representar al monarca en su momento de mayor esplendor. Tal y como narra la Biblia, Nabucodonosor estaba dominado por una profunda soberbia, que le llevó incluso a menospreciar el papel de Dios en la creación y gloria de su poderosa ciudad: Esta es la gran Babilonia, construida por mí como residencia real, obra de mi poder y manifestación de mi magnificencia. Como es habitual en todo el Antiguo Testamento, Dios no se toma demasiado bien esta clase de bravatas, por lo que maldice al rey y lo convierte en un horrible monstruo. Lo despojó de su reino y de sus lujosos ropajes, le cubrió el cuerpo de pelo e hizo que le brotaran colmillos y garras como los de una fiera. Cayó Nabucodonosor al suelo y empezó a reptar como los reptiles, alejándose de Babilonia durante siete años (al cabo de los cuales acabó reconociendo a Dios como su superior, recibiendo así no solo el perdón divino, sino también el trono que había perdido).

El fondo se nos presenta neutro, difuso, pues el autor pretende llamar nuestra atención sobre dos puntos concretos de la figura de Nabucodonosor: su rostro, retorcido en una mueca a medio camino entre la locura y el arrepentimiento, y sus pies, en los que vemos como empiezan a brotar las afiladas garras.

Este grabado hace pareja con el que Blake retratara a Isaac Newton, mostrándose ambos como las dos caras de la conciencia humana: mientras que el intelectual británico está sujeto por la esclavitud a la Razón, el rey bíblico es un esclavo de los sentidos y las pasiones humanas.

martes, 16 de agosto de 2022

Nacimiento de Venus

 

Nacimiento de Venus.

William-Adolphe Bouguereau

Francia, 1879

Título original: La Naissance de Vénus

Museo: Museo d’Orsay, París (Francia)

Técnica: Óleo (300 × 218 cm.)


Bouguereau se pone clásico para este desnudo

Escrito por: Miguel Calvo Santos

No es la de Botticelli, pero es Bouguereau, el académico más odiado por los artistas del siglo XIX.

Podrá decir todo el mundo lo que quiera de él (que era chulo, estirado, presumido y arrogante…), pero nadie puede negar su buen hacer técnico, su exquisita plasmación de las anatomías y el hecho de ser uno de los mejores pintores de Francia, aunque precisamente Francia en esos momentos estaba cambiando radicalmente sus conceptos artísticos hacia “la modernidad”.

Bouguereau era más bien un tipo clásico, como vemos en este“Nacimiento de Venus”, que retrata el momento exacto en el que la diosa sale de la concha, rodeada de delfines, putti, ninfas y centauros…

La diosa del amor (que curiosamente siempre era virgen por mucho que practicara sexo) nació de los genitales de Urano arrojados al mar, y con tanta espuma, salió la “doncella”, que era, de lejos, la más guapa del Olimpo. De hecho su marido Vulcano (el dios más feo) tuvo que resignarse ante sus continuas infidelidades.

La belleza de Venus es aquí amplificada por el artista al pintarla en ese elegante contrapposto en forma de “S”, enfatizando las curvas de su cuerpo.

Y por supuesto, nada de vello púbico. Después de todo era una diosa.

El Nacimiento de Venus

 

El Nacimiento de Venus

La Venus más academicista

Título original: Naissance de Venus
Museo: Museo d’Orsay, París (Francia)
Técnica: Óleo (225 x 130 cm)
Escrito por: Laura Cabrera Guerrero
Cabanel pinta el nacimiento más famoso de todas las divinidades: Venus (o Afrodita según la mitología griega) que emerge, ya adulta, entre la espuma de las olas del mar.
Si no conociéramos de sobra esta historia, o el título de la pintura, ni siquiera parecería un nacimiento, ya no sólo por ser adulta, sino que aquí la diosa parece haberse echado una generosa siesta entre las olas, y ahora se está desperezando mientras unos putti (angelitos, amorcillos…podemos llamarlos de muchas maneras) revolotean sobre ella, y dos de ellos soplan unas grandes caracolas (¿Harán la función de despertador?).
Resulta una obra evidentemente bella, Cabanel sabe retratar a la perfección la anatomía y logra crear un hermoso paisaje en armonía con tantos tonos azules. Sin embargo, no deja de ser un Nacimiento de Venus como el que realizó Bouguereau: obra totalmente idealizada y academicista.
Es muy importante el contexto de esta obra, porque ya nos situamos en el año 1863, y aunque este tema mitológico gustaba mucho en la Academia, al resto de artistas y público más moderno le comenzaba a… aburrir, por decirlo de una manera más suave. Ese mismo año Manet expuso su famoso Déjeuner sur l’lHerbe, y el público más conservador quedó escandalizado al contemplar a una mujer completamente desnuda, sin ningún pudor, entre dos hombres completamente vestidos y mirando hacia el espectador.
Porque, claro, esa mujer era real, y no una divinidad. Por eso Cabanel triunfó y Manet fue rechazado. A veces los cambios asustan…

sábado, 13 de agosto de 2022

Todo es vanidad

 

Todo es vanidad

Charles Allan Gilbert

Estados Unidos, 1892

Título original: All is Vanity

Técnica: Tinta (23.5 x 17 cm.)

Ilustración vendida a la revista LIFE en 1902.


Esta ilusión óptica tuvo un enorme éxito en la época. Todavía lo tiene.

Escrito por: Miguel Calvo Santos

Estamos ante una alegoría de la muerte. «Vanidad de vanidades, todo es vanidad», dice Salomón en el Eclesiastés 1:2, el libro más existencialista de la Biblia, donde el hijo de David reflexiona sobre la fugacidad de la vida y la futilidad de las cosas perecederas.

Gilbert titula así a esta popular ilustración que fue comprada por la revista LIFE y que hoy es una de las ilusiones ópticas más reproducidas de la historia. El artista la creó cuando tenía 18 años.

En ella vemos a una sofisticada mujer de finales de la era victoriana que se mira en un espejo sentada ante su tocador. Está rodeada de productos de belleza y demás potingues. Pero en conjunto, y mirada desde cierta distancia, la imagen parece adoptar la forma de un cráneo humano.

Es la clásica representación de una vanitas, con todos los atributos: un cráneo, un espejo, productos de belleza o lujos perecederos… Al final eso es lo que somos todos los seres humanos por igual, sin distinción de sexo, raza o clase social: un sonriente cráneo.

Aunque Gilbert sitúa una solitaria vela a la derecha, representando a la vida, que se va consumiendo fugaz. El artista quiere recordarnos que intentemos aprovechar el momento.

El matrimonio Arnolfini

 

El matrimonio Arnolfini

Jan Van Eyck

Países Bajos, 1434

Título original: Portret van Giovanni Arnolfini en zijn vrouw

Museo: National Gallery, Londres (Reino Unido)

Técnica: Óleo (82 × 60 cm.)


El retrato de pareja más famoso de la historia del arte.

Escrito por: Miguel Calvo Santos

Obra maestra del pintor flamenco Van Eyck, con un ajetreado historial de viajes, robos y saqueos (ahora reposa en el museo del saqueo de Londres) y que además cuenta con miles de interpretaciones sobre su simbología, por lo que la convierte en una de las piezas más enigmáticas de la historia del arte.

Su técnica perfecta, el detallismo escalofriante (amplíen ustedes la imagen y alucinen) y esa solemnidad de los personajes contribuyen todavía más a convertirlo en un icono.

Según Panofsky (investigador, trilero y gurú de muchos historiadores), la obra es un acta que testifica un matrimonio celebrado casi en secreto (en una habitación en vez de una iglesia), pero otros historiadores teorizaron sobre todo tipo de interpretaciones, a cual más descabellada, como que es un autorretrato del propio artista, que el tío que parece Putin está leyendo la palma de la mano de la mujer, que es un ángel anunciando a la Virgen, o que en realidad lo que está confirmando que el hijo de la mujer encinta es suyo, e incluso del propio Van Eyck (la firma dice: «Van Eyck estuvo aquí»). Y hay quien dice que ni siquiera está embarazada, que la tipa era virgen y que en realidad los vestidos de esa época eran así.

Según teorías más recientes y «científicas», los retratados son Giovanni di Arrigo Arnolfini y Giovanna Cenami, aunque sabemos que ésta jamás tuvo hijos, y que su marido fue acusado públicamente de adulterio. Y además, se descubrió recientemente un documento oficial del matrimonio de Giovanni Arnolfini datado en 1447: trece años después de que fuese pintado el cuadro y seis años después de que muriese Jan van Eyck.

Lo que está claro es que hay muchísimas referencias al matrimonio y a la maternidad:

La imagen de Santa Margarita de Antioquia con su dragón (patrona de embarazadas), el perro (fidelidad), la cama, los protagonistas descalzos insinuando suelo sagrado (y confirmando que ya entonces los holandeses calzaban sandalias con calcetines), la lámpara con sólo una vela, que simboliza la llama del amor (era costumbre flamenca encender una vela el primer día de la boda), naranjas por ahí tiradas (fertilidad), el espejo con testigos de la unión…

El cuadro viajó muchísimo a lo largo de los siglos: de Brujas a la España de Carlos V, tras lo cual es ubicado en el Alcazar de Madrid, saqueado siglos después por las tropas de José Bonaparte y reaparecido como por arte de magia en Londres tras las guerras con Inglaterra, donde hoy se puede ver.