domingo, 30 de abril de 2023

Carteles Finalistas Concurso San Fermin 2007-2024

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sábado, 29 de abril de 2023

Arlequín con espejo

 

#LoscuadrosdePablo

Capítulo 1: Arlequín con espejo

https://www.rtve.es/play/audios/los-cuadros-de-pablo/capitulo-1-arlequin-espejo/6848010/

En este capítulo retrocedemos a 1923, el año en el que Pablo Picasso pintó "Arlequín con espejo". El artista malagueño parece retormar un estilo clasicista, pero no todo es lo que parece, este lienzo está lleno de enigmas visuales. Según algunos autores, podría ser un autoretrato encubierto. Con la ayuda de Paloma Alarcó, jefa de conservación de pintura moderna del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, tratamos de desenmascarar a este arlequín, saber qué oculta tras su melancólico rostro y descubrir por qué Picasso recurre una vez más a esta simbólica y estética figura, tan presente en su obra.


INFORMACIÓN DE LA IMAGEN

Arlequín con espejo

1923

Óleo sobre lienzo. 100 x 81 cm

Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid

Nº INV. 709 (1979.87)

Sala 45

Concebido inicialmente como un autorretrato, Arlequín con espejo combina varios personajes del mundo circense y de la Commedia dell´arte por los que Picasso se sentía fascinado e identificado a la vez: Arlequín, con su sombrero de dos picos, un acróbata por su vestimenta y Pierrot por su rostro que, convertido en una máscara, camufla la identidad del artista.

En la monumental figura de Arlequín, que con su cuerpo cubre la mayor parte del lienzo, reconocemos el nuevo lenguaje artístico inspirado en las obras de los grandes maestros clásicos que Picasso había comenzado a utilizar tras su viaje a Italia en 1917. Aunque su experiencia italiana supuso una vuelta a los planteamientos clásicos, su interpretación no fue literal, sino que partió de la libertad que le otorgaba su anterior experiencia cubista.

La Europa de entreguerras protagonizó un momento artístico en el que dominaba una vuelta a planteamientos clásicos. De la desconfianza en los valores que habían regido hasta entonces el arte occidental emergió una nueva mirada realista del mundo que suscitaría una reacción antirromántica y una combativa animadversión hacia el formalismo de las vanguardias. El generalizado «retorno al orden» despertó un exacerbado espíritu crítico y una imperiosa necesidad de volver al objeto real, de recuperar las pautas miméticas y la durabilidad de la pintura clásica sin renunciar, eso sí, a los temas artísticos modernos. Esta recuperación surgiría de la misma vanguardia con el firme propósito de reinstaurar valores duraderos tras el caos y la aniquilación que había supuesto la guerra.

Para Picasso, el viaje a Italia con Cocteau en 1917 supuso el inicio de un nuevo lenguaje artístico inspirado en la tradición clásica tanto de las pinturas pompeyanas como de Rafael, Miguel Ángel o Ingres. Ahora bien, el clasicismo de Picasso es engañoso, se sirve de la Antigüedad (como años antes se había valido de las máscaras negras) para reinterpretar los modelos tradicionales sin olvidar la experiencia cubista. El cubismo le había dado la clave para tratar de forma diferente los distintos elementos de un cuadro y le permitía trastocar las leyes de la perspectiva y compaginar en una misma obra varios puntos de vista.

Arlequín con espejo es una pintura representativa de este periodo, a la que Douglas Cooper definía como una imagen sacada de Pompeya. Generalmente se relacionaba con un conjunto de arlequines sentados que el artista pintó durante los primeros meses de 1923, para los que posó el pintor español Jacinto Salvadó vestido con un traje que Cocteau había regalado a Picasso. Ahora bien, un estudio atento de este conjunto evidencia que el Arlequín del Museo Thyssen-Bornemisza se distancia bastante de los demás, ni siquiera es un verdadero arlequín, sino que conjuga la presencia de tres de los personajes del mundo del circo y de la commedia dell’arte, por los que Picasso se sentía tan atraído: el atuendo de acróbata nos traslada al mundo de los saltimbanquis y volatineros; el sombrero de dos picos es una clara referencia a Arlequín; y, finalmente, la máscara en la que Picasso convierte su rostro es Pierrot, el desairado galán de Colombina, que recrea su melancolía en la contemplación de su imagen en el espejo, atributo del desengaño y de la vanitas.

Como desvelaba recientemente Tomàs Llorens, Picasso abordó inicialmente esta pintura como un autorretrato, ya que, como se ha comprobado en el estudio radiográfico, «el rostro que era inicialmente un autorretrato del pintor asume en la apariencia final de la obra, la impersonalidad de la máscara».No hay que olvidar que Picasso consideraba el temperamento de Arlequín en muchos aspectos coincidente con el suyo, y a lo largo de su vida se autorretrató en múltiples ocasiones bajo su máscara, generalmente a causa de algún motivo sentimental. Precisamente, algunos autores, como William Rubin y Pierre Daix, han vinculado Arlequín con espejo con la ambiciosa obra del periodo clásico La flauta de Pan y con el amor frustrado que vivió Picasso durante el verano de 1923 en Cap d’Antibes con la americana Sara Murphy. En los numerosos dibujos preparatorios de esta ambiciosa obra suelen aparecer cuatro figuras: una pareja formada por un hombre y una mujer jóvenes, Cupido, o Amor, colocándole la corona de flores a la joven —representada como Venus— y, por último, Pan tocando con su flauta la música del amor. Según los mencionados autores el joven Cupido (Picasso) que le tiende un espejo a Venus (Sara), y que en algunas de las versiones viste el disfraz de saltimbanqui, se queda solo y se convierte en el Arlequín del Museo Thyssen-Bornemisza.

Arlequín con espejo y La flauta de Pan fueron la culminación de la etapa clasicista de Picasso, pero también su finalización. En el otoño de 1923, el artista se concentró en una serie de naturalezas muertas dentro de un estilo que se ha calificado como cubismo curvilíneo, que poco a poco desembocaría en su etapa surrealista

martes, 18 de abril de 2023

martes, 11 de abril de 2023

La ventana abierta 1905

 

La ventana abierta

Artista: Henri Matisse

Francia, 1905

Título original: La fenêtre ouverte

Museo: National Gallery, Washington D.C. (Estados Unidos)

Técnica: Óleo (55,3 x 46 cm.)


¡Suelten a las fieras...!


La formación pictórica de Matisse es completísima. Aprende bajo el Academicismo de Bouguereau y el Simbolismo temprano de Moureau, y estudia el Realismo de Chardin y el Romanticismo de Turner. Posteriormente se deja llevar por las corrientes impresionistas y puntillistas, con Pissarro, Signac y otros genios como referentes. En el interior del artista, tal mezcla de influencias empieza a hervir con su deseo de experimentación; una imminente implosión de originalidad resulta inevitable.


¿No se dice por ahí que unas vacaciones pueden cambiarte? En verano de 1905 y acompañado de su nuevo amigo André Derain, Matisse se escapa hacia el sur de Francia para evadirse durante unas semanas en Colliure. El colorido pesquero y la luz mediterránea de la pequeña localidad inspirarían al pintor lo suficiente como para desatarse de las tendencias a las que se había adscrito hasta el momento, y dirigirse por fin hacia su propio camino. De este modo, La ventana abierta es una primerísima manifestación de su verdadera singularidad.


La composición impulsiva y la pincelada frenética demuestran una ingenuidad refrescante —aunque totalmente deliberada— en el proceso de percepción y plasmación de la escena. Tan sólo hay que ver, sentir y pintar, sin atender a normas aburridas ni directrices académicas. A Matisse ya no le importa el naturalismo a favor de la prioridad emocional; aún así no lo abandona completamente, sino que lo emplea exclusivamente en aquellos aspectos necesarios para que el cuadro se mantenga coherente. Hablando de perspectiva, por ejemplo, vemos la falta de ella en la planitud sin horizonte de los barcos del paisaje; sin embargo, no la ignora por completo en las inclinaciones de las puertas, que sirven para crear una profundidad que invita al espectador a adentrarse en las vistas. Lo mismo sucede con los colores. La pared interior, así como el mar, toman tonalidades simbólicas y libres; no obstante, las plantas conservan su verde para mantener la abundancia vegetal bucólica.


Por fin, las intenciones del artista se han revelado. Ha aprendido de los clásicos, y los sigue apreciando, pero sabe que la pintura debe exigir una nueva dirección hacia la libertad creativa del artista. El renovador discurso se hace público con la exposición de La ventana abierta y otras piezas similares en el Salón de Otoño de ese mismo año. Matisse y sus amigos, además de despertar una ferviente polémica, son bautizados como fauves («fieras») por la estridencia de sus obras. La primera vanguardia artística ha nacido para empezar una revolución estallada con batallas cromáticas y gritos de expresión.

sábado, 8 de abril de 2023

El mundo de Christina

 

El mundo de Christina de Andrew Wyeth

En algún momento entre 1948 y hoy, Christina's World evolucionó de una pintura a un ícono. Solo hay un puñado de pinturas estadounidenses que han hecho esa transición: obras como American Gothic, Nighthawks y Whaam! se han convertido en piedras de toque culturales igualmente ubicuas. A pesar de su popularidad, la pintura de Andrew Wyeth de Anna Christina Olson es la única de estas pinturas que no se encuentra actualmente en exhibición pública.

Profundidad de cosecha propia

Nacido en Chadd's Ford, Pensilvania, Andrew Wyeth (1917-2009) fue el hijo menor del famoso ilustrador de Treasure Island, NC Wyeth. Considerado demasiado frágil para asistir a la escuela con sus hermanos, Andrew estudió pintura y dibujo en el estudio de su padre. El énfasis de NC en la atención exhaustiva y empática al tema sin duda sembró las semillas para el eventual estilo forense de Andrew.

Wyeth también heredó la afinidad de su padre por los filósofos trascendentales Thoreau y Emerson, compartiendo su creencia de que lo universal podía descubrirse en lo minucioso y mundano.

Casi toda la carrera artística de Wyeth la pasó observando de cerca dos lugares: el área dentro y alrededor de Chadd's Ford y Cushing, Maine. La gente, la naturaleza, los edificios y los interiores del noreste rural atrajeron la atención de Wyeth durante setenta años.

En sus propias palabras : 

Siento mucho el elemento personal de lo que pinto. Creo que esa es realmente toda la calidad de mi trabajo. Profundizar en algo que conozco, íntimamente, a lo largo de toda mi vida, y tratar de sacarlo.

Fue esta dedicación al lugar y al realismo lo que provocaría tanta admiración y una medida igual de negligencia crítica.   

Dos granjas sencillas se asientan en la cima de una colina de color pardo en la zona rural de Maine. En primer plano, una mujer yace en el suelo, apoyándose en sus brazos y de espaldas al espectador, cuesta arriba hacia los edificios de la granja. Su vestido es “rosado, como caparazones de langosta desteñidos que encuentras aquí en la orilla”. 

El tema es lo suficientemente modesto. La composición, aunque bien equilibrada y lo suficientemente activa como para mantener la vista en movimiento de Christina a la granja, el granero y de regreso, no es innovadora. 

Para el espectador antipático, Christina's World no podría representar nada más que un anhelo kitsch de postal por la felicidad pastoral, una crítica dirigida regularmente a Wyeth a lo largo de su carrera. 

Como ocurre con muchas de las obras de Wyeth, se requiere una inspección más detallada. 

Revelando los detalles de Wyeth

Cada brizna de hierba se selecciona con meticuloso detalle. Wyeth prefería la pintura al temple al huevo, un medio de secado rápido que cayó en desgracia con la llegada de la pintura al óleo en los siglos XV y XVI. Comparó la técnica de capas delgadas asociada con el temple a " la forma en que se construyó la tierra misma ". Al pintar el paisaje con detalles forenses para El mundo de Christina , se vio a sí mismo “ construyendo todo el planeta en el que ella finalmente iba a existir ”.

Otra mirada a la figura de Christina revela que no se ha librado del efecto seco y pálido que tiene la témpera en sus sujetos. El rosa apagado de su vestido se repite en tonos similares alrededor de su frágil codo y muñeca, mientras que los mechones de cabello alrededor de su coronilla la vinculan con los colores pajizos de su paisaje. 

Sus manos, parcialmente ocultas por velos de hierba, están secas, nudosas y aferradas al suelo. Es en estos detalles que Christina's World , y Christina misma, se revelan.

¿Quién fue Cristina?

La epónima Christina en realidad se llamaba Anna Christina Olson. Presentado a Wyeth por su esposa, Betsy, Olson vivía en una granja cerca de la casa de Wyeth en Maine. Ella, su hermano Álvaro e incluso su hogar se convertirían en pilares de la obra de Wyeth, que aparecen regularmente en retratos y paisajes. El artista se acercó tanto a la familia que instaló un estudio en el segundo piso de la casa de campo Olson. 

Anna Christina tenía la enfermedad de Charcot-Marie-Tooth , una afección neurológica que causa pérdida de masa muscular. Cuando Wyeth conoció a los Olson, había perdido el uso de sus piernas. Al negarse a usar una silla de ruedas, se impulsó por la granja y la casa. 

Al verla en un campo desde su estudio en la casa Olson, Wyeth se inspiró para componer Christina's World . Para él, la pintura representaba “su extraordinaria conquista de una vida que la mayoría de la gente consideraría desesperada”.

Dos Cristinas: controversia y representaciones de la discapacidad

Algunos críticos han calificado a Christina's World como controvertido por la decisión de Wyeth de modelar el cuerpo de la figura en su esposa Betsy, en lugar de la propia Anna Christina. Ha sido acusado de “ embellecer ” la escena y enmascarar la discapacidad para servir a un ideal rural. 

Por su parte, Wyeth afirmó que “ Christina's World es más que su retrato. Realmente era toda su vida, y eso es lo que le gustaba de ella”. Además, a Anna Christina le gustó la pintura y dijo que “Andy me puso donde sabía que quería estar. Ahora que ya no puedo estar allí, todo lo que hago es pensar en esa foto y estoy allí”.

Esto no absuelve a la obra de las acusaciones de “enmascaramiento” de la discapacidad. Wyeth expresó puntos de vista contradictorios sobre ese mismo tema. Al hablar sobre sus primeros estudios de la vida de Anna Christina, afirmó que :

… mi ojo frío captó la deformidad y me sacudió. No había pensado en la deformidad. Ella era mucho más grande que todas las pequeñas idiosincrasias... Si realmente eres profundo acerca de algo y realmente ves su esencia, no tienes que tener un accesorio como una deformidad.

¿Por qué, entonces, no modeló toda la figura de su esposa? La Christina de la pintura es, como dice Randall C. Griffin en su ensayo sobre Christina's World , "una figura híbrida", describiendo sus delgados brazos como si "surgieran de una pintura diferente, una que despega la ilusión soleada de la escena". 

Christina's Word continúa dividiendo opiniones sobre su tratamiento de la discapacidad. Para los observadores simpatizantes, el efecto de la "figura híbrida" es una mayor conciencia de la condición de Anna Christina y un intento de superar las reacciones que inicialmente podrían no ver más allá de su CMT a su personalidad. Mientras tanto, para los críticos es un intento de encubrir su condición al servicio de la estética.

¿Idealismo o realismo?

Más allá del mundo de Christina , Wyeth pintó retratos implacables de Anna Christina, su hermano y muchas otras figuras al margen de la sociedad rural. Retratos como Anna Christina , Oil Lamp , Grape Wine y Anna Kuerner son representaciones francas de sujetos introspectivos, como se observa forensemente en los paisajes al temple de Wyeth. 

Sus figuras son descarnadas y totémicas, pero no son glorificadas por ser bellos ideales pastoriles. En cambio, son glorificados por ser reflejos profundamente arraigados de su paisaje natal. Sucedió que compartían ese paisaje con Wyeth, quien los canoniza (y los tocones de los árboles, los establos y los campos insípidos) prestándoles una atención cercana y trascendental. 

Wyeth reconoció las formas en que se interpretó su obra:  

La gente me convierte en el pintor estadounidense de la escena estadounidense.

Independientemente de lo que el hombre mismo creyera, su pintura no es más un anuncio de un estilo de vida rural pasado que el fuerte énfasis de Edward Hopper en el aislamiento es una recomendación para la vida urbana. 

Un sentimiento sorprendente de soledad y melancolía es una marca registrada de sus pinturas.

La sensación es diferente pero se pueden ver algunas similitudes.

De hecho, Hopper, un artista ampliamente aceptado en la historia del arte modernista estadounidense y admirador del trabajo de Wyeth, comparte más con el pintor rural de lo que a muchos les gustaría admitir. Mark Rothko lo identificó por sí mismo, escribiendo que tanto el trabajo de Hopper como el de Wyeth trataban sobre "la búsqueda de la extrañeza". 

Múltiples "Américas"

A pesar del reconocimiento de otros artistas, Wyeth se enfrentó a expresionistas abstractos como el propio Rothko. Críticos de época como Clement Greenberg presentaron a Wyeth como un artista deliberadamente poco moderno , dedicado de manera equivocada al realismo rural en un momento en que la abstracción urbana (principalmente basada en Nueva York) estaba construyendo la credibilidad del arte estadounidense en el escenario mundial. 

Sin embargo, cualquier nostalgia que haya en el trabajo de Wyeth no exige un regreso a los campos. Su pintura está más preocupada por el crepúsculo de esa tierra y estilo de vida que formó parte muy real de su experiencia cotidiana. Como dijo Thomas Hoving, ex director del Museo Metropolitano de Arte : 

Wyeth no pintó un solo cuadro sentimental en su vida... [él] pintó como los cortes de un cirujano. Crujiente, de mirada pétrea y completamente carente de sentimentalismo... lo que realmente hay es lo que ves.

Recordando a Andy Wyeth

Wyeth estaba más preocupado por el presente de lo que los críticos preocupados por promover Nueva York, el nexo del empuje de Estados Unidos en el mundo del arte moderno internacional (y por lo tanto validado), le han dado crédito. 

En lugar de dejar de lado los temas de pinturas como Christina's World , esas figuras rurales que aún constituían cerca del 40% de la población estadounidense en 1950, Wyeth se centró en ellas. Es parte de lo que hizo su arte, en palabras de Andrew Brighton , "populista, en lugar de simplemente popular". 

La pintura continúa informando e inspirando íconos estadounidenses recién acuñados. Recientemente, la serie de videojuegos The Last of Us presentó una versión de la granja Olson y la temporada final de Atlanta de Donald Glover incluyó un episodio titulado Andrew Wyeth. El mundo de Alfredo . 

A pesar del rechazo de la crítica, Wyeth sigue siendo un pilar de la historia del arte estadounidense. 




miércoles, 5 de abril de 2023

Logotipos Baja Aragon 1984-2023

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