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domingo, 17 de mayo de 2020

El pueblo íbero que desapareció bajo las llamas

El pueblo íbero que desapareció bajo las llamas

Los expertos reconstruyen los últimos días de una ciudad arrasada por Roma en Córdoba y analiza los cadáveres y las viviendas desenterrados

Vivienda íbera excavada con una pasarela que cruza una calle de la población. En primer plano, dos molinos rotatorios de piedra.
Vivienda íbera excavada con una pasarela que cruza una calle de la población. En primer plano, dos molinos rotatorios de piedra.

“Una matanza tan brutal, una destrucción tan completa seguida de abandono son marcas de la casa, de la acción de Roma cuando sus enemigos no se sometían sin condiciones”. “La costumbre de encerrar víctimas civiles o prisioneros de guerra en un granero, casa o capilla y prender fuego al edificio no es solo atribuible a los nazis en la Guerra Mundial, ni mucho menos. Los romanos eran capaces de todo tipo de brutalidades”. Estas son algunas de las conclusiones que se leen en los informes y artículos que los expertos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) han redactado para retomar este año las antiguas excavaciones del poblado ibero del Cerro de la Cruz (Almedinilla, Córdoba). En ellos se determina quién mató a esas personas, por qué y cómo era su vida cotidiana.
Porque allí, entre los escombros, aguardan los restos de personas que perecieron atrapadas en sus viviendas mientras el poblado ardía a una altísima temperatura, entre 900 y 1200 grados, según los análisis químicos. Los arqueólogos no dudan que encontrarán los restos de más pobladores -ya han hallado seis- con una valiosa información científica. Roma abrasó en vida a estos íberos, que dejaron todos sus enseres en el interior de las viviendas y que ahora los expertos reconstruyen y analizan al haberlos hallado congelados en el tiempo.


El Cerro de la Cruz es un farallón rocoso triangular junto al río Almedinilla. En sus laderas se levantaba un poblado íbero (siglo II a.C.) de unas 4,7 hectáreas como máximo, de las que apenas se han excavado un 2,5%. Pero a pesar de lo exiguo del área estudiada, los resultados son espectaculares, tanto a pie de yacimiento como en laboratorio. Y eso que los expoliadores y la roturación de las tierras han producido daños irreparables en un poblado con murallas de piedra, adobe y tapial, al menos en las partes sur y este del otero.
Las últimas investigaciones han puesto de manifiesto, explica Fernando Quesada, catedrático de Arqueología de la UAM, que “la población era una trama urbana con red de calles definida, plazas y manzanas de casas planificadas y articuladas”. El estudio Vida y muerte en el Cerro de la Cruz. Matanza en poblado ibérico hace más de dos mil años, firmado por Quesada, Ignacio Muñiz Jaén, director del Museo de Almedinilla, y un equipo arqueológico resalta que los restos desenterrados incluyen “bien conservadas estructuras arquitectónicas con zócalos de piedra irregular bien colocada y alzados potentes de adobes o tapial, y entre ellas una enorme cantidad de vasos de almacenamiento, ánforas y tinajas, así como molinos rotatorios de piedra, en una acumulación que todavía hoy asombra”.

Una arqueóloga prepara el proceso de consolidación de los restos de uno de los fallecidos antes de enviarlos al laboratorio.
Una arqueóloga prepara el proceso de consolidación de los restos de uno de los fallecidos antes de enviarlos al laboratorio.UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID

Desde que en 1985 se iniciaron las primeras investigaciones modernas del Cerro de la Cruz –hubo algunas anteriores en el siglo XIX y principios del XX con resultados imprecisos o se han perdido-, los expertos han conseguido reconstruir la vida en el poblado. El estudio El asentamiento de época ibérica en el Cerro de la Cruz (Fernando Quesada Sanz, Eduardo Kavanagh de Prado y Javier Moralejo Ordax) rememora su fisonomía urbana acorde con el principio básico del mínimo esfuerzo. “Si en un cerro las crestas o salientes rocosos incomodan la construcción, resulta mucho más eficiente adaptar la arquitectura abrazando e incorporando el relieve rocoso natural antes que tratar de tallar o cortar bloques de muchas toneladas”. A pesar ello, los especialistas hablan de una ciudad perfectamente planificada, con viviendas con semisótano –o planta baja- piso, azotea y divididas en manzanas.
¿Y qué comían? Las recientes pruebas de laboratorio han determinado que su dieta incluía fundamentalmente ovicápridos (ovejas y cabras), cerdos, vacas, además ciervo, liebre y nutrias. Al analizar el contenido de diez de las ánforas encontradas (22.165 semillas) se ha concluido que se alimentaban también de cebada vestidaalgo de trigo común y escanda menor. Entre las leguminosas, la más consumida eran el haba, pero también guisantes, lentejas y yero.
Los arqueólogos no solo han encontrado objetos, sino restos óseos correspondientes a seis individuos, algo extraordinario dado que los iberos cremaban a sus difuntos, por lo que es muy raro poder estudiar sus cuerpos. El primero de ellos (denominado 1401) es un esqueleto completo que yacía boca arriba, con las piernas abiertas de forma poco natural. A su izquierda, otro hombre (1402). Ambos habían muerto a la vez, parcialmente entrelazados y retorcidos. El 1401 era un varón de unos 20 a 25 años y de unos 1,68 metros de estatura. El 1402 corresponde a un adulto de unos 30 a 35 años. Compartían una enfermedad endogámica y genética (huesos sesamoideos), lo que puede indicar que fueran familia.
“Pero sin duda lo más llamativo del análisis, lo que hizo que la antropóloga, Inmaculada López, casi enmudeciera”, dice el estudio al que ha accedido EL PAÍS, “fue la evidencia indudable, en ambos esqueletos, de traumas causados por golpes feroces de arma blanca, casi con seguridad espadas, lo que apunta a un intento de amputación sistemática de extremidades”. El 1401 “recibió al menos un golpe dirigido al cuello que seccionó limpiamente parte del omóplato derecho, y otro que cortó la cadera y rebanó parte del coxal derecho; el golpe, tajante, vino en oblicuo y desde arriba”. Al 1402 casi le amputaron la pierna izquierda a la altura del tobillo y también en el muslo a la altura de la rodilla, y, casi con seguridad, también le cortaron el antebrazo derecho por el codo”.
Ambos murieron poco antes de que se desatase un gran incendio, que duró posiblemente varios días. La destrucción fue “imprevista e intencionada”. De hecho, los almacenes de los pisos inferiores de las casas se han encontrado repletos de ánforas colmatadas de grano; en otras habitaciones, algún molino conservaba harina calcinada en su plataforma. El poblado nunca fue reconstruido. Alguien lo impidió.

Un arqueólogo humedece por aspersión el yacimiento de Cerro de la Cruz para distinguir mejor los estratos.
Un arqueólogo humedece por aspersión el yacimiento de Cerro de la Cruz para distinguir mejor los estratos.UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID

Los datos arqueológicos y el contexto histórico conocido “hacen improbable que semejante nivel de violencia y destrucción pueda ser el resultado de un conflicto entre oppida [ciudades fortificadas] ibéricas vecinas”. El poder romano ya era sólido en la Bética en esas fechas y las tensiones entre íberos habían disminuido bajo la bota de la Pax romana. Sin embargo, el lusitano Viriato pudo controlar la zona brevemente entre los años 144 y 141 a.C. Por ello, el general romano Serviliano hizo en 141 a.C. un escarmiento salvaje sobre algunas ciudades ibéricas –aliadas del rebelde Viriato- “y pensamos que es en este contexto en el que probablemente debamos situar la destrucción del Cerro de la Cruz y la matanza de, al menos, parte de sus habitantes”, indica Quesada.
“La destrucción de este poblado nos informa de que la romanización no fue un proceso que se produjera sin resistencias y sin traumas para unas personas que, sin haber vivido en las generaciones anteriores una vida idílica ni mucho menos, quizá tampoco veían tan evidentes las ventajas de la presencia romana, con sus exigencias de impuestos, sus magistrados, sus leyes ajenas”, termina el catedrático de la UAM.
Los restos hallados en todas estas excavaciones se exhiben tanto en el Centro de Interpretación de la Villa del Ruedo como en el Museo Histórico y Etnológico. Además se pueden ver las novedosas imágenes en 3D de los archivos de la UAM e imaginar cómo eran las viviendas del poblado arrasado, justo unos segundos antes de iniciarse el fuego.

miércoles, 8 de abril de 2020

Focas (emperador romano)


Focas (emperador romano)

Focas
Emperador bizantino
Phocas cons.jpg
Focas vistiendo la toga consular
Información personal
Nombre secular Flavius Phocas Augustus
Reinado 602610
Fallecimiento 5 de octubre de 610
Constantinopla
Predecesor Mauricio
Sucesor Heraclio
Familia
Consorte Leontia

Flavio Nicéforo Focas Augusto, Emperador del Imperio romano de Oriente entre 602 y 610, arrebató el trono al emperador Mauricio y fue a su vez destronado por Heraclio después de ser derrotado en una guerra civil.

Militar

No se sabe casi nada de su vida anterior a su subida al poder, aunque era posiblemente nativo de Tracia. El nombre de su padre es desconocido. Su madre se llamaba Domentia o Domentzia. Tuvo al menos dos hermanos, Comentiolo, y Domenciolo.1​ Hacia el año 600 era oficial subalterno en el ejército romano que servía durante las campañas de Mauricio en los Balcanes y aparentemente era considerado un líder por sus compañeros de armas. Fue elegido miembro de una delegación enviada por el ejército a Constantinopla en ese mismo año para exponer sus quejas al gobierno acerca del comandante Comenciolo. Los ávaros habían derrotado a los bizantinos en 598 y tomado un gran número de prisioneros, y exigieron un rescate. Mauricio se negó a pagar y todos los prisioneros fueron asesinados, causando consternación entre el ejército. Las quejas de la delegación fueron rechazadas, y, según varias fuentes, el propio Focas fue insultado y humillado por destacados oficiales de la corte de ese momento.
Focas en una moneda acuñada en una provincia.
Retrato de Focas en una moneda contemporánea.
En 602, habiéndose creado malestar en las legiones por las reformas tendentes a reducir los gastos de su mantenimiento, Mauricio ordenó al ejército de los Balcanes, por entonces en campaña contra los ávaros, que pasara el invierno al norte del Danubio, el desprotegido y lejano lado de la frontera protectora del río, y por esto el ejército casi inmediatamente se rebeló y marchó hacia la capital, con Focas a la cabeza. En el plazo de un mes el poder de Mauricio se desvaneció, el emperador abdicó y huyó de la ciudad, y la facción "verde" en Constantinopla aclamó a Focas como emperador.

Emperador

Fue coronado en la Iglesia de San Juan el Bautista y a su esposa Leontia le fue conferida la dignidad de Augusta. Mauricio, quien representaba una amenaza genuina, fue llevado fuera de su santuario monástico en Calcedonia y asesinado junto con sus cinco hijos. Se dice que tuvo que ver como sus hijos fueron ejecutados delante de sus ojos. Los cuerpos fueron arrojados al mar y las cabezas de todos fueron exhibidas en Constantinopla antes de que Focas hiciera arreglos para dar una cristiana sepultura a los restos mortales de su profundamente piadoso predecesor.
El reinado de Focas fue al principio bien recibido por la mayoría, porque bajó los impuestos, que habían subido durante el mandato de Mauricio. Obsequiosas cartas de elogios corteses del papa Gregorio I lo atestiguan. El papa Gregorio agradeció su aceptación a las reformas que él inició. Las reformas agrarias de la Iglesia en Italia y particularmente en Sicilia fueron seguidas en Egipto por los patriarcas ortodoxos. Las reformas consistieron en nombrar "rectores" como administradores de los latifundios y eliminar toda clase de contratistas y parásitos que explotaban a los granjeros arrendatarios, reduciéndolos a la miseria, mientras minaban los ingresos de los propietarios.
La Iglesia necesitaba dinero para pagar hospitales, maternidades, orfanatos, todas las infraestructuras sociales que el Estado había dejado al clero. Focas tuvo que hacer frente a una gran oposición y fue considerado por muchos como un "populista". Su golpe de estado fue el primer cambio violento de régimen en Constantinopla desde su fundación por Constantino; debido a esto era visto como un usurpador. Según las fuentes reaccionó ante esta oposición con crueldad, supuestamente asesinando a miles de personas en un esfuerzo por mantener el control del gobierno. Esto es probablemente una exageración. En realidad ninguna de las historias fueron escritas mientras Focas estaba vivo, y por eso se depende de información de historiadores escrita bajo sus sucesores, quienes estaban interesados en ennegrecer la reputación de Focas.
Columna de Focas, el último monumento erigido en el Foro de Roma (1 de agosto de 608).
La Columna de Focas fue el último monumento imperial erigido en el Foro Romano. En el reinado de Focas, los bizantinos dominaban la ciudad de Roma, aunque el Papa era la figura más poderosa residente en la ciudad. Focas apoyó a los papas en muchas de las controversias teológicas de la época, y por eso tuvo buenas relaciones con el papado. Focas cedió el Panteón de Agripa al papa Bonifacio IV para su uso como iglesia e intervino para restaurar a Esmaragdo en el Exarcado de Rávena. En agradecimiento, Esmaragdo erigió en el Foro Romano una estatua dorada encima de la rededicada "Columna de Focas" (ilustración, derecha), que presentaba una nueva inscripción en su base en honor del emperador. La estriada columna corintia y el plinto de mármol en el que estaba se encontraban ya en pie in situ, recogida previamente para otros monumentos.
Durante el reinado de Focas comenzaron a derrumbarse las fronteras tradicionales del Imperio. Los Balcanes habían sido pacificados bajo Mauricio, los ávaros y los eslavos estaban siendo mantenidos a raya, después de años de incursiones bárbaras en territorio bizantino. Con el traslado del ejército del Danubio después de 605, en el levantamiento de Focas contra Mauricio, el camino quedó preparado para nuevos ataques que fueron a poner fin a los Balcanes romanos, llegando los bárbaros hasta Atenas. En el este, la situación era grave. El rey persa Cosroes II había sido ayudado a llegar al trono años atrás por Mauricio durante una guerra civil en Persia. Ahora, él usó la muerte de su antiguo protector como un pretexto para romper su tratado de paz con el Imperio Bizantino. Recibió en su corte a un individuo que pretendía falsamente ser el hijo de Mauricio, llamado Teodosio. Cosroes acordó la coronación de este pretendiente y exigió que los bizantinos lo aceptaran como emperador. Él también sacó provecho de las dificultades de los militares bizantinos, yendo en auxilio de Narsés, un general bizantino que se negaba a reconocer la autoridad del nuevo emperador y que estaba siendo asediado por tropas leales a Focas en Edesa. Esta expedición fue parte de una guerra de desgaste, Cosroes emprendió una campaña contra los fuertes bizantinos en el norte de la Mesopotamia, y por 607 o poco más o menos hizo avanzar el dominio persa hasta el Éufrates. Narsés sería más tarde atraído con engaños a Constantinopla y ejecutado por orden del emperador. Privado de su mejor general, el ejército bizantino fue derrotado repetidas veces en los años siguientes.

Derrocamiento y muerte

En 608, el exarca de Cartago y su hijo, ambos llamados Heraclio, comenzaron en el norte de África una revuelta contra Focas, acuñando moneda en la que aparecían los dos con los atributos consulares (aunque no imperiales).2​ Focas respondió con ejecuciones, entre las víctimas estaban la ex-emperatriz Constantina y sus tres hijas. Nicetas, un sobrino de Heraclio el Viejo, dirigió una invasión de Egipto por tierra, al tiempo que el joven Heraclio comenzaba a navegar hacia el oeste con otras fuerzas por Sicilia y Chipre. La inoportuna campaña lanzada por Focas para convertir por la fuerza a los judíos y el comienzo de la guerra civil causó serios disturbios urbanos en Siria y Palestina. En Antioquía, los judíos se rebelaron y asesinaron a numerosos cristianos, incluido el patriarca de Antioquía, Anastasio. Focas envió al general Bonosus a reprimir los disturbios y a reconquistar Egipto. La represión de Bonosus en las ciudades del este fue tan dura que su severidad fue recordada siglos después. Él entonces llevó consigo a casi todo el ejército del este a Egipto, donde fue derrotado por Nicetas tras algunos duros combates. Los persas se aprovecharon de este conflicto para ocupar una gran parte de las provincias orientales y comenzar la penetración en Anatolia.
En 610, el joven Heraclio llegó a las vecindades de Constantinopla, y la mayor parte del ejército leal a Focas huyó o desertó. Algunos destacados aristócratas bizantinos ofrecieron su colaboración a Heraclio, y él arregló ser coronado y aclamado como emperador. Cuando llegó a la capital, los Excubitores, una unidad de élite de la guardia imperial dirigida por Prisco, el propio hijo político de Focas, desertó para servir a Heraclio, y éste entró a la ciudad sin resistencia seria. Focas fue capturado y llevado ante Heraclio, que le preguntó: ¿Es así como has gobernado el Imperio, miserable?, a lo que Focas replicó: ¿Lo gobernarás tú mejor? Enfurecido, Heraclio mató y decapitó personalmente a Focas en el acto.3​ El cuerpo de Focas fue mutilado, sacado en desfile por las calles de la capital, y quemado.