1956 Continuidad... en más de un sentido
Al concurso de 1956 se presentaron dos bocetos conservados en el Archivo
Municipal de Zaragoza que hacían referencia directa a momentos o actos públicos
en los que participaba la corporación municipal. El primero de ellos vuelve a
reproducir el avance -esta vez lineal- del Farol de la Hispanidad sobre la
acostumbrada silueta del templo del Pilar. En el Archivo Municipal de Zaragoza,
al desembarcar el ejemplar, se encontró debajo otro boceto inacabado que
sustituía el manido perfil pilarista por el volteo de una campana esbozada en
tonos claros sobre un cielo nocturno. Aunque no concurrían aquel año
circunstancias concretas que alentaran la elección del Farol de la Hispanidad,
el desconocido autor de los bocetos pudo entender que jugaba sobre seguro al
escoger una de las imágenes más llamativas del repertorio de festejos. Al fin y
al cabo su aparición en el Rosario de Cristal
era un momento particularmente espectacular de la procesión, pues la colorida
nave salía escoltada por la Policía Municipal en uniforme de gala, lo que
confería un especial solemnidad al conjunto.
El boceto anónimo presentado al certamen de 1956, con el lema Continuidad es
mucho más interesante que el anterior. Como se adivina por el título escogido,
el autor pretendía subrayar el arraigo histórico de la fiesta más importante de
Zaragoza, ligado la imagen de los ministriles municipales a la Lonja, edificio
civil que representa la etapa más esplendorosa de la ciudad, aquella que le
valió el sobrenombre de La Harta. Por otra parte, el concursante demostraba un
conocimiento -que sabe si empírico o algo más- del protocolo municipal, pues en
las Política Ceremonias de la Imperial Ciudad de Zaragoza se señala este
edificio como el punto de partida de las salidas de la Corporación, arropada en
su marcha por los ministriles: “Sale de la Lonja formada la Ciudad, esperando
en la Longuilla de la puerta mayor los Clarines y Timbales, quienes luego que
reconocen sale la Ciudad con sus Maceros, usan de su oficio”.
La pieza anónima presentada al certamen de 1956 muestra una evidente cercanía
con una tarjeta postal de colección privada. La fototipia sobre cartulina
titulada Los timbaleros del Ayuntamiento
recoge una recreación tridimensional de los clarines, timbalero y portatimbales
de la ciudad. Al parecer, estos muñecos de aspecto enternecedoramente naif se
exhibieron en la Exposición Artística de Zaragoza de 1905. En la postal, el
cuerpo de ministriles municipales hace su salida del Antiguo Ayuntamiento -situado
junto a la Lonja hasta el año 1912- en la formación acostumbrada, la misma que
aparece reflejada en el óleo que Anselmo Gascón de Gotor pintó en 1891 a partir
de un boceto previo conservado por la familia del artista. Aunque contemplada
desde otra perspectiva, es la misma formación que reprodujo el anónimo autor
del concepto titulado Continuidad. Encabezan la comitiva los porteadores de los
timbales, dispuestos a uno y otro lado del frontal bordado en el escudo ciudadano.
Detrás del instrumento de percusión se sitúa el timbalero y, a ambos lados de
este (ligeramente retrasados) caminan los clarineros, con sus respectivos
instrumentos de viento, que no se pueden ver con nitidez ni en el lienzo ni en
la postal. En la pintura de Gascón de Gotor, el musicólogo Antonio González
Marín apunta al uso de cornetines o trompetas de pistón, mientras que en el
caso de la segunda imagen es prácticamente imposible hacer una conjetura
razonable. El diseño presentado al certamen de carteles del 56 facilita más las
cosas, pues se adivinan las trompetas de pistones, semejantes a las que tañen
los músicos de la corporación en el cartel de Guillermo de 1935.
En lo que respecta a la figuración, Continuidad se enmarca en una tendencia de Bueno Ibáñez y Clavería Julián identifican en la carcelería de los años cincuenta, caracterizada por dar a los personajes principales de la escena una apariencia de muñecos o monigotes. Para Pilar Bueno, está caracterización ingenua y en ocasiones sentimentaloide remite en algunos ejemplos al cómic, y en otros a los muñecos de tipo regionales -baturros y baturras- que ya se comercializaban por entonces como souvenirs. En opinión de Josefina Clavería, la concentración de esta fórmula en los carteles festivos zaragozanos y turolenses entre finales de los cincuenta y principios de los sesenta está relacionada con la exitosa difusión de los carteles comerciales de Raimond Sabignac y de la serie de muñecos en Europa, referentes desconocidos por los ilustradores españoles a través de las revistas especializadas.
Extracto catalogo exposición “Adorno y Honor. Maceros , Timbales y Clarines”
Centro de Historias Zaragoza Octubre 2023
No hay comentarios:
Publicar un comentario