martes, 27 de mayo de 2025

01 Arte prehistorico (c. 30000-2000 a. C.)

 

01 Arte prehistorico (c. 30000-2000 a. C.)

 

Muchas sociedades primigenias compartían la creencia en que el arte era mágico, tenía poderes ocultos o servía para invocar espíritus. Pese a ser escasos los ejemplos de arte prehistórico que han sobrevivido, los hallados revelan la existencia de sistemas sociales e ideas religiosas que seguramente tuvieron un significado hace miles de años y sobre los cuales ahora sólo es posible especular.

Los inicios del arte anteceden a los de los informes escritos. De ahí que se desconozca si la obra de arte más antigua descubierta es típica de su era o período, o si es arte siquiera. Las primeras obras que pueden clasificarse sin equívocos como arte proceden de finales de la Edad de Piedra, en especial del período comprendido entre 15000 a. C. y 10000 a. C., cuando los humanos pintaron, grabaron o tallaron imágenes de animales, caza, manos y dibujos geométricos en paredes de cuevas y refugios de roca.

La Edad de Piedra suele dividirse en cuatro grandes períodos: Paleolítico Inferior y Medio (c. 750000-40000 a. C.), Paleolítico Superior (c. 40000-10000 a. C.), Mesolítico (c. 10000-8000 a. C.) y Neolítico (c. 8000-2000 a. C.). Los pueblos paleolíticos eran cazadores-recolectores.

En el Mesolítico y el Neolítico surgieron la agricultura y la ganadería, cosa que confirió a los humanos un mayor control sobre sus destinos. Pese a que los estilos y las temáticas del arte cambiaron a lo largo de estos períodos, la idea nuclear era que la creación artística tenía la capacidad de hechizar o vaticinar el porvenir.

Las pinturas rupestres creadas entre hace 10.000 y 30.000 años en Francia, España, Portugal, Rusia y Mongolia figuran entre las obras de arte prehistóricas más conocidas. Las más asombrosas son las de

Lascaux, en el suroeste de Francia, donde unas 300 pinturas y 1.500 grabados decoran dos grandes cuevas. Pese a trabajar en las profundidades tenebrosas de estas grutas, todas las pinturas presentan unos colores asombrosamente vivos y un destacable dominio de la perspectiva, la forma y el movimiento. Se cree que gran parte de este arte prehistórico se produjo con fines rituales y tenía por objetivo invocar la buena fortuna, o bien influir en el futuro beneficio de la sociedad o de determinados individuos.

 Fertilidad y alimentos Se atribuían poderes sobrenaturales a la escultura. Las primeras tallas se realizaron en marfil, piedra y arcilla. En Austria se hallaron unas figurillas femeninas de contornos redondos, en piedra caliza, de unos 11 cm de altura y datadas hacia 25000 a. C., que hoy se conocen como estatuillas de Venus. Se cree que éstas y otras estatuillas similares descubiertas en otras regiones de Europa eran iconos de la fertilidad.

Poder, superstición y religión Las interpretaciones del arte prehistórico difieren. Consideradas casi con total certeza protecciones frente a las fuerzas de la naturaleza y los espíritus malignos, en la parte delantera de muchas pinturas rupestres se han hallado múltiples huellas que sugieren la celebración de congregaciones religiosas. El hecho de que las representaciones pictóricas de seres humanos en el Paleolítico sean escasas y carezcan de realismo permite inferir que probablemente los artistas creyeran poder apresar las almas a través de su arte. La necesidad de influir en la incierta provisión de alimentos de los cuales dependía su supervivencia los impulsó a intentar establecer buenas relaciones con supuestos poderes ocultos. Concebían sus imágenes como un medio de controlar su destino. No está claro si creían en dioses o en un ser supremo, pero la idea de evocar a poderes sobrenaturales a través del arte fue lo bastante sólida como para perpetuarse miles de años.

Hacia el Mesolítico, los artistas empezaron a pintar en superficies rocosas más expuestas, en lugar de en cuevas oscuras, y la pintura se volvió más estilizada e incluyó representaciones humanas con mayor frecuencia. Se trataba de ilustraciones abstractas en las que los hombres solían aparecer como guerreros. La idea del Mesolítico según la cual las personas controlaban su entorno, en lugar de ser víctimas de éste, conllevó que se inmortalizaran en una acción confiada, en lugar de concentrarse por entero en su presa.

Función y forma Durante el Neolítico, la vida se volvió más estable y el ser humano empezó a cultivar plantas y a criar animales, sustituyendo así la caza por el arado de la tierra. En esta época se construyeron magníficos megalitos, como Stonehenge en el sur de Inglaterra y Beltany en Irlanda, famosos por sus alineaciones astronómicas. Sigue siendo un enigma cómo se manipularon aquellas piedras colosales, y también se desconoce cuál era la función de los megalitos, sobre todo porque fueron reutilizados por generaciones subsiguientes para fines distintos, pero entre las teorías que se barajan se contempla que fueran centros de sanación, sepulturas, templos de adoración al Sol y la Luna, monumentos dedicados a los ancestros o incluso calendarios gigantescos.

Los hallazgos arqueológicos revelan que Stonehenge, por ejemplo, sirvió como camposanto durante sus primeros 500 años de existencia. Los vínculos con el Sol y la Luna se consideran como el modo que los humanos tenían de conectar con los poderes sobrenaturales.

Una creencia duradera Las primeras ideas subyacentes a la creación artística se transmitieron de siglo en siglo. A lo largo de la historia del ser humano muchos movimientos artísticos han acariciado la suposición de que las obras de arte poseen poderes mágicos relacionados con supersticiones, entidades superiores o el más allá, además de defender la capacidad de los humanos para influir en el mundo que los rodea mediante la simbolización o recreación de sus experiencias en imágenes estáticas. Al no existir confirmación escrita de ello, las grandes ideas del arte prehistórico están sujetas a la mera especulación, pero las pruebas de dónde se ha hallado arte, de lo que representa y de cómo se plasma parecen refrendar la teoría de que tenía fines espirituales.

 

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