Quattrocento 1400–1500
Obra representativa:
Madonna y niño
Andrea Mantegna
Italia, 1480
El Quattrocento (cuatrocientos, los años del siglo XV) es un período clave para el arte occidental. Digamos que es ahí donde nace el arte como lo conocemos hoy. Y el artista, que deja de ser anónimo.
Como véis es una palabra Italiana, pues es ahí donde se inicia todo. La edad media acaba y se empieza a valorar la antigüedad, el arte clásico griego y romano. Pero todos esos nuevos artistas e intelectuales no quieren sólo imitar esa época mítica. Lo quieren superar.
También se empieza a valorar al ser humano (humanismo). Eso da como resultado la representación de la figura humana como tema, se busca imitar las cosas como son (anatomía, profundidad, proporción, perspectiva…).
"¿Se entiende por fin, se quiere entender qué fue el Renacimiento? La transvalorización de los valores cristianos, la tentativa, emprendida con todos los medios, con todos los instintos, con todo el genio, de llevar a la victoria a los contra-valores, a los valores aristocráticos…" (Nietzsche)
Madonna y niño
Andrea Mantegna
Italia, 1480
Título original: Madonna col Bambino
Museo: Academia Carrara, Bérgamo (Italia)
Técnica: Temple (43 x 31 cm.)
Jesús no quiere verdura para cenar.
Mantegna y sus caras…
La representación de la figura humana obsesionó al artista durante toda su carrera. Quería pintar gente clásica (bella y proporcionada), pero a la vez mostrando una gran expresividad. Además con posturas de lo más audaz, llegando en ocasiones a perspectivas realmente radicales para la pintura que se estaba haciendo en el siglo XV.
Por ello se inspiró en uno de sus artistas preferidos, que resulta que no era pintor sino escultor. Donatello sería una influencia básica para mostrar cuerpos y caras de proporciones perfectas. Una forma de pintar de gran plasticidad, como si de una escultura se tratase, donde muestra anatomías que a la vez son sólidas y expresivas… Y humanos. Hasta un Dios puede ser humano, más aún en su infancia.
Mantegna pintó varias obras con la temática de Virgen con Niño, siempre con fondos neutros. Escenas de naturalidad y ternura que muestran la relación entre una madre y su hijo, a veces con el niño durmiendo y otras como esta, donde María sostiene a su hijo, que tiene esa mueca en la cara. Quizás lo acaba de atrapar tras hacer una travesura, o ese día toca comer un plato que no era de su agrado.
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