1. EL CAMBIO
DE SIGLO
Las reformas borbónicas habían creado algo de riqueza, pero sin atacar la raíz
de los verdaderos problemas; incluso esas reformas se habían visto frenadas
coincidiendo con la
Revolución Francesa. A partir de ese momento, la amistad con
Francia derivada de los Pactos de Familia se rompe tras la ejecución de Luis
XVI. Gobierna en España Carlos IV (desde 1788), cuya política es dirigida por
el extremeño Manuel Godoy, principal partidario de esa ruptura.
Como consecuencia, Francia declaró la guerra a España (Guerra de la Convención,
también llamada en Cataluña “Guerra Gran”: 1793-1795); perdiendo nuestro país
la isla de Santo Domingo tras la Paz de Basilea (1795), así como la
participación de los galos en el comercio colonial. En 1796 ambos países se
aliaban de nuevo con la firma del Tratado de San Ildefonso, por el cual España
pasa a participar, junto a Napoleón, en una serie de conflictos contra Gran
Bretaña, como los enfrentamientos navales de las etapas 1796-1801 y 1804-1808:
en esta última, concretamente en 1805, España pierde su armada en Trafalgar,
con lo que el comercio con América entra en una gran crisis económica (se
reducen los ingresos) y política.
En 1801 España declara la guerra a Portugal, por su violación del bloqueo
comercial a Gran Bretaña. En ese conflicto, o Guerra de las Naranjas, España
incorpora la plaza portuguesa de Olivenza a Extremadura, y también recupera
Menorca.
Godoy intenta llevar a cabo una desamortización de bienes eclesiásticos para
solucionar el problema económico del país, debido a tanto belicismo; pero sólo
consigue ganarse la enemistad del clero en unos momentos de descontento social
generalizado, mientras unos sectores del poder conspiran para colocar a
Fernando VII, hijo de Carlos IV, al frente del reino.
1.1.- INVASIÓN FRANCESA, REACCIÓN POPULAR Y CRISIS DE LA MONARQUÍA
Napoleón pactó con Godoy la invasión de Portugal y el reparto
de su territorio en el Tratado de Fontainebleau de 1807. Pero, antes de firmar,
las tropas francesas ya se adentraban en territorio español, a la vez que
Napoleón exigía fijar la frontera con Francia en el Ebro y la apertura del
comercio americano a los buques galos.
Mientras eso sucedía, la situación en la familia real se agravaba por momentos,
sucediéndose las conspiraciones del Príncipe de Asturias (Fernando VII), que
ambicionaba el trono de su padre: en marzo de 1808 tuvo lugar el Motín de
Aranjuez, protagonizado por el pueblo e instigado por los seguidores de
Fernando VII, que exigía la caída de Godoy y de Carlos IV. Lo que se produce
tras el éxito del citado motín. Pero el rey pida ayuda a Napoleón, quien les
convoca en Bayona: donde, a cambio de amplios dominios en Francia y la
conservación de sus títulos, les convence –tanto a Carlos como a Fernando– para
que le traspasaran el poder.
1.2.- LA GUERRA DE LA
INDEPENDENCIA
La ocupación francesa, junto a la alarma provocada por las noticias que
llegaban de Bayona, provocan la insurrección del pueblo de Madrid el 2 de mayo
de 1808, reprimida brutalmente por los franceses (fusilamientos del 3) y dando
origen a la Guerra de Independencia.
1.2.1.- EL REINADO DE JOSÉ I (la España Oficial)
Para evitar revueltas, Murat (lugarteniente de Napoleón en Madrid) logró que el
Consejo de Castilla y la Junta de Gobierno apoyaran al nuevo monarca, José I,
hermano de Napoleón. En Bayona, una asamblea de notables le toman juramento
como rey y le propusieron la elaboración de una carta constitucional: el
Estatuto de Bayona de 1808, que redactaría Napoleón. Se trataba de una carta
otorgada que reservaba (entre otras medidas):
. El poder ejecutivo y legislativo para el Rey, aunque incluía Cortes
Estamentales.
. Se suprimían las aduanas interiores y los derechos señoriales. Y se reforma
la Hacienda.
. Se dispone la elaboración de un código civil y criminal para todo el reino.
Pero ninguna de estas disposiciones llegó a aplicarse por el estallido de la guerra. Aunque José
I recibió el apoyo de un sector de la corte, que veía en él un continuador de
las reformas de Carlos III. A sus partidarios les dieron el apelativo de
afrancesados.
1.2.2.- LAS JUNTAS (la
España Real)
Un sector de la población no reconoció a José I y se organizó espontáneamente
en Juntas locales y provinciales, coordinadas más tarde por una Junta Suprema
Central, presidida por el Conde de Floridablanca, que asume la soberanía e
incita al pueblo a la defensa.
Su objetivo era la lucha contra los franceses, recabar ayuda exterior de Gran
Bretaña, imponer tributos y garantizar la seguridad de los ciudadanos.
Las Juntas eran integradas por nobles y burgueses, y sus planteamientos no
fueron revolucionarios, ya que en sus filas había liberales pero también
existían absolutistas.
En 1810 la Junta
Suprema Central transfiere su autoridad a una Regencia, y
pasa a dirigir la guerra llevada a cabo por los ejércitos español y británico,
así como por la guerrilla popular.
La guerra de guerrillas fue un hecho novedoso y suponía la participación del
pueblo en el conflicto armado de forma directa. La guerrilla se encargaba de
acosar y hostigar al ejército francés. A las guerrillas hay que añadir, como
hecho importante, la resistencia de las ciudades, que provocó que algunas de
ellas sufrieran un largo asedio: caso de Zaragoza, Gerona o Cádiz.
1.2.3.- ETAPAS DE LA GUERRA
- 1ª.- Freno a las conquistas francesas. En el verano de 1808, las tropas
españolas frenan a los franceses en Valencia, Zaragoza, Gerona y Bailén
(primera derrota sufrida por los ejércitos napoleónicos en Europa), obligando
incluso a José I a retirarse hasta Vitoria.
- 2ª.- Nuevas victorias francesas. Estos hechos traen a Napoleón hasta la
Península y, de forma paulatina, de 1808 a 1812 sus tropas van ocupando el país;
mientras son hostigados por los guerrilleros (Espoz y Mina, El Empecinado...).
- 3ª.- Fin de la guerra. La
última fase de la guerra viene precedida de una ofensiva hispano-británica
desde Portugal, que culmina con las victorias de Arapiles y Vitoria; mientras
los galos son acosados también en Rusia. En 1813 se firma el Tratado de
Valençay, que garantizaba el regreso de Fernando VII. Y al año siguiente ya no
queda ningún francés en España.
1.2.4.- CONSECUENCIAS DE LA
GUERRA
El resultado fue catastrófico: crisis demográfica (por
muertes en guerras y pestes, o no nacidos) y económica, en todos los sentidos
(comunicaciones, industria, comercio, desórdenes rurales por la pervivencia de
partidas de guerrilleros, epidemias, problemas con la ganadería y agricultura,
etc.). La recuperación fue muy lenta y trajo como consecuencia la aparición del
intervencionismo militar en la vida política.
2.- EL PRIMER INTENTO DE CONSTRUCCIÓN DE UN ESTADO LIBERAL
LA OBRA DE LAS
CORTES DE CÁDIZ
Durante la guerra, un grupo de patriotas se reúne en la única ciudad española
fuera del dominio francés: Cádiz. Esas Cortes fueron el primer intento en
España para la construcción de un Estado liberal, en las que se manifiestan
tres tendencias muy diferenciadas (según la ideología de los participantes que
acudieron):
- Absolutistas (conservadores): partidarios de la soberanía real y de volver al
sistema social y económico del Antiguo Régimen (monarquía absoluta).
- Liberales: defensores de la libertad, igualdad y derecho a la propiedad;
contrarios a la sociedad estamental y partidarios de una sociedad de clases.
Defienden la soberanía nacional, la monarquía constitucional y la separación de
poderes (las Cortes tendrían el poder legislativo).
- Jovellanistas: representan una vía intermedia entre absolutistas y liberales,
pues apoyaban una soberanía compartida y un sistema bicameral (tipo británico:
en una de ellas estarían los privilegiados); pero no defendían la Constitución,
sino que apoyaban la renovación de las viejas leyes y costumbres de los reinos
españoles (aunque renovándolas).
Esas Cortes estaban compuestas por diputados de clases medias (abogados,
funcionarios públicos, militares, comerciantes, escritores...), lo que
favoreció el triunfo de las ideas liberales; aunque también hubo representantes
de la nobleza y el clero.
La obra de las Cortes supone la ruptura de todo el sistema del Antiguo Régimen,
y su labor se plasmó en una serie de decretos y en la elaboración de la
Constitución de 1812. Esta primer carta magna es tan importante que se
convierte en la base ideológica y en bandera del movimiento liberal, incluso
sirve de influencia a países como Portugal e Italia.
· Los principios más importantes de la Constitución de 1812 son:
- Soberanía nacional, con varias tendencias: unos defendían la soberanía real
(obispo de Orense), otros la soberanía real compartida con la nación
(Jovellanos), algunos defendían la soberanía popular (Conde de Toreno) y muchos
eran partidarios de la soberanía nacional (idea que triunfa).
- Separación de poderes: el ejecutivo en manos del Rey (con ciertas funciones
legislativas), el legislativo en las Cortes (con plenos poderes) y el poder
judicial a los tribunales de justicia.
- Libertad de imprenta (parcial): cualquier ciudadano podía escribir, imprimir
y publicar sus ideas sin censura previa (sólo se mantenía ésta en los escritos
religiosos).
- Contribución única, que acababa con los privilegios fiscales de la nobleza.
- Reconocimiento de los derechos individuales: igualdad de
todos los ciudadanos ante la ley, garantiza la seguridad e inviolabilidad del
domicilio, libertad de imprenta, propiedad individual, derecho a la educación
elemental. Pero también recogía algunos deberes, como la obediencia a las
leyes, el respeto a la autoridad, la contribución a la Hacienda pública, la
defensa de la patria, etc.
- Sufragio universal masculino: eligen los hombres mayores de 25 años, que
tengan determinada renta y de forma indirecta. Por eso, en realidad era
sufragio masculino censitario.
- El estado se proclama confesional: reserva la censura de escritos religiosos
a la iglesia.
· A estos principios constitucionales hay que añadir unos
decretos de gran importancia:
- Abolición de los Señoríos (eliminación de todos los Señoríos
Jurisdiccionales, privilegios y tributos feudales) y la conversión de éstos en
propiedad privada (si lo podían demostrar con documentos).
- Supresión de la Inquisición.
- Desamortización de los bienes de manos muertas (enajenación
de baldíos, tierras de realengo y comunales), que pasarían a propiedad privada:
según las ideas burguesas y para favorecer a Hacienda.
- Supresión de gremios y establecimiento de libertad de trabajo, industria,
comercio y precios.
3.- EL LIBERALISMO
Con la Constitución de 1812 el sistema político liberal queda definitivamente
establecido. Frente al absolutismo el nuevo sistema establece la igualdad ante
la ley y la participación política de los ciudadanos. En la interpretación de
estos derechos y en su realización política concreta fue donde se definieron
los dos partidos básicos del segundo tercio del siglo XIX: El Partido Moderado
y el Partido Progresista. A la izquierda de estos últimos comenzaron a formarse
los primeros grupos de demócratas y de republicanos que quedaron excluidos en
el pacto constitucional del 1837.
No eran partidos como los del siglo XX sino incipientes partidos de notables
que carecían de organización interna y estructura permanente.
Principios del liberalismo doctrinario
Existencia de una ley fundamental escrita
División de poderes
Estructuración de órganos representativos basados en el sufragio censitario
Consagración de un régimen de libertades individuales
Moderados:
ü Defensores de la soberanía compartida entre la Corona y las Cortes, el
llamado liberalismo doctrinario. Así la Corona quedaba dotada de considerables
atribuciones que la convertían en factor decisivo del proceso político, pues,
en los conflictos entre el poder ejecutivo y el legislativo, ella era quien
determinaba la sustitución del primer ministro o la disolución de las Cortes
ü Partidarios del sufragio restringido, en los gobiernos moderados elevaron el
grado de riqueza necesario para ser elector. Para los moderados, la clase
inferior era incapaz de gobernar y debía, por tanto ser excluida
ü Defensores de la propiedad privada como principio sagrado e inviolable, el
orden público, el centralismo y el entendimiento con la Iglesia
ü Sus bases sociales eran las clase medias enriquecidas por la desamortización,
la aristocracia latifundista y la burguesía de negocios industriales,
comerciantes y financieros, vinculada con frecuencia a las compañías de
ferrocarril
Progresistas:
ü Defensores de la soberanía nacional como única base del poder y recortar las
atribuciones de la Corona, aunque esta conservara la facultad de disolver las
Cortes
ü El sufragio se restringió menos: de un 0,5 % de votantes con el estatuto
Real, la Ley Electoral
de 1837 lo elevó a un 2,2 %, y en 1843 fue ya del 4,3 %
ü La declaración de derechos solía ser más amplia, incluyendo la libertad de
imprenta y de asociación
ü Sus bases sociales eran pequeños comerciantes, menestrales, artesanos,
empleados modestos y militares de baja graduación. Siempre dispuestos a unirse
a cualquier movimiento revolucionario, critican las inmoralidades del gobierno
y la preponderancia del clero y postulan la supresión de los “consumos”
(impuestos que gravaban los artículo de primera necesidad)
El liberalismo radical a partir de la Constitución de 1837 se fue consolidando
poco a poco un liberalismo radical, opuesto a la revisión de la Constitución de
1812, este grupo fue bastante heterogéneo, pero se pueden identificar rasgos
comunes:
o Defendían la soberanía nacional plena y una ampliación del sufragio que podía
llegar hasta el sufragio universal masculino
o Desconfían de la Corona, lo que llevó a algunos liberales radicales hasta el
republicanismo
o Eran defensores de la aplicación radical del decreto de abolición de señoríos
y participación popular en el poder local y provincial.
Casi todas las corrientes radicales se aglutinaron en la década siguiente en
torno al Partido Demócrata, creado en 1849, y cuyas demandas se centraban en la
soberanía nacional, el sufragio universal masculino, la tolerancia religiosa,
el sistema fiscal proporcional a la riqueza, la enseñanza promaria gratuita,
4.- EL REGRESO DE FERNANDO VII
Después del Tratado de Valençay, Fernando VII regresa a España en 1814 e inicia
un reinado dominado por la represión política, los pronunciamientos militares y
la crisis económica.
4.1.- EL SEXENIO ABSOLUTISTA (1814-1820)
Cuando el monarca llega a España, algunos diputados conservadores le presentan
un manifiesto, llamado Manifiesto de los Persas, en el que exponen sus deseos
de que el rey restaure cuanto antes el orden que existía antes de la Guerra de
la Independencia: el Absolutismo.
El Rey con apoyo de éstos y de los sectores conservadores de la iglesia y del
ejército da un golpe de estado contra el régimen liberal, disuelve las Cortes y
detiene a las personalidades más relevantes por el Real Decreto de 4 de Mayo de
1814. Más adelante suprime los decretos emanados de esas Cortes, restaura los
señoríos, devuelve a la iglesia sus propiedades y se rodea en el gobierno de
una camarilla de ministros débiles.
Económicamente la Guerra significó la ruina de la agricultura, la ganadería y
la escasa industria, la ruina del comercio y el inicio de la Independencia
americana, vital para la Hacienda pública, muy endeudada. La negativa a
desamortizar bienes eclesiásticos y la oposición de los privilegiados a
establecer un régimen de contribuciones llevaron al estado a la bancarrota. Por lo
que la política fernandina se granjeó la oposición de todos los sectores
sociales:
- De la burguesía comercial e industrial, porque no se frena la independencia
americana: lo que suponía un recorte de su capacidad mercantil.
- Del campesinado, pues restauran el diezmo y paraliza las desamortizaciones.
- Del ejército, por preferir a los militares de origen aristocrático.
- De los sectores liberales, que pasan a ser objeto de persecución y buscan el
apoyo de los militares para encauzar sus reivindicaciones, ante la incapacidad
por la vía legal. Uno de estos pronunciamientos, el del Coronel Riego, acabará
triunfando en 1820.
4.2.- EL TRIENIO LIBERAL (1820-1823)
La sublevación de Riego al frente del ejército que iba a embarcar hacia América
(por la independencia de las colonias), inaugura una nueva etapa en la vida
política española. Nuevamente en el poder, los liberales emprenden la reforma
parada por el sexenio (recuperan parte de la obra de las Cortes de Cádiz):
- En temas religiosos, suprimen la Inquisición, la Compañía de Jesús y algunas
comunidades religiosas. Anulan los diezmos y ponen en marcha la desamortización
paralizada.
- En materia económica se suprimen los mayorazgos y señoríos, según se acordó
en las Cortes de Cádiz. Además, la reforma fiscal intenta establecer una
contribución única.
- En asuntos políticos, se intenta recuperar la legislación liberal: derechos y
libertades de los ciudadanos, unido a la libertad de imprenta.
· Sin embargo, este gobierno liberal (que era muy moderado) recibió una fuerte
oposición:
. De Fernando VII (como es lógico), que había jurado de mala gana la
Constitución de 1812: conspira en la sombra con el apoyo de los sectores
absolutistas (que en el Norte tenían gran fuerza, como en Cataluña) y mantiene
conversaciones con la
Santa Alianza (que pretende reponer los gobiernos
absolutistas).
. De los propios liberales más radicales, descontentos con las tímida reformas
y por la actitud del rey (acceden al poder en 1822).
. De la falta de apoyo social: tenían en contra a la Iglesia (por las
desamortizaciones y supresiones) y a la Nobleza (por la pérdida de poder); e,
incluso, también al campesinado, muy influenciado por la Iglesia y que no
consiguió muchas de sus aspiraciones (tierras, impuestos…).
. Además, las suspicacias que el régimen despertaba entre las naciones
absolutistas europeas llevaron a éstas a acabar con la experiencia liberal
española, por lo que se reúnen en el Congreso de Verona y envían un ejército
(los Cien Mil Hijos de San Luis, dirigidos por el Duque de Angulema), que
establece el absolutismo y anula el liberalismo.
4.3.- LA DÉCADA OMINOSA
(o absolutista): 1823-1833
En 1823 el citado ejército, mandado por el citado Duque de Angulema, penetra sin
oposición en España y repone en el trono a Fernando VII como monarca absoluto,
iniciando de nuevo una etapa de represión, ejecuciones y exilio de los
liberales: la década absolutista, o década ominosa.
Es una etapa de continuas conspiraciones liberales e, incluso, de los sectores
más radicales de los conservadores (los “Los Apostólicos”), reunidos en torno a
la figura de Carlos María Isidro (hermano del rey), al que presentaban como un
posible sucesor.
A pesar de que se abandonan las reformas emprendidas por los liberales, el rey
encarga el gobierno a los absolutistas mas moderados (como Cea Bermúdez) que
pone en marcha reformas administrativas y económicas (como las Juntas de
Fomento de la Riqueza del Reino).
4.4.- EL PLEITO DINÁSTICO
Uno de los problemas más graves del reino era la cuestión sucesoria pues, desde
1713 en que Felipe V instaura la
Ley Sálica, las mujeres no podían acceder al trono; sin
embargo, la situación cambió en 1830, cuando Fernando VII (sin sucesión
masculina) publica una Pragmática Sanción, anulando la anterior para que pueda
gobernar su recién hija con el nombre de Isabel II.
Este hecho da lugar a la división irreconciliable entre los absolutistas: los
moderados apoyan a Isabel (por eso reciben el nombre de isabelinos), mientras
que los sectores más reaccionarios son partidarios del hermano del rey (por lo
que reciben el nombre de carlistas). Los liberales se inclinan por los
primeros.
A pesar de que el rey intentó echarse atrás en 1832 (derogando la Pragmática),
los moderados con apoyo de los liberales consiguen que el problema se resuelva
a favor de Isabel II tras los denominados Sucesos de La Granja, iniciándose una
contienda conocida como Las Guerras Carlistas (las vemos más adelante).
5. LA
DESAMORTIZACIÓN
La desamortización fue un largo proceso histórico-económico
iniciado en España a finales del siglo XVIII por Godoy (1798) y cerrado ya muy
entrado el siglo XX (16 de diciembre de 1924). En otros países sucedió un
fenómeno de características más o menos similares.
Consistió en poner en el mercado, mediante subasta pública, las tierras y
bienes no productivos en poder de las llamadas «manos muertas», casi siempre la Iglesia Católica
o las órdenes religiosas, que los habían acumulado como habituales
beneficiarias de donaciones, testamentos y abintestatos.
Su finalidad fue acrecentar la riqueza nacional y crear una burguesía y clase
media de labradores propietarios. Además, el erario obtenía unos ingresos
extraordinarios con los que se pretendían amortizar los títulos de deuda
pública.
La desamortización se convirtió en el principal arma política con que los
liberales modificaron el régimen de la propiedad del Antiguo Régimen, para
implantar el nuevo Estado burgués durante la primera mitad del siglo XIX.
Primera desamortización, fue realizada en el reinado de Carlos IV por Godoy y
el ministro Cayetano Soler entre 1800 y 1808. En ella se desamortizaron bienes
de la Compañía de Jesús, de hospitales, hospicios, Casas de Misericordia y de
Colegios Mayores universitarios e incluía también bienes no explotados de
particulares.
Segunda desamortización, José I realizó también una pequeña desamortización que
no implicó la supresión de la propiedad, sino la confiscación de sus rentas
para el avituallamiento y gastos de guerra de las tropas francesas, de forma
que se devolvieron en 1814.
Tercera desamortización: Durante el Trienio liberal (1820–1823) se llevaron a
cabo otras desamortizaciones tan poco ambiciosas como ésta e igualmente
deshechas tras la caída del régimen liberal. Las realmente importantes fueron,
sobre todo, las de Juan Álvarez Mendizábal y Pascual Madoz.
La de Mendizábal, ministro de Isabel II, en 1836, tuvo unas consecuencias muy
importantes para la historia social de España, aunque sus resultados (ya no
gestionados por Mendizábal, que cesó como ministro en mayo de 1836, sino por
sus sucesores) fueron relativamente pobres, como la división de los lotes se
encomendó a comisiones municipales, estas se aprovecharon de su poder para
hacer manipulaciones y configurar grandes lotes inasequibles a los pequeños
propietarios, pero sufragables en cambio por las oligarquías muy adineradas,
que podían comprar tanto grandes lotes como pequeños.
Los pequeños labradores no pudieron entrar en las pujas y las tierras fueron
compradas por nobles y burgueses adinerados, de forma que no pudo crearse una
verdadera burguesía o clase media en España que sacase al país de su marasmo.
Cuarta desamortización El 2 de septiembre de 1841 el recién nombrado regente,
el progresista Baldomero Espartero, impuso la desamortización de bienes del
clero secular. Esta ley durará escasamente tres años y al hundirse el partido
progresista la ley fue derogada.
En 1845, durante la
Década Moderada, el Gobierno intenta restablecer las
relaciones con la Iglesia, lo que lleva a la firma del Concordato de 1851.
Quinta desamortización: Durante el segundo gobierno del progresista Espartero,
su ministro de Hacienda, Pascual Madoz, realiza una nueva desamortización
(1855) que fue ejecutada con mayor control que la de Mendizábal. El
1 de mayo de 1855 se publicaba en La Gaceta de Madrid y el 31 la Instrucción
para realizarla.
Se declaraban en venta todas las propiedades del Estado, del clero, de las
Órdenes Militares, cofradías, obras pías, santuarios, del ex-infante D. Carlos,
de los propios y los comunes de los pueblos, de la beneficencia y de la
instrucción pública, con algunas excepciones. Igualmente se permitía la
desamortización de los censos pertenecientes a las mismas organizaciones.
5.1.CONSECUENCIAS: Como resultado de las desamortizaciones muchos conventos e
iglesias fueron abandonados. Igualmente, muchos libros y bibliotecas
conventuales se dispersaron y sus libros fueron a parar en su mayor parte a las
bibliotecas públicas de la
época. Además la pérdida de piezas de arte nacionales que se
vendían al exterior
Está claro que tantos políticos y a lo largo de tan extenso tiempo no querían
todos lo mismo. Pero, en mayor o menor proporción, coinciden en un punto: El
deseo de obtener unos ingresos para disminuir la deuda pública, bien aceptando
los títulos como forma de pago, bien dedicando parte del dinero en metálico
para comprar títulos del mercado y hacerlos desaparecer. Además, parte del
dinero metálico obtenido con la desamortización y los nuevos créditos que se
negociaron, se dedicaron a sufragar los gastos extraordinarios, especialmente
de la primera guerra carlista. Por su parte, los ayuntamientos se quedaron con
parte de los ingresos -no todos fueron a parar a la Administración central-
para acometer obras públicas esenciales para muchas ciudades y pueblos. La
Hacienda nacional aumentó paulatinamente los ingresos fiscales ordinarios a
través de la carga impositiva de los bienes desamortizados, por los que
anteriormente sus propietarios tributaban en poca o en ninguna medida.
En todo caso, éstas no son las principales consecuencias económicas de la
desamortización que afectaron a la extensión de los cultivos.
Al sur del Tajo y Segura, en la zona meridional, la desamortización mantendrá o
incluso acentuará la concentración de la propiedad, dando lugar en ocasiones a
un nuevo latifundismo; paralelamente, en algunas regiones se puede hablar de
proletarización del campesinado (entendido como jornaleros, braceros o criados
permanentes). Esto, cuando no hay un desarrollo industrial simultáneo, como es
el caso de la España del sur, produce un estancamiento, pues los campesinos
proletarizados permanecen en el campo como mano de obra barata.
En la zona septentrional, tierras de predominio de explotaciones medias y
pequeñas, la desamortización potencia este tipo de estructura. Muchas de las
explotaciones de labradores que hasta entonces se basaban fundamentalmente en
el arriendo, van a pasar a ser explotaciones basadas en la propiedad de las
tierras. No todas las consecuencias de la desamortización hay que buscarlas a
corto plazo. En este sentido, buena parte de las mejoras técnicas y la creación
de explotaciones modernas van a tener lugar en el siglo XX, especialmente desde
finales de los años cincuenta. Muchos cambios tendrán que llevarse a cabo para
que se ponga en marcha este tipo de economía agraria (industrialización del
entorno, regadíos, cambio del sistema crediticio, electrificación, creación de
una mejor red de comunicaciones y canales de comercialización, concentración
parcelaria, importación de maquinaria agrícola... etc.). Pero todo ello se
puede poner en marcha rápida y eficazmente por las transformaciones en el
sistema de propiedad desde finales del siglo XVIII y en las que la
desamortización juega un papel decisivo. Vista la historia como un proceso de
larga duración, las consecuencias de un fenómeno a medio o largo plazo
adquieren una dimensión mucho mayor.
6.- LA OPOSICIÓN
AL SISTEMA LIBERAL: LA PRIMERA GUERRA CARLISTA
Guerras Carlistas, término empleado para las tres contiendas violentas
sucedidas en el siglo XIX en España entre los carlistas, partidarios de Carlos
María Isidro de Borbón, y el gobierno de Isabel II de España, su sobrina.
La Primera Guerra Carlista fue una guerra civil que se desarrolló en España
entre 1833 y 1840 entre los partidarios del infante Carlos María Isidro de
Borbón, conocidos como carlistas y partidarios de un régimen absolutista; y los
de Isabel II, partidarios de un régimen liberal y denominados cristinos por
apoyar a la regente María Cristina
En España estaba en vigor la
Ley Sálica, según se ha señalado al hablar del reinado de
Fernando VII, que prohibía reinar a las mujeres, desde comienzos del siglo
XVIII y aunque Carlos IV aprobó la Pragmática Sanción
que derogaba la Ley Sálica
en 1789, nunca se había hecho efectiva. Fernando VII, que no tenía descendencia
masculina, decidió promulgarla en 1830, con lo que su hija Isabel se convertía
en heredera al trono. El hermano de Fernando VII, Carlos María Isidro de
Borbón, hasta entonces heredero al trono, no reconoció a Isabel como princesa
de Asturias y cuándo Fernando murió el 29 de septiembre de 1833, Isabel fue
proclamada reina bajo la regencia de su madre María Cristina de Borbón-Dos
Sicilias.
La cuestión dinástica no fue la única razón de la guerra. Tras la
Guerra de la Independencia, Fernando abolió la Constitución de 1812, pero tras
el Trienio Liberal (1820-1823), Fernando VII no volvió a restaurar la
Inquisición, y en los últimos años de su reinado permitió ciertas reformas para
atraer a los sectores liberales que además pretendían igualar las leyes y
costumbres en todo el territorio del reino eliminando los fueros y las leyes
particulares, al tiempo los sectores más conservadores se agrupaban en torno a
su hermano Carlos.
6.2. CONTENDIENTES: El campesinado y las pequeñas ciudades del País Vasco y
Navarra apoyaron mayoritariamente al pretendiente Carlos – carlistas- debido a
su tradicionalismo, gracias al apoyo que le dio el bajo clero local. Muchos
autores han especulado con la posibilidad de que la causa carlista en el País
Vasco fuese fundamentalmente foralista. No existe consenso en este análisis,
puesto que otros autores rebaten esta interpretación, haciendo la principal
razón del apoyo vasconavarro al influjo del clero en la sociedad.
En Aragón y Cataluña se vio como una oportunidad de recuperar
sus derechos forales, perdidos tras la Guerra de Sucesión Española. La
jerarquía eclesiástica se mantuvo ambigua, aunque una parte importante del
clero (como por ejemplo el famoso Cura Merino) se unió al bando carlista.
En el otro bando, los liberales y moderados se unieron para apoyar a María
Cristina y a su hija Isabel. Controlaban las principales instituciones del
Estado, la mayoría del ejército y todas las ciudades importantes. Los liberales
recibieron apoyo del Reino Unido, Portugal y Francia en forma de créditos para
el tesoro y de fuerzas militares.
6.3.- LA
PRIMERA GUERRA CARLISTA (1833-1839)
Inmediatamente después de conocerse la muerte de Fernando VII, en septiembre de
1833, se iniciaron levantamientos armados a favor del pretendiente Carlos.
Comenzaba una larga guerra civil que iba a durar siete años.
El conflicto sucesorio escondía un enfrentamiento que dividió política y
socialmente al país.
El programa ideológico-político del carlismo se podía sintetizar en el lema
“Dios, Patria, Fueros, Rey”. Estos son los principales elementos de su programa
político:
Oposición radical a las reformas liberales. Inmovilismo
Defensa de la monarquía absoluta
Tradicionalismo católico y defensa de los intereses de la Iglesia
Defensa de los fueros vasco-navarros, amenazados por las
reformas igualitarias y centralistas de los liberales:
Instituciones propias de autogobierno y justicia
Exenciones fiscales
Exenciones de quintas
La guerra en el terreno bélico tuvo dos grandes personajes: el carlista
Zumalacárregui, muerto en el sitio de Bilbao en 1835, y el liberal Espartero.
Tras unos primeros años de incierto resultado, a partir de 1837, las derrotas
carlistas fueron continuas y Don Carlos terminó huyendo a Francia.
La guerra concluyó con el denominado Convenio o Abrazo de Vergara (1839).
Acuerdo firmado por Espartero y Maroto, principal líder carlista tras la muerte
de Zumalacárregui. En el acuerdo se reconocieron los grados militares de los
que habían luchado en el ejército carlista y se hizo una ambigua promesa de
respeto de los fueros vasco-navarros. En realidad, se mantuvieron algunos de
los privilegios forales y se eliminaron otros.
En el proceso bélico se pueden distinguir cuatro fases:
a) Desde el 1 de octubre de 1833, en que el Infante D. Carlos toma el título de
Rey de España, comienza el enfrentamiento. En principio, son partidas rebeldes,
con escasa estructura militar que Zumalacárregui organizará en un verdadero
ejército, frente al ejército regular cristino. Además, se produce una relativa
delimitación de zonas de influencia que tienden a ser limpiadas de los
enemigos. Esta fase finaliza con la muerte del General Zumalacárregui en el
asedio de Bilbao el 23 de julio de 1835.
b) Desde el verano de 1835 hasta octubre de 1837, la guerra sale del ámbito
regional al nacional. Luis Fernández de Córdoba toma el mando del ejército
cristino -posteriormente lo hará Espartero. En estos años tienen lugar las
principales acciones del carlismo fuera de su zona de influencia. El general
Gómez atraviesa España desde el País Vasco hasta Cádiz y Don Carlos dirige la
expedición real hasta las puertas de Madrid. Espartero rompe el sitio de
Bilbao, que se inició en junio de 1835 y que se mantuvo mucho tiempo por el
afán de ocupar una ciudad y la necesidad de prestigio internacional del
carlismo por razones financieras. Las guerrillas carlistas no son fáciles de
reducir y éstas obtienen una clara victoria en el Maestrazgo.
c) Desde octubre de 1837 al mes de agosto de 1839 la contienda se decanta a
favor de los gubernamentales. El 15 de octubre de 1837, D. Carlos se repliega,
pasa el Ebro, frontera del carlismo, y se produce una disensión interna en el
carlismo entre los partidarios del pacto, dirigidos por el general Maroto, y
los Apostólicos del general Cabrera. El cansancio y el incierto final de la
guerra lleva a los primeros a firmar el Convenio de Vergara (29 de agosto de
1839). Sellado por Espartero y Maroto, en él se reconocen los empleos y grados
del ejército carlista y se recomienda al gobierno que proponga a las Cortes la
modificación de los fueros.
d) D. Carlos no reconoce el acuerdo y la guerra continúa desde agosto de 1839 a julio de 1840, en los
focos de resistencia de Lérida y Navarra. Los últimos leales carlistas,
acaudillados por el General Cabrera llevan a cabo una guerra brutal, con
escenas y acontecimientos terribles. Al fin, éstos serán derrotados.
6.4.EVOLUCIÓN POLÍTICA DE LA ESPAÑA ISABELINA
A finales del reinado de Fernando VII, el Antiguo Régimen se
desmorona. Tres acontecimientos configuran este proceso:
. El Carlismo y Guerra Civil: la derrota de los primeros impide la vuelta al
Antiguo Régimen.
. A la vez de ese conflicto, se fue construyendo el estado liberal: como
fórmula política que permitía la implantación de una sociedad burguesa.
. La reforma agraria liberal, que supone el triunfo del nuevo concepto de
propiedad burguesa y el arranque de la sociedad capitalista en España.
Los rasgos que caracterizan este período son los siguientes:
1. Sociedad articulada en torno a la tierra, con una base agrícola y ganadera
que no tuvo el desarrollo de otras zonas del norte de Europa. Además, la escasa
demanda impidió la creación de un mercado interior capaz de absorber la
producción.
2. El crecimiento de la población, ralentizado por las deficientes condiciones
higiénico-sanitarias: hay una alta natalidad, pero también es elevada la
mortalidad (sobre todo infantil).
3. Emergencia de la clase burguesa, que se funde con la nobleza tradicional
creando una clase oligárquica agraria e industrial que monopolizó el poder. Por
contra, aumentó la conflictividad social entrando en una dinámica propia de las
sociedades industriales. En la España del s. XIX hubo un pacto entre los viejos
grupos dominantes, nobleza y alta burguesía, para conservar su poder económico,
social y político.
4. Permanente intervención de la Corona a favor de una opción política que
representaban los moderados, quienes controlaban con un sufrago de por sí
restringido el acceso de otras fuerzas al poder, por lo que la vía
insurreccional se convirtió en la única posibilidad de cambio político.
5. El protagonismo de la figura militar en la vida política. Su importancia se
debió al papel desempeñado en la Guerra de la Independencia, los conflictos
dinásticos y la debilidad de los partidos políticos carentes de estructura
propia y líderes carismáticos
6.4.1.LA REGENCIA DE MARÍA CRISTINA: 1833-1840
El reinado de Fernando VII y la regencia de su viuda (Mª Cristina de Borbón, o
de Nápoles) se caracterizan (como en Europa) por la pugna entre los
monárquico-absolutistas y los liberal-constitucionalistas.
Las fuerzas liberales, a las que había recurrido la regente Mª. Cristina
para mantener las aspiraciones al trono de Isabel II, tuvieron que atender
varios frentes: la guerra civil, la liquidación del Antiguo Régimen y la
implantación del régimen liberal.
Mª. Cristina era poco liberal (sólo le interesaba). Por eso, los liberales
tuvieron que forzar la caída de su ministro Cea Bermúdez (que también lo fue de
Fernando VII) y sustituirlo por Martínez de la Rosa.
· Se inicia la redacción de una ley de bases para el
funcionamiento de las Cortes, que cristalizó en el Estatuto Real de 1834 (más
próximo a una Carta Otorgada que a una Constitución). Destaca la ausencia de
principios liberales (como la soberanía nacional, o los derechos individuales).
Generó la división entre los liberales conformes con él (moderados) y los que
no lo estaban (exaltados, o progresistas), porque pretendían imponer la
Constitución de 1812.
· Debido a lo anterior, se produce la Revolución de 1835, urbana y burguesa:
que surge para acabar con el carlismo y con el gobierno moderado. Mª Cristina
tiene que nombrar ministro a Mendizábal (progresista), sustituido al poco
tiempo por Istúriz (moderado). Esto provoca la Sargentada de La Granja
(levantamiento del 12-VIII-1836), que exige la reinstauración de la
Constitución de 1812 y de las Juntas.
· Debido a ello, la reina encarga el gobierno a un progresista, el extremeño J.
Mª. Calatrava, que centra su obra en un texto constitucional de acuerdo con los
tiempos: la Constitución de 1837, un texto flexible que no contentó a ningún
grupo enteramente, pero que hizo posible el gobierno.
· De 1837 a
1840 se suceden en el gobierno las facciones liberales (progresistas y
moderados), hasta que en 1840 se desata una crisis a causa de la Ley de
Ayuntamientos, en la que los moderados pretendieron modificar la normativa
vigente acerca de la elección popular de los alcaldes (que aseguraba el dominio
progresista en la administración local) y sustituirla por la designación
directa de esos cargos por la
Reina. El conflicto enfrentó directamente a la Regente con
Espartero (líder progresista), terminando con la renuncia de María Cristina
(que se exilió a Francia).
6.4.2. LA
REGENCIA DE ESPARTERO (1840-1843)
Espartero, gracias a su prestigio como general en la guerra carlista, se
convierte en símbolo militar del progresismo, inaugurando una etapa política
caracterizada por la activa participación de los militares el gobierno del
país.
Fue elegido regente entre el descontento de los moderados, apoyados por Mª
Cristina desde el exilio, y de los propios progresistas: en desacuerdo con
muchas de sus medidas, tales como la falsificación electoral, nepotismo,
estrategias de caudillo y la dura represión para responder a las revueltas de
Barcelona en 1842 (cuyo sector textil se manifestaba en contra de las medidas
librecambistas y pro-británicas del gobierno, que perjudicaba la producción de
sus paños).
Una manifestación antiesparterista, acaudillada por otro general, Narváez
(moderado), derrota a Espartero, que huye hacia el exilio; forzando con este
vacío de poder a adelantar la mayoría de edad de Isabel II, para hacer posible
su coronación.
6.4.3.EL REINADO DE ISABEL II (1843-1868)
LA DÉCADA MODERADA
(1844-1854)
Una vez lograda la paz, con los gobiernos moderados comienza un proceso de
construcción de la nueva administración y de su estructura institucional, en el
que impusieron su visión doctrinaria y pudieron monopolizar el gobierno toda la década. El protagonista
del periodo es el general Narváez, que contribuirá al robustecimiento del poder
de la Corona, a la centralización política y a la monopolización del poder
gracias a un sistema electoral restringido.
· Los elementos que caracterizaron la construcción del Estado Liberal fueron:
1.- La Constitución de 1845, de carácter moderado: soberanía de las Cortes, con
el rey; sin separación de poderes, Estado confesional, etc.
2.- Un sistema de reformas:
a) La nueva división provincial de Javier de Burgos, que establece en 1833: 48
provincias administradas por una Diputación y un Gobernador Civil.
b) Administración centralizada.
c) Creación de una institución ¾la Guardia Civil¾ para velar por la seguridad
pública, vigilar el medio rural y la defensa del nuevo sistema de propiedad.
d) Establecimiento de un nuevo sistema fiscal, que pretendía potenciar la
contribución directa a través de impuestos directos e indirectos.
3.- La firma de un Concordato con la Santa Sede (1851), que supuso la reconciliación
de la Iglesia de Roma con el Estado español: en virtud del cual, Roma acepta la
desamortización, mientras que el gobierno reconoce la confesionalidad del
Estado y se compromete a mantener y proteger al clero, así como la presencia de
la Iglesia en la enseñanza.
EL BIENIO PROGRESISTA (1854-1856)
En 1854 tuvo lugar una revolución con origen doble: conspiración militar
protagonizada por O´Donnell, y el descontento tanto del sector moderado como de
los progresistas.
Pero ambos sectores convergen al fracasar el pronunciamiento de O´Donnell
(Vicalvarada), por lo que los moderados redactan el Manifiesto de Manzanares,
con reivindicaciones progresistas: cambios en la ley electoral, libertad de
imprenta, abolición de consumos, restauración de la Milicia Nacional
Voluntaria (que se creó para defender el constitucionalismo
frente al absolutismo), etc. Hay un acercamiento común contra un gobierno
corrupto. Desde 1854, los progresistas se convierten en protagonistas, que
alientan los tumultos.
La reina llama de nuevo a Espartero, poniendo fin al proceso revolucionario.
Gobierno progresista, colaborando O´Donnell; que se rompe cuando el 2º gira a
posiciones más conservadoras.
· Las sucesos más importantes de este periodo fueron:
1. La Constitución de 1856 (aprobada, pero no promulgada), parecida a la de
1837 (progresista).
2. La aprobación de medidas económicas como:
a) La Desamortización de Pascual Madoz (1855).
b) La Ley de Ferrocarriles, que posibilitará la implantación de ese transporte
en España.
c) Leyes bancarias, que favorecen la expansión económica.
3. O´Donnell funda la
Unión Liberal (partido de centro), con elementos moderados y
progresistas.
4. Perviven formas tradicionales de protesta, a la vez que surgen conflictos de
países industrializados: aparecen las primeras huelgas y choques entre patronos
y obreros, e incidentes en el mundo rural, que acabaron desgastando la figura
de Espartero; fortaleciendo la figura de O´Donnell, que marcó la vuelta al
moderantismo y la reposición de la Constitución de 1845.
5. Aunque no tuvo que ver con la política, en el otoño de 1855 se presentó la
epidemia de “Cólera Morbo Asiático”, que tuvo graves repercusiones en el país
6. 3.3.- La Unión
Liberal y el fin del Moderantismo (1856-1868)
Tras breves gobiernos de moderados y unionistas (que se alternan, eliminan la Milicia Nacional
y reinstauran la Constitución de 1845), en 1858 entra O’Donnell. Quien
permanece en el poder tras la práctica desaparición del Partido Progresista,
tras la represión de 1856 y por el desgaste de los moderados: las minorías
moderadas y progresistas se alinearon con los unionistas, ante la necesidad de
procurar una estabilidad política que permitieran el desarrollo económico y las
inversiones extranjeras.
El gobierno unionista ejerció una política pragmática, centrada en el impulso
de las obras públicas y de las inversiones de sectores en desarrollo: como el
ferrocarril, las minas o el sistema financiero (favoreció a algunos sectores
empresariales próximos al poder, siendo criticado…).
Cae O´Donnell, incapaz para seguir gobernando y por el agotamiento de su débil
proyecto de consenso político: alejamiento de la oligarquía en el poder del
resto de las fuerzas políticas y sociales (a las que impedía su participación
política por el restringido derecho al voto), las prácticas caciquiles y la
arbitrariedad de la Reina.
Tras su dimisión se suceden varios gobiernos con los que se
volvía al moderantismo, que arrinconaba al progresismo y le empujaba hacia una
oposición violenta.
Uno de los hechos más conocidos es la sublevación del Cuartel de San Gil, que
desató unas duras medidas represivas, que forzaron la dimisión de O´Donnell y
el traspaso de poderes a Narváez (moderado) que hasta 1868 endureció aún más la
represión, clausurando las Cortes, censurando la Prensa, ordenando la depuración
de civiles y militares opuestos al gobierno, etc. Tras la muerte de O’Donnell
en 1867, los unionistas (liderados por Serrano y Cánovas) se unen a los
progresistas (agrupados en torno a Prim) y a los demócratas (con los que firman
el Pacto de Ostende). Todos conspiran para derrocar a los moderados y mandar al
exilio a Isabel II, dando paso al Sexenio Revolucionario.
6.4.4.- EVOLUCIÓN CONSTITUCIONAL
· ESTATUTO REAL DE 1834
Se redacta durante el período de transición del Antiguo Régimen al Estado
Liberal. Se debe considerar no como una Constitución, sino como una Carta
Otorgada. Su objetivo era regular la convocatoria de las Cortes y su
funcionamiento, algo necesario y provisional en plena Guerra Civil.
1. Soberanía compartida: Rey-Cortes; con control real, y su función se limitaba
a aprobar impuestos. También se podían hacer peticiones, votar enmiendas o
rechazar propuestas de gobierno.
2. El sistema era bicameral (que las convoca y disuelve el Rey):
- Un estamento de próceres (reúne a la aristocracia, la nobleza, Iglesia y
administración). Todos debían ser propietarios.
- Otro de procuradores: cámara elegida por sufragio censitario (0,15 % de la
población…).
· CONSTITUCIÓN DE 1837
. Su redacción supera a la de 1812, ya muy anticuada. Se elabora por consenso
entre los dos sectores del liberalismo: moderados (partidarios del Estatuto
Real) y progresistas (de la Constitución de 1812). Por ese motivo, contiene
elementos de ambas tendencias:
- Soberanía conjunta (Cortes-Rey). El Rey convoca, disuelve o suspende las
Cortes; e, incluso, disfruta del derecho a veto.
- La división de poderes.
El Legislativo reside en las Cortes bicamerales: Congreso elegido por sufragio
censitario y directo, Senado nombrado por el rey a propuesta de los electores.
El Ejecutivo reside en el Rey, que nombra al Gobierno.
El Judicial, supuestamente, conserva su independencia.
- Se afirman derechos individuales: como el de asociación y el de imprenta (con
condiciones).
- Permisividad religiosa. El Estado mantendrá el culto por la Desamortización.
· CONSTITUCIÓN DE 1845
. Es moderada, que se presenta al principio como una simple reforma de la de
1837, con la que comparte la declaración de derechos, pero con la diferencia de
que no los desarrolla. Fue una constitución adaptada para un régimen moderado,
que asegurase el dominio político y social de los más poderosos. Se modificó a
medida que se aplicó.
. Rechaza la soberanía nacional. Establece la soberanía compartida entre las
Cortes y la Reina, cuya figura acapara ahora más atribuciones y poder.
. Organiza el poder legislativo en dos cámaras: un Congreso elegido por
sufragio censitario y un Senado elegido por el Rey.
. No garantiza la independencia del poder judicial.
. Establece la confesionalidad y la unidad religiosa del Estado (consecuencia
de la firma del Concordato de 1851 con la Santa Sede).
· CONSTITUCIÓN DE 1856
. A pesar de que fue aprobada por las Cortes durante el Bienio Progresista,
nunca vio la luz. Resume
perfectamente las ideas de los progresistas. En las Cortes se discutieron ideas
nuevas, como la libertad religiosa, el sufragio universal, posibilidad de
sustituir monarquía por república, derechos sociales, etc.
. El texto sigue las directrices de 1837, pero amplía la lista de derechos
políticos: igualdad ante la ley, los impuestos, el servicio militar, tolerancia
religiosa, limita el poder de la Corona y restringe la autoridad del Rey.
- Reconocimiento de la soberanía nacional y derechos individuales.
- Separación de poderes. Reconoce el Senado como órgano autónomo y electo.
- Reconocimiento de la independencia de los tribunales y de los jueces.
- Restablecimiento de la
Milicia Nacional.
7.- LA
EVOLUCIÓN ECONÓMICA: LA AGRICULTURA, LA INDUSTRIALIZACIÓN Y EL
DESARROLLO DEL FERROCARRIL
La evolución económica española en el siglo XIX se caracteriza por su lento y
desigual crecimiento, Cataluña, País Vasco, Regiones mineras, Madrid, son las
más ricas y por el contrario, Castilla, zonas agrarias interiores y del sur son
las más pobres.
Causas de este lento crecimiento
Los de tipo institucional.
El lento desmontaje de las estructuras del Antiguo Régimen comenzado en el
siglo XIX y finalizado hasta bien entrado el siglo XX dificulta el desarrollo.
La inestabilidad política y social del los siglos XIX y XX.
Guerras: Guerra de la Independencia; 3 guerras carlistas; guerras cantonales y
a nivel externo, las guerras coloniales -que supuso la pérdida de todas las
colonias-).
Los cambios continuados de gobiernos que inciden en las políticas económicas.
Todo ello acabará incidiendo en el escaso desarrollo, que tan solo se puede
llevar adelante cuando existe cierta “tranquilidad”.
Por tanto, incompetencia política española ante lo que debería ser la búsqueda
de bienestar y el desarrollo
La pobre dotación de recursos naturales.
España es seca, no hay agua, lo que conlleva una baja rentabilidad de la
agricultura, además no existen infraestructuras (rías, canales, etc.), existen
pocos recursos energéticos, etc.
Lo único que compensa son los recursos minerales (hierro, etc.), que irán a
manos extranjeras, además, la situación es mucho mas grave en las regiones del
interior (las costeras tenían como salida el mar).
La crisis de la
Hacienda Pública y como consecuencia la del propio
desarrollo.
Se trata de una crisis ligada a factores institucionales y políticos.
La debilidad financiera de la Hacienda son problemas permanentes en el siglo
XIX, ese problema será una de las causas de las continuas crisis (de una parte
se gastaba más de lo que se recaudaba y por otra, el sistema impositivo era
injusto -pagaba menos quien más tenía proporcionalmente-).
Con las guerras napoleónicas la situación se degrada aún más (alianza con
Francia contra Inglaterra), posteriormente alianza con Inglaterra y Portugal
contra Francia. Todo hace que los ingresos por impuestos se reduzcan y los
gastos de la guerra aumenten.
Los distintos gobierno no son capaces de superar esa situación crítica y
caótica, además con la llegada del estado liberal aumenta el gasto público al
sumir nuevas competencias (justicia, parte de la sanidad, etc.) lo que supone
un coste importante.
Por tanto, podemos concluir que durante todo el siglo XIX la Hacienda Pública
permanece en permanente déficit. Ante esta situación se intentan articular
distintas soluciones:
La reforma del sistema impositivo con el objeto de equilibrar los ingresos y
gastos. No obstante, todos los intentos fracasaron debido a la fuerte
resistencia por parte de la Iglesia y la nobleza (beneficiarios del sistema
impositivo existente y por la imposibilidad de aumentar los impuestos a las clases
populares (no podían pagar más, el país no se desarrollaba y si aumentaban los
impuestos a la burguesía podría ir en detrimento del propio dinamismo
económico.
Pero es que esas reformas no resolvían el problema del déficit público. El
recurso más típico para abordarlo es el de la deuda exterior e interna, pero
ese recurso tiene inconvenientes (si no se paga se genera una “pelota” más
grande, suben los intereses y por tanto aumenta la deuda pública lo que
condiciona la actuación del gobierno.
Esa carga de intereses y amortizaciones se encarecen por la poca disciplina de
los políticos durante el siglo XIX. Así se acude a la suspensión de pagos
varias veces para renegociar la deuda llegándose incluso con Fernando VII a
desentenderse de los créditos solicitados anteriormente por los gobiernos
liberales, lo que hará que los prestamistas, ante nuevos créditos solicitado
impongan unos intereses condiciones auténticamente leoninas, dada la morosidad
de España, con lo cual el endeudamiento se hará cada vez más caro que llevará
al endeudamiento interior con el problema de que era tan grande este
endeudamiento del Estado que precisaba todo el capital interior retrayéndolo de
una hipotética inversión interna con lo que se estaba mutilando el desarrollo y
la modernización del país. Además, tampoco existía una inversión pública que
estimulase la modernización.
La deuda externa e interna era tan grande que era preciso acudir a otras
soluciones para reconducirla, entre otras las desamortizaciones de tierras y
edificios en manos de la Iglesia y los poderes públicos para venderlas a los
privados y conseguir recaudar para pagar.
También les llega el turno a las minas, haciendo concesiones en régimen de
monopolio a las empresas extranjeras, o al Banco de España en cuanto a la emisión
de moneda.
Estos recursos servirán para cubrir las deudas mas urgentes así como para
abordar temas puntuales que evidentemente no ponen remedio a los problemas de
fondo, es decir el déficit o lo que es lo mismo gastar mas de lo que se
ingresa.
Por otra parte, la obtención de recursos mediante desamortizaciones y
concesiones mineras generarán también problemas.
7.1.- LA AGRICULTURA
En 1800, el sector agraria es el más importante. Durante 1900
continúa siéndolo tanto a nivel de producción como de ocupación. De ahí que se
diga que España no se moderniza hasta el siglo XIX. Pese a todo, se trata de un
crecimiento lento (no comparable con el de la Europa norte occidental).
Además no se trata de un crecimiento debido a la modernización sino a la
extensión (aumento ce tierras cultivables) y en realidad es un aumento paralelo
al aumento de la población por lo que la producción per cápita no aumenta.
El siglo XIX sigue siendo una producción de subsistencia (si bien en algún
nivel se alcanza algo de exportación), pero en todo caso con escasa o nula
modernización.
a). Cereales, legumbres, patatas, etc.
Ocupa la mayoría del sector. Aquí se nota la extensión ya la vez que la
evidencia de la crisis de supervivencia y la falta de modernización.
Como factores explicativos tenemos:
La
desamortización. Ayuda a la extensión de terrenos y de la
producción (pero no de la modernización).
La estructura de la propiedad de la tierra. minifundios en el norte y
latifundios en el sur. Al existir abundancia de mano de obra no se pensaba en
la necesidad de la modernización.
Las condiciones naturales. Tierras estériles y secas que dificultan las
innovaciones.
La mejora del transporte. Lo único que hace es estimular la extensión del
cultivo, no la modernización.
Abolición del diezma y de la
Mesta. Lo que hace que algunos se decidan por aumentar la
superficie explotada.
Proteccionismo. Al no poder entrar productos de fuera, los precios son más
altos, no hay competencia por tanto ¿por qué modernizarse?.
Presión demográfica. Hace aumentar los consumos y los precios.
b). La ganadería.
Se trata de un sub sector en el que se produce una evolución a la inversa: ni
se moderniza y además se produce una disminución de la ganadería que no se
recuperará hasta el S. 19. Desaparición de la Mesta, (tierra para el cultivo)
hace desaparecer los pastos.
c). Agricultura de exportación mediterránea
Aumento de la productividad y cierta modernización (viñas, olivos, frutos
secos, cítricos)
7.2.- LA INDUSTRIA
En 1900 la industria supone el 20% de la producción y ocupa
un 50% de la población activa, se trata de una industria en gran parte
artesanal. Su falta de crecimiento se explica por tres clases de factores:
La pobre dotación de recursos naturales (para la industria es clave disponer de
energía y transporte barato).
Los conflictos internos y externos junto con el pobre papel del Estado.
Obstáculos de tipo institucional como los problemas de la Hacienda Pública.
a. El textil. Cataluña.
Esta industria se inicia a mitad del siglo XIX y se convertirá en el principal
sector español industrial favorecido por distintas cuestiones (abundancia de
mano de obra barata provocado por los procesos migratorios de lo siglos XVIII y
XIX, la abundancia de capital, el dinamismo industrial y empresarial, la buena
situación geográfica y el proteccionismo).
Como inconvenientes caben destacar:
La falta de energía barata (debe buscarse energía hidráulica en el Pirineo o
bien se exporta de Asturias o RU lo que encarecía su precio). Es decir, en
cualquiera de los casos, implicaba un aumento en los costes de producción.
Falta de mercados exteriores (no eran productos competitivos por los costes de
producción, además RU tenía más tradición y sus precios eran mas competitivos).
En todo caso, las políticas proteccionistas no favorecerán a su desarrollo..
Por todo lo expuesto, Cataluña no puede encabezar la industrialización de
España, tan solo el desarrollo de Cataluña, pero será insuficiente para
estimular otros sectores (transporte, minería, energía, etc.).
b. La
siderúrgica. País Vasco.
Se desarrolla en la segunda mitad del siglo XIX gracias al
dinamismo de la exportación de hierro barato y de buena calidad hacia RU.
Acabará por eliminar a otras industrias de España al ser la más competitiva
debido a que el hierro estaba en el País Vasco (bueno y barato), combinado con
la disponibilidad de energía barata que llegaba de la exportación del hierro
(los barcos que venían a cargar el hierro para RU traían carbón barato de RU).
No obstante debe señalarse que la siderurgia tiene limitaciones, el principal
es que disponía de pocos mercado a los que exportar, además existía una fuerte
competitividad con los productos de Alemania y RU. Al problema de la
exportación se añadía que el mercado interior precisaba transportes (y ya se ha
visto que era insuficiente y muy caro).
c. La industria agroalimentaria.
También se desarrollará a mediados del siglo XIX en Cataluña y el País Vasco
con productos como el vino, aceite, harina, corcho, químicas.
d. La minería.
En cuanto a ventajas se pueden señalar la abundancia de recursos minerales
(mercurio, hierro, plomo, zinc, etc.) situados en el País Vasco, Cantabria,
Málaga, Huelva, Cartagena, Asturias). Son productos susceptibles de exportar.
Pero el gran inconveniente es la falta de capital nacional, de tecnología, de demanda
interior y de un transporte barato.
Para paliar estos problemas se regulan disposiciones que facilitan la entrada
de capital, tecnología y demanda extranjera para la minería y el transporte,
siendo los países interesados Francia, Bélgica, Alemania e Italia.
En estas condiciones, la mayor parte de los benéficos marcharán del país, si
bien se pueden resaltar como positivo la entrada de energía barata, de
tecnología, construcción, infraestructuras el desarrollo de la banca y del
comercio industrial como la química-explosivos.
Se ha comentado que el capital nacional no podía abordar durante el siglo XIX
las necesidades de inversión en la minería a lo que debería de añadirse la
falta de demanda interior y la inexistencia de un transporte y en el mejor de los
casos, muy caro. Todo ello dificultaba el desarrollo de la minería.
La solución se vislumbra en 1868. La caída de la monarquía borbona, la llegada
de Amadeo de Saboya y la
Primera República crean la Ley de Bases sobre Minas para
establecer la explotación con la posibilidad de entrada de capitales
extranjeros.
En 1869 una nueva Ley aprueba la creación de empresas de capital extranjero y
mixta que abrirá las puertas a la modernización.
Las motivaciones de los liberales para adoptar estas medidas son diversas: la
propia ideología liberal (librecambismo), pero se encuentran con el crónico
problema de la falta de recurso financieros de ahí estas leyes que favorecerán
la recaudación a través de las concesiones mineras.
Con la entrada de capital extranjero (francés, alemán, británico, italiano),
España se convertirá en una potencia europea exportadora de hierro y otros
minerales como el mercurio (primer productor mundial). Gracias a la exportación
se expande el sector de la minería a finales del siglo XIX.
Los efectos de estas medidas serán variables y encontraremos tanto positivos
como negativos.
La inversión extranjera era directa (por tanto con escasos, nulos o incluso
negativos efectos -poco trabajo, técnicas extranjeras, etc.-) y en todo caso,
los efectos se encontraban muy localizados en zonas concretas (alrededor de las
propias minas existía un cierto auge comercial).
Pero en el País Vasco y en Cantabria, el capital extranjero se alió con el
español por lo que se constituyeron empresas de capital mixto, en estos casos,
cuanto menos en parte, los beneficios se quedaban en España, además, de alguna
manera, la industria de la minería impulsó las mejoras de las infraestructuras
y sirvió como desencadenante para la revitalización de otros sectores de la
producción (si bien exclusivamente en la zona del norte, nada más).
Los efectos negativos del proceso de industrialización en España serán para la
clase obrera (cuencas mineras, País Vasco, Catalunya), que viven en condiciones
penosas produciéndose sabotajes contra las máquinas. Las miserables condiciones
de vida favorecerán el surgimiento de organizaciones obreras que posteriormente
se unirán a los campesinos del sur. Por tanto, pese al bajo nivel de
modernización, se va destapando un grado nivel de agitación social.
7.3.- EL DESARROLLO DEL FERROCARRIL
El ferrocarril resulta clave a partir del siglo XVIII para el proceso de
modernización. Favorecer el trasporte provocaba el efecto de estimular el
propio desarrollo de las fuerzas productivas.
El transporte en España era caro (la geografía como determinante) y tan solo la
zona costera funcionaba medianamente bien debido al cabotaje.
España no posee ríos navegables por lo que era difícil disponer de vías de
comunicación interiores o en todo caso ponerse manos a la obra suponía un costo
muy elevado cuando no imposible. Todo esto provocaba que no existiese un
mercado interior, a lo más mercados fragmentados (mediterráneo, Cantábrico,
...) lo que frenará aún mas la modernización y de ahí que se hable de la España
del subdesarrollo.
Pese a todo se era consciente del problema y ya desde Carlos III se intentó
mejorar las redes de comunicaciones (carreteras, puentes, etc.).
En la segunda mitad del siglo XIX aparece el barco de vapor y el ferrocarril y
los gobiernos liberales emprende acciones para favorecer el transporte, pero no
se trata de un proceso lineal sino que debido a las guerras (Independencia y
carlistas) se dan serios pasos hacia atrás (durante las guerras se destruye lo
construido en los siglos XVIII y XIX.
Por otra parte, el coste de las inversiones era muy grande para una economía
tan pobre como la española con una Hacienda en perpetua crisis. A todo ello
debía añadirse la falta de demanda de este servicio (se trata de un círculo
vicioso, al no existir buenos medios de transporte, no se produce para el
mercado interior y al no producirse, no se necesitan transportes), por tanto no
se moderniza. Tan solo se invierte cuando el beneficio es claro como en el caso
de los barcos de vapor en el País Vasco.
En general, en todos los países, el desarrollo del ferrocarril jugó un papel
clave en el proceso de modernización. En España no sucedió.
El ferrocarril puede generar desarrollo en dos sentidos: mercado interior y la
demanda de productos industriales y de otros sectores.
Pero en España no jugará ese papel (al menos a nivel significativo), dado que
el ferrocarril llega tarde y cuando llega será con capital extranjero que
provoca el pago de grandes intereses y con limitaciones tecnológicas
importantes (en ancho delas vías), incluso los materiales usados para su
construcción serán extranjeros, además, para su construcción se daban
subvenciones, así subastaban una línea con las subvención más baja y los
licitadores colocaban materiales de baja calidad (el hierro de las vías, las máquinas
etc.).
Se debe hacer mención de la evolución del sistema financiero como elemento
importante para la modernización de una economía. En España tuvo una lenta pero
sensible transformación y modernización durante el siglo.
Las finanzas públicas. Fueron afectadas por una modernización formal (1845).
Sin embargo una de sus características fue el déficit permanente, el
endeudamiento, las desamortizaciones y otras concesiones para paliarlo.
El Estado recauda la mayoría de los ahorros y a la vez encarece y no realiza
inversiones productivas y estratégicas.
El sistema monetario se reordena y unifica en 1868 (peseta y patrón
bimetálico).
El sistema bancario sufre una lenta modernización y expansión hasta los años
50.
Ciclo de expansión y de crisis en los 50-60 y en la década posterior del siglo
XIX. Con respecto al sistema bancario se establecen los bancos de emisión y
bancos de negocios. También se producen desapariciones y concentraciones
bancarias.
Se crea un Banco Hipotecario (crédito público a largo término).
En 1874.se otorga la concesión del monopolio de emisión al Banco de España
Último cuarto de siglo. Crisis bancaria catalana y expansión vasca. Formación
banca mixta (comercial y de negocios) y aparición de las cajas de ahorro.
8.- EL SEXENIO DEMOCRÁTICO: LA
“GLORIOSA”, AMADEO I Y LA I REPÚBLICA
8. 1.- Antecedentes de la Revolución
. Resistencia de la Corona a perder su poder, lo que puso en su contra a
amplios grupos sociales.
. Varios sectores, al no alcanzar el gobierno democráticamente, recurren a los
pronunciamientos.
. Las sublevaciones (como la
del Cuartel de San Gil), causaron represiones; que motivan la
firma del Pacto de Ostende (agosto de 1866) entre progresistas (que desean
acabar con los Borbones) y demócratas (que quieren acabar con la Monarquía). En
1867 se les unen los unionistas (Serrano).
8.1.1.- Factores Políticos:
. La última etapa isabelina de Gobierno de unionistas y moderados (con
retroceso de los progresistas).
. Oposición política de los no dinásticos: carlistas y demócratas (éstos apoyan
la soberanía popular).
. Aislamiento de la Monarquía: sólo le apoya la alta burguesía, la nobleza y
algunos militares. Además, desaparecen los que la amparaban (como Narváez y
O´Donnell).
. En septiembre de 1868 se ejecuta el citado Pacto de Ostende, derrocando a
Isabel II.
8.1.2.- Factores sociales
. Los consumos (aprobados en 1845): impuestos indirectos sobre artículos de 1ª
necesidad. Era muy impopular, pero los liberales lo mantienen porque con él
consiguen importantes ingresos…
. Las quintas (contribución de sangre): servicio militar del que sólo se
libraban con dinero (los ricos…).
Lo anterior influyó en las revueltas del s. XIX y en el Pacto de Ostende.
8.1.3.- Factores económicos
. Crisis de Subsistencia: a partir de 1866 hubo malas cosechas, por lo que
escasea el trigo y sube su precio. La situación fue peor en el Centro que en la
Costa (donde hay pesca y comercio externo). Eso dará lugar al Hambre en muchas
zonas (como sucedió en el invierno de 1868).
. Crisis financiera: sobre todo en el ferrocarril (con más gastos que
ingresos…).
. Crisis bancaria: por lo anterior y otras causas.
. Desempleo: por la crisis y finalización de las obras de líneas férreas.
. Crisis en el sector textil: falta de apoyo, desfase y competencia inglesa,
falta de algodón, etc.
8. 2.- LA REVOLUCIÓN DE
1868 (“La Gloriosa”)
. La última revolución que lidera la burguesía, con la intención (como antes)
de gobernar con un golpe de estado. Pero el apoyo popular hizo que adquiera
tintes revolucionarios. No sólo querían derrocar a la Reina, sino introducir
reformas para modernizar el sistema liberal, hacerlo más democrático (eliminar
el sufragio censitario, participar las clases populares, etc.). Los objetivos
eran:
- Lograr el respeto de los derechos ciudadanos.
- Reconocer la soberanía nacional.
- Constituir unas Cortes constituyentes, elegidas mediante sufragio universal.
Por eso, este movimiento era distinto de los anteriores. Además, los
protagonistas eran dobles y antagónicos: la burguesía pretendía acabar con los
obstáculos que impedían la modernización del sistema capitalista, y las clases
populares querían transformar las estructuras de la propiedad agraria (que no
se arreglaron con las desamortizaciones).
Así pues, “La Gloriosa” comienza con el típico pronunciamiento militar, apoyado
por la burguesía. Pero,
al intervenir activamente el pueblo, se convierte en revolución. Tendrá grandes
repercusiones.
8. 2.1.-Triunfo de la
revolución
Prim, militar progresista de gran prestigio, fue elegido jefe
del Comité Revolucionario en Ostende.
La revolución comenzó en Cádiz, cuna del liberalismo español, al pronunciarse
el cuerpo de marina (dirigido por el almirante Topete) el 17-IX-1868. Fue un
triunfo fácil y sin sangre.
Regresa Prim del exilio y se constituye la primera Junta Revolucionaria.
Se forma otra en Sevilla, que formula los principios
revolucionarios: sufragio universal, libertad absoluta de imprenta, abolición
de la pena de muerte, abolición de las quintas, supresión del impuesto de
consumo, elección de Cortes que hicieran una Constitución, etc.
Desde Madrid envían un ejército (al mando de Novaliches) para defender a la
Reina, pero son derrotados por Serrano en Alcolea. Isabel se exilia desde San
Sebastián a Francia.
8.2.2.- El Gobierno Provisional y las Juntas Revolucionarias
Las Juntas Revolucionarias surgieron por toda la geografía nacional. Defendían
un programa más radical que el del Comité Revolucionario (predominaban los
demócratas). Una de sus medidas fue la de armar al pueblo y crear grupos de
defensa civil parecidos a la antigua Milicia Nacional
(Voluntarios de la Libertad).
A veces (como en Madrid) se formaron dos Juntas: una integrada por unionistas y
progresistas, y otra por demócratas; que acabaron uniéndose para formar un
Gobierno Provisional, en el que aparecen figuras como Prim, Ruiz Zorrilla y
Sagasta. Su primer trabajo fue convencer a las Juntas de que se disolviesen, a
cambio de dar satisfacción a sus peticiones e integrar a sus miembros
significativos en la administración.
Después, Prim disuelve los grupos de defensa civil. Lo que fue tomado por los
campesinos andaluces como una maniobra contra la revolución social pretendida,
dando lugar a levantamientos.
En lo económico, se normaliza el sistema monetario con el establecimiento de la
peseta para todo el territorio nacional, se abolió el derecho de puerta y se
estudiaron medidas de corte librecambista y otras para mitigar el paro,
subvencionando a los Ayuntamientos que contratasen jornaleros.
Más tarde, el Gobierno Provisional publica el Manifiesto de la Nación, que
recoge las medidas demandadas por las Juntas (menos la abolición de quintas).
Se disolvieron casi todas, algunas como la de Barcelona se
resistieron, iniciando los conflictos entre la periferia y Gobierno Central.
· Las fuerzas políticas en este período se reestructuraron en torno a cuatro
bloques:
- La extrema derecha: los carlistas, tras la renuncia de don Juan en Carlos
VII, aceptan el juego parlamentario momentáneamente, con lo que se incorporan
al sistema.
- La derecha: aglutinada en torno a los moderados, se aprovecha del uso de la
libertad de prensa para demandar el regreso de Isabel II, con apoyos de la
grandeza de España y grandes latifundistas.
- En el centro se situaba la tendencia monárquico-demócratica, que integran las
fuerzas firmantes del Pacto de Ostende: progresistas, unionistas y algunos
demócratas que aceptan la
monarquía.
- A la izquierda quedaba situado el Partido Republicano
Federal, una facción distanciada de los demócratas (los que se oponían a la
monarquía).
8.2.3.- Inicio de los problemas coloniales
A la vez que los sucesos anteriores, se producen movimientos independentistas
en Cuba y Puerto Rico. En la primera, tras el "Grito de Yara" lanzado
por el criollo Manuel Céspedes, pretendían crear una república independiente
con el apoyo de una guerrilla, de los esclavos, de plantadores, etc.
El origen estuvo en el brutal sometimiento político y económico que ejercía
España. En el plano social, las desigualdades eran enormes, ya que debido a los
intereses de los terratenientes, la esclavitud era legal. Además estaban las
intrigas de USA, muy interesados en la isla, cuyo control económico pretendían.
De nada servían las promesas del Gobierno Provisional (Prim), ofreciendo
mejoras políticas por la vía del diálogo: incluso se llegó a proponer el
traspaso de la isla a EEUU.
El conflicto se radicalizó, originando la “Guerra Larga”, en
la que los insurrectos, apoyados por los norteamericanos, fueron incapaces de
vencer a las tropas españolas. En 1878 se firma la “Paz de Zanjón”, que no sería
más que una tregua transitoria en el conflicto.
8.3.- DEL GOBIERNO PROVISIONAL A LA MONARQUÍA DEMOCRÁTICA
El Gobierno Provisional presidido por Serrano convocó Cortes
Constituyentes, con triunfo del sector monárquico democrático, lo que parecía
significar una cierta estabilidad para afrontar la difícil situación. Pero
había demasiados problemas:
· Sociales: derivados de la crisis agrícola y el paro existente, así como la no
eliminación de las quintas (que se mantienen debido a dos guerras: la de Cuba y la Carlista, que
se reinicia con la llegada de Amadeo I). Además, el Impuesto de Consumo se
sustituye por otro peor: el de Capitación, impopular e insolidario, pero
necesario por la delicada situación de Hacienda.
· Económicos: destacan los enfrentamientos entre el Gobierno (librecambista) y
los industriales catalanes (partidarios del proteccionismo).
· Políticos: sobresalen las citadas guerras Carlista y de Cuba, el asesinato de
Prim, la escisión del partido Progresista, la consolidación del partido Republicano
y la actitud de Amadeo I.
8. 3.1.- El Período Constituyente
Recibe este nombre porque fue el encargado de elaborar una Constitución.
- El mayor logro de la Revolución del 68 fue el establecimiento del sufragio
universal, con el que se eligieron unas Cortes que redactaron la Constitución
de 1869. En este período, el general Serrano fue nombrado regente hasta llegar
a un consenso para ocupar la Corona (ya que en los comicios venció la coalición
monárquica-demócrata: progresistas, unionistas y demócratas monárquicos).
- La libertad de culto y la disolución de la Compañía de Jesús (con incautación
de bienes y expulsión) molestó a los sectores más conservadores del país.
Además, el acoso a la Iglesia culminó con la derogación del Fuero Eclesiástico
(beneficios que la Iglesia obtenía del Estado desde 1851).
8.3.2.- La Constitución de 1869
Fue la primera constitución española verdaderamente democrática pues, además de
reflejar la soberanía popular (era el pueblo quien elegía al monarca y limitaba
sus poderes), reconocía derechos fundamentales como el de reunión, asociación e
inviolabilidad de correspondencia.
Se establecía también la libertad religiosa, reconociendo la práctica de otras
religiones.
Así mismo, contemplaba la descentralización estatal.
Establecía la monarquía constitucional, con soberanía popular y división de
poderes:
. El legislativo era bicameral (Congreso y Senado), elegido por sufragio
universal (masculino y directo): el nº de diputados por provincia era
proporcional al nº de sus habitantes, pero cada provincia tenía un nº fijo de 4
senadores (varones > 40 años: con recursos, cargos y titulación).
. El poder judicial gozaba de total independencia. Incorporó los Jurados para
delitos políticos (para garantizar derechos y libertades) y mantuvo la pena de
muerte (limitada a casos concretos).
. El ejecutivo lo tenía el Rey (era jefe del Estado), pues los ministros
gobernaban en su nombre. El monarca podía disolver las Cámaras (sólo una vez en
cada legislatura) y sanciona las leyes.
El gobierno local quedaba en manos de los Ayuntamientos democráticos,
encargados -además- de la instrucción pública primaria, obligatoria desde 1857.
8.3.3.- La Regencia de Serrano
Según la Constitución, Serrano fue nombrado Regente y Prim Jefe del Gobierno y
ministro de Guerra. Por lo que buscan un monarca que encaje con la Carta Magna. Tarea
que fue difícil, pues unos renuncian y otros son rechazados por las Cortes.
Hasta dar con Amadeo de Saboya.
Durante este período se llevó a cabo una intensa labor legislativa, para acomodar
las leyes a la
nueva Constitución: se aprobó un nuevo Código Penal (más
humanitario), se legalizó el matrimonio civil, la Ley Orgánica del
Poder Judicial y se creó el Registro Civil.
8. 3.4.- La
Monarquía Democrática de Amadeo I
Fue elegido (en noviembre de 1870) porque no había otro. Y, aunque
políticamente era correcto y neutral, nadie le apoyaba (el único que lo hizo,
Prim, fue asesinado):
. La Iglesia porque, durante la unificación italiana, la casa de Saboya mantuvo
una postura anticlerical. Preferían, igual que la aristocracia y parte del
ejército, al hijo de Isabel II: Alfonso. La nobleza latifundista se le oponía
porque los principios democráticos del régimen podían derivar hacia el
socialismo y la disolución del orden tradicional (deseaban la vuelta al
liberalismo doctrinario que, con el voto censitario, alejase las probabilidades
de cualquier revolución).
. La burguesía, sobre todo la catalana, se distanció del régimen descontenta
con la política librecambista, retirando incluso el apoyo financiero a Amadeo y
optando por Alfonso XII.
. La monarquía democrática fue atacada incluso por las clases populares. Así
como por los demócratas y por los republicanos. Y no digamos por las fuerzas
obreras, agrupadas en la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT),
controlada por los anarquistas.
. El resto de partidos (unionistas, progresistas -que desaparece-, etc.)
estaban divididos y Amadeo no fue capaz de agruparlos. La coalición y los
gobiernos se desunieron unos tras otros. Sagasta y Serrano se suceden en el
gobierno, hasta que el estallido de la nueva guerra carlista y los problemas de
orden público llevan a Serrano a pedir al rey la suspensión de las garantías
constitucionales (libertades). La negativa de Amadeo originó la dimisión de
Serrano; sustituido por Ruiz Zorrilla, que ganó las nuevas elecciones con el
Partido Radical (nueva facción escindida de los progresistas).
El final del reinado tuvo su origen en la insubordinación de los oficiales de
Artillería: Zorrilla presentó un decreto al rey para disolver dicho cuerpo,
pero eso conllevaba un doble problema para Amadeo: si firmaba, se enemistaba
con los militares; y, si no lo hacía, con los escasos políticos que le eran
fieles. De modo que presentó su renuncia en febrero de 1873.
8.3.5.- La Guerra carlista
Sería el último intento de los sectores tradicionalistas para hacerse con el
trono. La caída de Isabel II renovó las esperanzas del carlismo, un movimiento
que 30 años después de la 1ª guerra aún tenía adeptos. Durante la etapa de
Amadeo, con la esperanza de alcanzar el poder sin la ayuda de las armas, actúa
dentro del marco constitucional. En mayo de 1872, aprovechando al creciente
impopularidad de Amadeo I y las actuaciones del gobierno contra los intereses
de la Iglesia, se reinicia la Guerra y entra en España Carlos VII; pero los
carlistas son derrotados y don Carlos tuvo que refugiarse en Francia.
Cuando llegó la República, la Guerra se recrudeció en el Maestrazgo y
Vascongada. En 1873 regresa don Carlos y toman Estella, ciudad que convirtieron
en capital de un pretendido Estado Carlista. Después pretenden tomar Bilbao,
para ganar prestigio y reconocimiento de las potencias extranjeras; pero, tras
meses de asedio, las tropas de Serrano les obligan a levantar el cerco.
Incapaces de tomar otras ciudades y tras la proclamación de Alfonso XII, su
causa perdió el apoyo de sectores más conservadores. En 1876 serán expulsados a
Francia, terminando el último intento de los carlistas.
8. 4.- LA
PRIMERA REPÚBLICA
Tras la abdicación de Amadeo, Congreso y Senado (en contra de
lo que dictaba la Constitución) se constituyen en Asamblea Nacional y asumen la soberanía. Tras el
fracaso anterior, los monárquicos no tienen más remedio que entregar el poder a
los republicanos (cuando menos lo esperaban).
. Hay, pues, un cambio sociopolítico: por primera vez en la historia de España,
el poder civil se impone al Ejército y a la Iglesia. Además,
quieren descentralizar España y apoyar el federalismo.
. Las clases populares tuvieron cierto protagonismo. Pero su idea de la
República era más social que política (asociada al mito del “reparto”). El
extremismo anarquista dio lugar al cantonalismo.
. Los republicanos se dividieron: los que pretendían instituir una República
Federal por la vía revolucionaria, y los que querían hacerlo por la democrática. Esta
lucha acabó por desprestigiarles y destruir el sistema. Además, el peligro de
disolución social empujo a la República hacia posturas conservadoras (pues la
burguesía estaba asustada: agitación, caos, inseguridad, cantones...).
8. 4.1.- Hacia la
República Federal
Llenó el vacío de poder existente, pero continuaban los
graves problemas: crisis de Hacienda, la guerra carlista, un ejército inclinado
hacia posiciones moderadas, el problema agrario, la falta de apoyo internacional
(sólo fue reconocida por Suiza y Estados Unidos) y la creciente radicalización
de la lucha social. Por eso, aumentó el temor de las clases propietarias a una
posible revolución: en Madrid, la burguesía llegó a organizarse para defenderse
del populacho (“Cuerpo de vecinos honrados”), muchos huyeron y numerosos
inversores sacaron sus capitales del país. Conozcamos el proceso cronológico e
ideológico que tuvo lugar:
· Como decíamos, tras la dimisión de Amadeo, el 11 de febrero de 1873, el
Congreso y Senado constituidos en Asamblea Nacional asumen la soberanía y
proclaman la
República. Figueras fue elegido primer presidente, ayudado
por un gabinete de republicanos en coalición (Pi i Margall, Castelar, Salmerón,
etc.).
Pero, además de los problemas ya señalados, existía una gran incongruencia: una
República bajo una Constitución monárquica. Por eso, urgía convocar Elecciones
Constituyentes, que elaboraran una nueva Constitución.
Toman la iniciativa un grupo de republicanos radicales, que se enfrentan al
poder y anteponen los intereses de su partido a los nacionales, intentando
sublevarse; siendo frenados por el Ministro de la Gobernación, Pi y Margall.
Entonces, los republicanos federales se quedan solos y adoptan medidas
populares que no había adoptado la monarquía democrática: la concesión de una
amnistía, supresión de los consumos y la desaparición de las quintas (pero
nunca serán puestas en práctica…).
En mayo de 1873 se celebran esas Elecciones a Cortes, con el objetivo de
elaborar una estructura federal del Estado (pues eran los que mandaban…). Sin
embargo, la abstención fue mayoritaria: por el retraimiento de los partidos
tradicionales (los alfonsinos de Cánovas, constitucionalistas de Sagasta y
radicales de Ruiz Zorrilla), el rechazo a la participación política de los
anarquistas, e incluso del pueblo (desanimado por la no aplicación de medidas
sociales concretas).
· Vencen pues los federalistas y, reunidas las Cortes en junio, se proclama la República Federal.
Figueras abandona el poder y nombran presidente a Pi i
Margall.
En este breve período se redacta el proyecto de la Constitución Federal
de 1873, precipitada e innovadora: soberanía popular (la 1ª que lo menciona
claramente), gran independencia del Poder Judicial, intenta solucionar el
problema colonial con la asimilación de Cuba y Puerto Rico como estados de la
nación española y la regulación de otros enclaves coloniales, pretende
conformar una estructura territorial integrada por 17 estados federados
(algunos se correspondían con los viejos territorios históricos, como Cataluña
y Extremadura, mientras que se establecen otros con criterios menos claros;
pero se trataba de liquidar la estructura centralista impuesta por los
moderados y dar paso a un sistema descentralizado y democrático), y presentaba
incluso un cuarto poder denominado “poder de relación” (reservaba al presidente
de la República las facultades de nombrar al jefe del poder ejecutivo, como si
de un monarca constitucional se tratara).
Pero, en contra de lo que cabría esperar, en lugar de pacificación creció la
inestabilidad:
- Los federalistas insisten en sus objetivos y surge el levantamiento cantonal
(sobre todo en Cartagena, en el mes de julio, y en otros lugares de la costa
mediterránea), que se niega a reprimir Pi i Margall (porque era federalista).
Además, los obreros apoyan este movimiento, especialmente el sector anarquista
(aunque no tanto como se ha escrito); por lo que se convierte en un problema
político-social, con marcado tinte popular y revolucionario.
- No se solucionan los problemas sociales.
- Se hizo más intensa la guerra carlista, que se extiende a Cataluña.
- En un mes tuvo que formar tres gobiernos
Debido al cariz de la situación, por las causas señaladas y ante la necesidad
de controlar tan graves problemas, se produce un giro del régimen hacia la
derecha.
8.4.2.- El giro de la República hacia la derecha
· Renuncia, pues, Pi y Margall; y la única salida que le queda a la República
es la de controlar el orden público. Tras la elección de Salmerón como
presidente el 18 de julio, éste encargó a los generales Pavía y Martínez Campos
la pacificación del área andaluza y levantina, Paradójicamente, el ejército que
había pretendió marginar se convertía de nuevo en el instrumento de su
salvación.
De 1873 a
1874, los cantones fueron cayendo; a la vez que la República perdía atractivo
para las clases populares y lo ganaba para los sectores burgueses y
financieros, que veían cómo se alejaba el peligro revolucionario. Como
consecuencia de esta contradicción entre libertad y autoridad, dimite Salmerón,
que se negó a firmar penas de muerte consideradas imprescindibles para mantener
el orden.
· Se hace cargo de la
presidencia Castelar en septiembre; y, con el giro definitivo
hacia la derecha, se revistió de poderes extraordinarios que le permitieran
suspender las Cortes y recortar las libertades. Esta posición provocó la
aparición de dos posturas: por un lado los intransigentes, mayoritarios en las
Cortes, que querían que la República se orientara hacia la izquierda; y, por
otro, los antiguos radicales, partidarios de estabilizar la situación como
única salida del régimen.
8.4.3.- El fin de la República
Cuando Castelar fue derrotado por una moción de los
intransigentes, el general Pavía (partidario de los segundos), se apresuró a
disolver las Cortes, poniendo fin a una República (3 de enero de 1874) que
nunca tuvo legitimidad constitucional. Y prosigue la precariedad institucional…
Tras esto, Pavía entregó el poder a un grupo de políticos participantes en la
Revolución de 1868 y que había destacado por su protagonismo durante la primera
fase del Sexenio. Conceden la presidencia a Serrano y se nombró un gobierno
integrado por antiguos monárquicos, ante la negativa de los republicanos de
Castelar a colaborar con Serrano. Tampoco Cánovas, partidario de Alfonso XII le
apoya; al igual que las clases conservadoras, que también se inclinan por el
futuro rey. A lo largo de 1874, estos sectores conspiran a favor de la
Restauración: terratenientes, banqueros y muchos políticos están convencidos de
que sólo una reorientación autoritaria salvaguardaría sus intereses.
Mientras, Serrano refuerza el orden público: disuelve la AIT, acaba con el
problema cantonal, con la
Guerra Carlista (en la que participa personalmente) y
refuerza el aparato militar. Aunque no logra estabilizar su régimen
autoritario; de modo que, a finales de 1874, la totalidad de la clase política
pensaba en la Restauración: aunque se dudaba de la vía a seguir, si la militar
o la civil.
Cánovas se inclinaba por la civil, o acción política. Pero los acontecimientos
se precipitan al pronunciarse Martínez Campos en Sagunto a favor de la monarquía. El
gobierno de Madrid, al comprobar que el nuevo movimiento contaba con el apoyo
de los militares, no opuso resistencia y se consumaba la Restauración.
1. La Guerra
de la Independencia: precipitó crisis monarquía absoluta y dio lugar a reformas
del A.R. Internacional, guerra civil, crisis política
Desarrollo de la Guerra: Primera fase: Sublevación de Madrid. Sitios de Gerona
y Zaragoza. guerrillas
Segunda fase: (1808-12) dominio francés con Napoleón al frente
Tercera fase: (1812-14) declive de Napoleón en Europa. Apoyo inglés
Evolución política: La Juntas (nuevo tipo de autoridad de origen popular.) y
afrancesados
Consecuencias: Crisis económica y social. Militarización de la política. Exilio,
caudillismo
2. Las Cortes de Cádiz, convocadas por Junta General, nuevo régimen político.
Absolutistas. Liberales y jovellanistas
La Constitución de 1812: origen popular, extensa, muy rígida en modif..
Principios: soberanía nacional, división de poderes, representantes de la
nación, limita poder monarquía, monarqu. Constitucional, derechos de ciudadanos
–imprenta- sufrag univers. Masculino. No señoríos, desamortiza. Supresión
Inquisición
El liberalismo: constitución, división de poderes, sufragio censitario,
gobierno respons. Libertades indiv.
- Moderados: soberanía compartida: corona-cortes; corona + atribuciones;
sufragio restringido (riqueza y formación) libertad=seguridad, centralismo,
Iglesia; bases sociales: burguesía enriquecida y aistocracia
- Progresistas: soberanía nacional cortes + atribuciones; sufragio menos
restringido; derechos + amplios (imprenta y asociación) bases sociales +
populares algunos revolucionarios
3. Fernando VII y la vuelta al absolutismo. Restauración europea. Antiguo
régimen (1814-20) exilio.
Trienio Liberal (1820-23) Pronunciamiento de Riego. Desarrollo Consti. 1812.
Suprime Inquisición. Desam.
Década Ominosa (1823-33) reformismo moderado y técnicas. Oposición
4. La Desamortización: acto jurídico, los bienes de manos muertas libres para
ser vendidos. (Eclesiásticos y municipales) Mendizábal. Espartero. El estado se
apropia de estos bienes y saca a subasta. Compromiso de contribuir al culto.
Objetivos: asentar propiedad indv. Fondos para remediar déficit, fondos para
guerras carlistas. Consecuencias: poca afección a los latifundios, más
superficie cultivada y mejora economía.
5. La oposición al sistema liberal: la primera guerra carlista. Muerte de Fern
VII, enfrentamiento partidarios su hermano Carlos y los de su hija Isabel. D.
Carlos apoyado por absolutismo y reina por liberales. Carlistas fuertes en
Navarra y país Vasco, defensa fueros 1ª guerra: 183-39. Espartero firma
Convenio Vergara. Pero conflicto en todo el XIX
Isabel II: Regencias Mª Cristina y Espartero. Reina: Década Moderada, Bienio
Progresista. Moderada
6. La evolución económica: agricultura, industrialización y ferrocarril,
modernización económica. reforma agraria liberal: abolición del régimen
señorial, cambió tenencia y explotación de la tierra. No afecta a
propiedad. La
desamortización. Incremento de la producción, cereales y vid.
Industria, escasa iniciativa, poco desarrollo demográfico, dependencia
tecnológica y de capital (fracaso de revol. Industrial en España)
Industria textil. Pérdida de colonias econom. Proteccionista. Ind. Siderúrgica
con obstáculos por mercado insuficiente y energía cara. Minería, muchos
recursos, pero falta de capital y tecnología y escasa demanda. Se abrió minería
a capitales y técnica extranj. Y exportación. Transportes deficitarios afectan
a economía, el desarrollo del ferrocarril importante como refuerzo del sistema
capitalista (pasa de industrial a financiero al tener que financiar
construcción del ferrocarril. Mejor control del territorio por el Estado.
Capital extranj y nacional. Construcción con escándalos. Desigualdades
industria-ferrocarril. Mejoras en el sistema financiero
7. El Sexenio democrático: la gloriosa, Amadeo I y la I República revolución
de 1868 integrada de todas las fuerzas políticas frente a Isabel II. Causas:
Descrédito monarquía, ideario democrático y secular, crisis agraria y
financiera. Convocan Cortes Constituyentes. Insurrección militar. Juntas.
Gobierno provisional: libertades básicas (religiosa) medidas económicas (no
consumos) elecciones
Consti. 1969 discutieron tipo de régimen – monarqu o repúb.- soberanía nacional
en Cortes, sufragio universal, declaración grande de derechos y libertades,
descentralización administrativa y judicial.Regencia Serrano.
8. Amadeo de Saboya entre otras alternativas, como rey constitucional pero
fuerzas políticas incapaces de asegurar estabilidad. También oposición política
y social, nueva guerra carlista, insurrección cubana, escaso apoyo del rey, que
abdicó y proclamaron la
Asamblea Nacional la Primera República, poco apoyo y división
de políticos entre unitarios y federalistas. Proyecto de Constitución república
federal que no se aprobó. Evolución mas conservadora.