Leda y el cisne
Artista: Paul Cézanne
Francia, 1882
Título original: Leda au cygne
Museo: Fundación Barnes, Philadelphia (Estados Unidos)
Técnica: Óleo (59,8 x 75 cm.)
Zoofilia facetada.
Un cisne agarra la mano de Leda. Son los preliminares de un acto sexual representado infinitas veces en la historia del arte desde la Antigüedad.
El cisne es Zeus, maestro del disfraz que, para escaquearse de su esposa, se vestía de todo tipo de animales y demás formas para llevar a cabo sus infidelidades. Un tema clásico en todos los aspectos, pero viniendo de un artista contra-corriente como era Paul Cézanne, se convierte en algo muy novedoso, moderno, inédito, fascinante.
El pintor, más impresionista que los impresionistas (de hecho, fue uno de los llamados post-impresionistas), se adelanta un poco más y hasta parece que casi mete un pie en el Fauvismo (que aún tardaría un par de décadas más en aparecer). El cromatismo radical de este cuadro así lo indica.
Cézanne apenas trabajó los temas mitológicos, pero por alguna razón debió de atraerle esta historia, consiguiendo una de sus pinturas más sensuales. Leda es pura curva y voluptuosidad, con las mejillas sonrojadas y mira hacia el pajarraco adivinando sus intenciones.
Cézanne, por cierto, no se corta en cortar (valga la redundancia) el pie de la mujer, un acto artístico casi sacrílego para la época. Además, vemos sus características pinceladas, solitarias y sintéticas. Es la técnica del facetado, que alterna tonalidades cromáticas para descomponer formas y jugar con el espacio, algo que volvería locos en el futuro a artistas como Picasso o Matisse, que dijeron: «Cézanne es el padre de todos nosotros»
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