miércoles, 24 de diciembre de 2025

Ukiyo-e

 

 Zorros de fuego en la Nochevieja bajo árbol enoki, de

la serie «100 famosas vistas de Edo», Ando

Hiroshige, 1857, xilografía

 Ukiyo-e (Siglos XVII-XX)

 «Ukiyo-e» es el nombre dado a los grabados que se realizaban en Edo, nombre ancestral de Tokio. «Ukiyo», una palabra budista, alude al «mundo flotante» de las situaciones cambiantes y la palabra japonesa «e» significa «pintura», de manera que ukiyo-e se traduce como «pinturas del mundo flotante». Entre 1603 y 1868, mientras Japón se halló bajo mandato de los sogunes, Edo se convirtió en una de las mayores ciudades del mundo.

 

Entre los siglos xvii y xix, los sogunes aprobaron multitud de decretos opresivos y regularon el ocio, los barrios del placer y las zonas de entretenimiento de las ciudades japonesas. Todo ello alentó la idea de que la frivolidad y el disfrute eran difíciles de experimentar, y el deseo de divertirse, relajarse y entretenerse se volvió una aspiración para muchos. Cortesanos, geishas, luchadores de sumo y actores de kabuki vivían en los barrios del placer y fueron las celebridades del período Edo. Se convirtieron también en la temática de las populares novelas ukiyo zoshi («cuentos del mundo flotante») y de las pinturas y xilografías ukiyo-e. El «mundo flotante» originalmente aludía a la fugacidad de la vida, pero acabó por referirse al entorno desenfadado y agradable de los barrios del placer, que acogían teatros, restaurantes y casas de té, y se hallaban lejos de la mundanal vida cotidiana y de la ciudad en expansión. Para la mayoría de las personas, las emocionantes vidas de los famosos parecían flotar sobre la lúgubre realidad de la existencia ordinaria. Los pintores empezaron a representar a estas personas glamurosas en sus seductores mundos y sus imágenes empezaron a cotizarse. Posteriormente añadieron a su repertorio animales, aves, escenas narrativas y paisajes, expresiones del «mundo flotante» alejadas de las realidades corrientes que cobraron una popularidad excepcional. Por primera vez en la historia japonesa, los artistas crearon imágenes que complacían al público general.

 

Desde las alturas 

 El nombre de «ukiyo-e» procedía de la sensación de cernirse sobre los mundos representados en el arte. Las imágenes se retrataban con la intención de transmitir a los espectadores la idea de estar contemplando y disfrutando la cara amable de la vida, sin tomar parte real en ella ni desobedecer al sogún. En este sentido, las imágenes ukiyo-e suelen incorporar perspectivas insólitas, con vistas a transmitir al espectador la sensación de estar sobrevolando un paisaje o un acontecimiento. Aunque en su mayoría las imágenes se produjeron antes de la invención de la fotografía, a menudo presentan encuadres muy fotográficos y transmiten la sensación de captar una estampa instantánea, en lugar de una imagen general. Estas composiciones inusitadas engendraban nuevas fantasías oníricas. A menudo las imágenes estaban atravesadas por diagonales que imprimían movimiento y realzaban la lisura del papel. No se intentaba simular texturas ni tonalidades: las imágenes eran imágenes y no pretendían emular la realidad. La armonía era importante, de manera que entre las zonas abarrotadas de colores y estampados densos se intercalaban espacios en blanco.

 

Tinta impresa

 El ukiyo-e era muy popular entre un público muy amplio, gran parte del cual no podía costearse adquirir pinturas. Las primeras obras se crearon con tinta china, que resultaba muy cara. Pero a partir de 1670, Hishikawa Moronobu (1618-1694), conocido como el padre del ukiyo-e, experimentó con la impresión monocroma con planchas de madera. Esta técnica de la xilografía cobró popularidad rápidamente, pues permitía producir imágenes en serie y a precios más asequibles. Algunas de estas estampas se retocaban con pinceladas de tinta de color hasta 1765, cuando Suzuki Harunobu (1724-1770) concibió una técnica para imprimir a todo color. Se trataba de un método preciso gracias al cual, a partir de entonces, las estampas ukiyo-e lucieron vivos colores, cosa que complementaba sus llamativos diseños, y se tornaron aún más populares. Okomura Masanobu (c. 1686-1764) fue otro influyente artista de ukiyo-e en la época. Muchas impresiones de ukiyo-e, obra de artistas como Kitagawa Utamaro (c. 1753- 1806) y Tˉoshˉusai Sharaku (activo entre 1794 y 1795), se crearon inicialmente como carteles para anunciar actuaciones teatrales y burdeles o bien eran semblanzas de actores, cortesanos y geishas. Hacia el siglo xix se incorporaron imágenes de la cultura urbana y paisajes.

Artistas como Katsushika Hokusai (1760-1849) y Ando Hiroshige (1797-1858) crearon efectos gráciles, sensibles y diestros de clima, perspectiva y aspectos del mundo natural.

 

El japonismo  

Entre 1639 y 1854, los japoneses sólo comerciaron con los holandeses y los chinos. Pese a tal aislamiento, los holandeses difundieron en tierras niponas las ideas y los descubrimientos científicos occidentales y a su vez llevaron noticias de Japón a Europa.

Tras la restauración Meiji de 1868, Japón restableció los lazos comerciales con el resto del mundo. Ideas occidentales como la fotografía y la perspectiva lineal influyeron en los artistas japoneses y poco a poco el ukiyo-e se antojó demodé y las estampas perdieron su valor. Empezaron entonces a utilizarse como papel de embalaje para los productos exportados. En Europa, no obstante, su descubrimiento causó sensación. Los artistas europeos cayeron rendidos ante aquellas ideas, con su uso de temas cotidianos, puntos de vista inusitados, perspectivas inclinadas, colores lisos y llamativos y contornos marcados. Tales ideas jamás se habían visto en Occidente y se convirtieron en fuente de inspiración para algunos de los más destacados artistas y diseñadores impresionistas, posimpresionistas y art nouveau. En Francia, aquella moda se conoció como Le Japonisme.La emergencia de la modernidad

 

Los períodos Edo y Meiji

El período Edo concluyó en torno a 1867 y estuvo seguido por la era Meiji, que se prolongó hasta 1912. El período Edo fue una fase tranquila, mientras que durante el Meiji, cuando se restituyó el poder al emperador, se vivieron más cambios. El ukiyo-e se vio modificado cuando Japón estableció lazos comerciales con Occidente y se filtraron influencias foráneas.

Hiroshige

Zorros de fuego en la Nochevieja bajo árbol enoki, de

la serie «100 famosas vistas de Edo», Ando

Hiroshige, 1857, xilografía

 Desde un punto de vista cenital, los zorros se apiñan bajo un inmenso almez. Esta escena muestra el santuario de Oji Inari, al norte de Edo.

Cuenta la leyenda que en aquel almez frente al santuario se reunían los zorros de la región de Kanto para transformarse en humanos el día de Nochevieja. Los lugareños también estudiaban las auroras boreales para predecir la bonanza de las cosechas del año venidero.

Hiroshige fue el último gran maestro de ukiyo-e y cambió las tradiciones del estilo, bandonando la representación de personas famosas en pro de sus astutas observaciones de la naturaleza, incluso en esta obra mitológica. Con ángulos dinámicos, esta composición crea drama y posee un efecto aún más potente si se tiene en cuenta que los japoneses leen de derecha a izquierda.

 La idea en sintesis:

xilografias y pinturas japonesas de un mundo cambiante

 

 En cierto sentido, toda mi obra se basa en el arte japonés.

Vincent van Gogh

Envidio a los japoneses por la enorme claridad que impregna su obra.

Vincent van Gogh

 

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