domingo, 5 de noviembre de 2023

Extracto catalogo exposición “Adorno y Honor. Maceros , Timbales y Clarines”

 

1956 Continuidad... en más de un sentido

Al concurso de 1956 se presentaron dos bocetos conservados en el Archivo Municipal de Zaragoza que hacían referencia directa a momentos o actos públicos en los que participaba la corporación municipal. El primero de ellos vuelve a reproducir el avance -esta vez lineal- del Farol de la Hispanidad sobre la acostumbrada silueta del templo del Pilar. En el Archivo Municipal de Zaragoza, al desembarcar el ejemplar, se encontró debajo otro boceto inacabado que sustituía el manido perfil pilarista por el volteo de una campana esbozada en tonos claros sobre un cielo nocturno. Aunque no concurrían aquel año circunstancias concretas que alentaran la elección del Farol de la Hispanidad, el desconocido autor de los bocetos pudo entender que jugaba sobre seguro al escoger una de las imágenes más llamativas del repertorio de festejos. Al fin y al cabo su  aparición en el Rosario de Cristal era un momento particularmente espectacular de la procesión, pues la colorida nave salía escoltada por la Policía Municipal en uniforme de gala, lo que confería un especial solemnidad al conjunto.



El boceto anónimo presentado al certamen de 1956, con el lema Continuidad es mucho más interesante que el anterior. Como se adivina por el título escogido, el autor pretendía subrayar el arraigo histórico de la fiesta más importante de Zaragoza, ligado la imagen de los ministriles municipales a la Lonja, edificio civil que representa la etapa más esplendorosa de la ciudad, aquella que le valió el sobrenombre de La Harta. Por otra parte, el concursante demostraba un conocimiento -que sabe si empírico o algo más- del protocolo municipal, pues en las Política Ceremonias de la Imperial Ciudad de Zaragoza se señala este edificio como el punto de partida de las salidas de la Corporación, arropada en su marcha por los ministriles: “Sale de la Lonja formada la Ciudad, esperando en la Longuilla de la puerta mayor los Clarines y Timbales, quienes luego que reconocen sale la Ciudad con sus Maceros, usan de su oficio”.



La pieza anónima presentada al certamen de 1956 muestra una evidente cercanía con una tarjeta postal de colección privada. La fototipia sobre cartulina titulada Los timbaleros del Ayuntamiento recoge una recreación tridimensional de los clarines, timbalero y portatimbales de la ciudad. Al parecer, estos muñecos de aspecto enternecedoramente naif se exhibieron en la Exposición Artística de Zaragoza de 1905. En la postal, el cuerpo de ministriles municipales hace su salida del Antiguo Ayuntamiento -situado junto a la Lonja hasta el año 1912- en la formación acostumbrada, la misma que aparece reflejada en el óleo que Anselmo Gascón de Gotor pintó en 1891 a partir de un boceto previo conservado por la familia del artista. Aunque contemplada desde otra perspectiva, es la misma formación que reprodujo el anónimo autor del concepto titulado Continuidad. Encabezan la comitiva los porteadores de los timbales, dispuestos a uno y otro lado del frontal bordado en el escudo ciudadano. Detrás del instrumento de percusión se sitúa el timbalero y, a ambos lados de este (ligeramente retrasados) caminan los clarineros, con sus respectivos instrumentos de viento, que no se pueden ver con nitidez ni en el lienzo ni en la postal. En la pintura de Gascón de Gotor, el musicólogo Antonio González Marín apunta al uso de cornetines o trompetas de pistón, mientras que en el caso de la segunda imagen es prácticamente imposible hacer una conjetura razonable. El diseño presentado al certamen de carteles del 56 facilita más las cosas, pues se adivinan las trompetas de pistones, semejantes a las que tañen los músicos de la corporación en el cartel de Guillermo de 1935.

En lo que respecta a la figuración, Continuidad se enmarca en una tendencia de Bueno Ibáñez y Clavería Julián identifican en la carcelería de los años cincuenta, caracterizada por dar a los personajes principales de la escena una apariencia de muñecos o monigotes. Para Pilar Bueno, está caracterización ingenua y en ocasiones sentimentaloide remite en algunos ejemplos al cómic, y en otros a los muñecos de tipo regionales -baturros y baturras- que ya se comercializaban por entonces como souvenirs. En opinión de Josefina Clavería, la concentración de esta fórmula en los carteles festivos zaragozanos y turolenses entre finales de los cincuenta y principios de los sesenta está relacionada con la exitosa difusión de los carteles comerciales de Raimond Sabignac y de la serie de muñecos en Europa, referentes desconocidos por los ilustradores españoles a través de las revistas especializadas.

 

Extracto catalogo exposición “Adorno y Honor. Maceros , Timbales y Clarines”

Centro de Historias Zaragoza Octubre 2023

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