Exposición de un rinoceronte en Venecia
Pietro Longhi 1751
óleo sobre lienzo 60,5 x 47 cm
National Gallery, Londres
#1001pinturas
En 1741 el capitán de barco holandés Douwe Moot van der Meer desembarcó en Rotterdam con una hembra de rinoceronte indio, el quinto ejemplar de su especie que se veía en Europa desde los tiempos del imperio romano. Aprovechando la lógica curiosidad que despertaba el animal, Van der Meer lo paseo durante muchos años por el Viejo continente cobrando entrada. Cuando fue expuesto en Venecia, durante el carnaval de 1751, el pintor veneciano Pietro Longhi (1701-1785), muy solicitado por sus escenas de género, recogió dos veces el acontecimiento por encargo de dos clientes de la nobleza. Esta versión fue pintada para el aristocrata Girolamo Mocenigo. El rinoceronte rumía tranquilamente su paja con un aspecto dócil y triste que nada tiene que ver con la agresividad y la ferocidad que se le atribuían. La falta de cuerno subraya su apariencia inofensiva. Al parecer lo había perdido en junio del año anterior, en una estancia en Roma, frotándoselo contra la jaula. El domador enseña el cuerno caído y un látigo, a la vez que señala al animal con la otra mano. Las máscaras que era tradicional llevar en Venecia por carnaval dan un toque siniestro al público. La mujer del fondo lleva una pequeña moreta negra ovalada. En primera fila, tres de las figuras con tricornio se cubren con una máscara blanca, la bauta. Quizá la intención fuera festiva, pero el efecto de la escena es de una extraña incongruencia, por la yuxtaposición de un publico elegante y un animal grotesco, tristón y resignado a lo indigno de su suerte.
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