Los desfiladeros de Apremont a mediodía
Théodore Rousseau 1857
Óleo sobre tela 64.5 x 100.5 cm Museo de Arte de la Escuela Universitaria de Middlebury
Théodore Rousseau nació en París en 1812. Su obra de juventud acusa la influencia del paisajismo holandés. Tras viajar y pintar en diversas localidades de su país, terminó por establecerse en Barbizon, junto al bosque de Fontainebleau, donde siguió trabajando durante el resto de su vida. Con Millet, Corot, Daubigny y Diaz, fue miembro fundador de la escuela de Barbizon de pintura paisajista. A pesar de que enviaba sus cuadros con regularidad al Salón de París, casi siempre se los rechazaban porque su obra partia de las convenciones académicas establecidas. Murió en Barbizon en 1867.
El famoso escritor Théophile Gautier describió a Rousseau como el Delacroix de la pintura paisajista Se referia a la intensidad de los colores del pintor y a la fuerza de su método pictórico, y es cierto, sin duda alguna, que Rousseau introdujo en la pintura paisajista francesa una nueva gama de armonías de color y de pinceladas sueltas que guardaban cierta similitud con los paisajes ingleses de la misma época, en especial los últimos esbozos al óleo, de gran formato, de John Constable. Pero Rousseau también fue innovador en otros sentidos. Desarrolló un enfoque radicalmente distinto de la composición paisajista que iba a tener una enorme influencia en los impresionistas. Los desfiladeros de Apremont a mediodía es un ejemplo de primer orden. En esta obra, no se constituye un marco ni un punto de enfoque central donde canalizar la mirada. Al contrario, la horizontalidad enfática de la tela (un recurso tipico de Rousseau), junto con la amplia partición en dos mitades que existe entre la tierra y el cielo y la introducción de un falso horizonte secundario entre terrenos llanos y rocosos crea la profunda sensación de que nos hallamos en un mundo que es escudriñado sin descanso en lugar de ser contemplado sencillamente. Esta sensación se acrecienta debido a una procesión de pequeños incidentes pictóricos que se mueven de izquierda a derecha y de derecha a izquierda en el plano central de la pintura, la zona que recibe la mayor parte de la luz del sol.
Pintor local como John Constable (a quien el pintor francés admiraba), Rousseau se consideraba un artista local y veía su obra como un producto de su propio escenario, <<mi amado bosque», solía decir. A diferencia de los pintores impresionistas que aparecieron tan solo unos años después y se consagraron a la idea de trabajar al aire libre, directamente del motivo, Rousseau trabajó en su estudio a partir de dibujos y de notas de color que tomaba durante sus largos paseos por el campo. Las apariencias engañan y sus pinturas son imágenes construidas más que impresiones o fragmentos de un reportaje pictórico. Y como todas las imágenes construidas, los cuadros de Théodore Rousseau versan sobre la memoria así como sobre la observación. Por esta razón, poseen un aire intemporal. Representan un lugar, una hora del día y ciertas condiciones meteorológicas, pero están desprovistos de una sensación de inmediatez.
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