Vista de París desde el Trocadero
Berthe Morisot h 1871-1873
Oleo sobre tela 46x81.5 cm.
Museo de Arte de Santa Bárbara
Berthe Morisot nació en Bourges en 1841. Aprendió paisajismo con Camille Corot y en el estudio de Achille François Oudinot, discipulo y amigo intimo de Corot Posteriormente, Edouard Manet, que con el tiempo se convertiria en su cuñado, le dio clases de dibujo anatómico y pintura. Presentó nueve cuadros en la primera exposición impresionista de 1874 y fue un miembro incondicional del movimiento hasta su muerte, en 1895.
Vista de París desde el Trocadero fue creada en la residencia paterna de Berthe Morisot, en la calle Franklin. En esa época, la casa tenia una vista panorámica realmente extraordinaria porque, siguiendo el enrevesado curso del rio Sena, alcanzaba el Campo de Marte, enclave donde se levantaba la Exposición Internacional de Paris de 1867 Aunque es más suelta de factura, esta pintura tiene elementos del estilo de Corol El ancho del cuadro es casi el doble de su altura, proporción que Corot utilizaba con frecuencia, sobre todo cuando trabajaba desde un punto de vista elevado. También recuerda mucho a la obra de Corot la masa simplificada de verde del primer plano y las pinceladas amplias que emplea Morisot para describir la superficie de la tierra desde una distancia media hasta la lejania del horizonte.
En su composición, la obra de Morisot se parece a Hyde Park (h. 1871), de Monet, mientras que la influencia de Manel se advierte en la frescura de la pintura, sobre todo en el hábil y muy sugerente retrato de los personajes del primer plano
A pesar de su vivacidad, Vista de París desde el Trocadero está estudiada con el ojo de un auténtico habitante de la ciudad. La industrialización de la segunda mitad del siglo XIX provocó la rápida expansión de las ciudades europeas más importantes. incluyendo Paris, que cambiaron drasticamente su aspecto. La contaminación ambiental fue un factor decisivo. Influyó tanto en la visibilidad como en la coloración del aire Y esto se halla muy presente en el cuadro de Morisot, los edificios situados en la lejania desaparecen en la neblina gris púrpura de una atmósfera cargada de humo.
La contaminación y su contribución a la nueva pintura.
A principios del siglo XIX, la mayoría de los parisienses asociaban Londres con un aire nocivo y humedo y unas nieblas densificadas por el humo. No es sorprendente que la contaminación se llevara la palma por sus efectos sobre la luz y la forma de manos de J.M.W. Turner, en pinturas como El Támesis sobre el puente de Waterloo (h. 1830-1835), y tampoco es de extrañar que Londres atrajera a pintores que se sentían igualmente fascinados por tales efectos Entre los artistas de mayor renombre podemos citar a James Abbott McNeill Whistler y a los impresionistas Claude Monet y Camille Pissarro Monet hizo su primera visita a Londres en invierno de 1870-1871, cuando pintó una serie sobre parques londinenses y unas cuantas vistas neblinosas del Tamesis mirando hacia Westminster. En sus años de madurez, Monet se convirtió en un asiduo visitante de la ciudad, a la que acudia con el propósito de pintar los efectos lumínicos que causaba la niebla espesa. Cómodamente instalado en una habitación de los pisos superiores del hotel Savoy y esperando empezar a pintar, en una ocasión le escribió a su esposa, que se había quedado en Paris, diciendo: «Estoy aterrorizado al ver que no hay niebla, ni siquiera el más leve rastro de ella. Estoy destrozado y empiezo a pensar que mis telas serán un fracaso absoluto. Menos mal que poco a poco se encienden las hogueras y el humo y la niebla regresan a la ciudad.
Claude Monet, Hyde Park, h 1871
Óleo sobre tela, 40.5 x 74 cm.
Escuela de Diseño de Rhode Island, Providence
Jean-Baptiste Camille Corot, Roma, el Foro visto desde los jardines Farnese, 1826 Óleo sobre tela, 28 x 50 cm. Museo del Louvre, París.
Claude Monet. El puente de Waterloo, efecto solar con humo, 1903. Óleo sobre tela. 65 x 100 cm. Museo de Arte de Baltimore.
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