Jean-Baptiste Camille Corot
Los estanques de Ville d'Avray 1868
Óleo sobre tela. 3021545 com Museo de Bellas Artes Rouet
Nació en Paris en 1796, Su primer estudio fue su casa paterna de Ville d'Avray, cerca de Versailles, lugar al que regresó para seguir trabajando durante el resto de su vida. Aprendió pintura en el estudio de Jean Victor Bertin. Entre 1825 y 1828, viajó y trabajó en Italia, periplo que otorgó a sus primeros paisajes un aire claramente italianizante, a lo Poussin. Le concedieron la Cruz de la Legión de Honor en 1846 y se convirtió en oficial de la orden en 1867. Murió en Paris en 1875
En su obra tardia, Corot empezó a considerar la región de Ville d'Avray como la Arcadia, un mundo idealizado en el que la naturaleza, el hombre y los dioses coexisten en perfecta armonia. Esta versión en concreto de los prados junto al agua al despertar el dia es un buen ejemplo de cómo tratar un paisaje al estilo pastoral y es una de las dos pinturas que Corot presentó en el Salón de 1868, la otra fue "El paso del Ford al atardecer". Puesto que la temática de ambos cuadros es un momento determinado del día, Corot recurrió al término "enveloppe" para referirse a ella, y esta se caracteriza por una luz, una atmósfera y un estado de ánimo particulares que todo lo impregnan y parecen englobar a la naturaleza entera. Los estanques de Ville d'Avray captan el color rosáceo del atardecer y la pálida luminosidad que preside los paisajes del llano inmediatamente después de la salida del sol. Los objetos se tiñen de un verdusco grisáceo y un violeta ceniciento, un tanto fantasmagóricos y flotantes. Los árboles se presentan como siluetas coralinas o trepan hacia el cielo como columnas de humo.
Por el contrario, El paso del Ford al atardecer es delicadamente dorado. La atmósfera no es calurosa, sino templada y acogedora, muy al estilo de la Europa del Norte. El suelo y los arbustos aparecen pintados en tonos marrones y verdes vegetales y están ensombrecidos con un amarillo dorado. Las sombras se solidifican en la oscuridad. Los árboles se alargan horizontalmente difuminados por la luz del atardecer Y, como es habitual, subrayando el enfoque de Corot aparece escenificada la vida social que, en general, siempre es la del granjero o el campesino: profundamente rural, agraria.
La influencia y el legado de Corot.
Es imposible soslayar la importancia de Corot en la evolución de la pintura moderna del siglo XIX en Francia. El artista, retomando el punto que dejaron Poussin y sus seguidores en la pintura de paisajes clásicos (las arboledas primorosamente detalladas y ejecutadas en un estudio), devolvió la pintura paisajistica a la naturaleza, aunque sin echar por la borda su potencial narrativo o su poesia. El artista simbólico Odilon Redon describió a Corot como un pintor completo que se posiciona frente a la naturaleza como un poeta y un pensador y es antagónico a Courbet y a Manet, que nunca dejaron de sentirse esclavizados por la realidad observada. Sin embargo, es en la contribución de Corot a la evolución del impresionismo, el postimpresionismo y el cubismo donde radica la verdadera importancia del pintor. Claude Monet realizó su propio homenaje a Corot en 1897 con su celebrada serie de pinturas "Brazo del Sena, en las proximidades de Giverny", posteriormente, al ver que su obra colgaba junto a la de Corot, dijo la famosa frase "Aqui solo veo una persona no somos nada, absolutamente nada". Este es el día más triste de mi vida. Y Monet no fue el único que expresó su admiración. Paul Gauguin escribió con gran tino: A Corot le encantaba soñar y ante sus cuadros yo también sueño. Renoir, Pissarro, Picasso, Braque y Juan Gris confesaron asimismo estar en deuda con el pintor, al que llamaban el Maestro de Ville d'Avray
El paso del Ford al atardece, 1868. Óleo sobre tela. 99 x 135cm Museo de Bellas Artes. Rennes.
Claude Monet Brazo del Sena en Giverny con neblinas matutinas 1897 Óleo sobre tela. 89 x 91.5 cm. Museo de Arte de Carolina del Norte. Raleigh
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