La Virgen y el Niño con santa Ana
Leonardo da Vinci 1510
óleo sobre madera de álamo
168 x 130 cm
Musée du Louvre, París
#1001pinturas
129
Tras una etapa como aprendiz del escultor Andrea del Verrocchio, Leonardo da Vinci (1452-1519) trabajó para algunos de los clientes más ricos de Francia e Italia. Según algunos expertos, si Verrocchio no se hubiera pasado a la pintura para competir con sus rivales justo en la época en que Leonardo estaba en su taller quizá este último no habría llegado a coger un pincel. Pese a la enorme importancia de la vida y obra de Leonardo dentro de la historia del arte, actualmente solo se le atribuyen con seguridad unas veinte pinturas. En esta, la Virgen María descansa en el regazo de su madre, santa Ana, mientras el Niño Jesús juega a acariciar a un cordero sacrificial, encarnación y prefiguración del destino del pequeño El tema de la Virgen y el Niño era uno de los favoritos de Leonardo, tal como demuestran varios dibujos y pinturas. En la Accademia de Venecia se conserva un pequeño estudio a lápiz y tinta para La Virgen y el Niño con santa Ana. Tanto lo informal de las posturas como la ternura de los lazos psicológicos entre los personajes crean uno de los grandes hitos de la pintura religiosa de todos los tiempos
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