domingo, 10 de diciembre de 2023

Édouard Manet

 

Olympia 

Édouard Manet 1863 

Oleo sobre tela 130 x 190 cm

Museo de Orsay Paris


Édouard Manet nació en 1832 en el seno de una familia acomodada de Paris. Aprendió pintura en el estudio del artista Thomas Couture, pintor conocido en los salones, y en los inicios de su carrera acusó la influencia de los maestros españoles Velázquez y Ribera. 

En la segunda mitad de la década de 1860, Manet encabezó el grupo de pintores de Batignolles que incluía a Degas, Monet, Sisley y Pissarro Provocó un gran escándalo en el Salón de los Rechazados de 1863 al exponer Le déjeuner sur l'herbe y también dos años después, cuando el Salón oficial aceptó su Olympia Olympia 1863 Oleo sobre tela 130 x 190 cm. Museo de Orsay Paris Sin duda alguna, Manet es el puente, o el nexo de unión conceptual, entre el realismo y el impresionismo entre la pintura gestada en un estudio de Jean Baptiste Greuze y Gustave Courbet y la pintura al aire libre de Alfred Sisley y Claude Monet. Como pintor extremadamente cualificado del Salón, Manet fue capaz de elaborar las composiciones normativas y elegantes que tanto apreciaba la Academia sin dejar de abordar una temática profundamente contemporánea. Asimismo, se dedicó a crear una serie de obran en un estilo relajado que gozaba de gran popularidad entre los pintores de nueva generación. Olympia es una composición muy lograda y de gran solidez técnica que carece de la extrañeza espacial de Le déjeuner sur l'herbe, obra que Manet había empezado el año anterior y concluido ese mismo año. 

La modelo de Olympia, que también fue la que posó para Le déjeuner sur l'herbe, era la pelirroja Victorine Meurent, una de las preferidas del artista. Esta modelo posa deliberadamente para el cuadro como si fuera una cortesana. El titulo no nos induce a engaño porque la mayoria de las cortesanas de la época trabajaban con pseudónimos para resultar más exóticas ante los clientes potenciales. Olympia, reclinada en unos cojines, con las piernas extendidas sobre un costoso chal de seda, es atendida por una sirvienta negra que le ofrece unas flores (regalo, sin duda, de un caballero agradecido) Sin embargo, a pesar de que parece exhibirse descaradamente (y con ello dejar bien claro que está disponible), también desafia moralmente al espectador con su mirada.


Realismo y teatralidad.

Así como la utilización que Courbet hace del cuadro en pinturas como El estudio y El funeral de Ornans apela al espectador para infundirle la sensación de que forma parte de un colectivo (un público, en otras palabras), la Olympia de Manet busca la individuación de ese mismo espectador. La teatralidad de Courbet aparece acotada y limitada, como si se hallara tras un palco de proscenio. Manet, en cambio, rompe con esta convención y destruye la ilusión teatral para dirigirse a nosotros directamente, a la manera de un soliloquio absolutamente personalizado.

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