domingo, 4 de febrero de 2024

Claude Monet Estación de Saint-Lazare

Claude Monet

Estación de Saint-Lazare, exterior (La señal) 1877.

Oleo sobre tela. 65.5 x 81.5 cm

Museo de Raja Sajonia, Hannover

En la década de 1860, Napoleón III encomendo al barón Georges-Eugène Haussmann que gestionara la transformación del centro de Paris. Siguiendo los planos del arquitecto, unas anchas avenidas sustituyeron las callejuelas sinuosas de la ciudad Para los progresistas pintores de la época, incluyendo Édouard Manet y Claude Monet, la nueva estructuración representaba la esencia de la ciudad moderna una actualización simbólica de la modernidad. Monet creó una serie completa de pinturas en el barrio de Europa, en la misma estación de Saint-Lazare, que en 1854 había sido remodelada y contaba con doce nuevos andenes, y sus inmediaciones

Monet tenia solo cuatro años cuando Joseph Mallord William Turner pintó Lluvia, vapor y velocidad (1844), anunciando la llegada, un tanto desalentadora pero triunfante, de la era del ferrocarril. En 1825, se inauguró la primera linea de pasajeros que conectaba las ciudades inglesas de Stockton y Darlington y, en años sucesivos, las vias férreas se expandieron con rapidez. La pintura de Turner, como siempre, es ambigua. Celebra el advenimiento de la locomoción a vapor pero también la muestra atrapada en una lucha titánica contra las fuerzas de la naturaleza. En cambio, Monet la representa como algo consustancial a la vida normal de una ciudad. Para el pintor, la estación de Saint-Lazare representa un nuevo fenómeno social esencialmente moderno. Es el lugar donde, a diario, una nueva raza de trabajadores urbanos profesionales dos que cada dia se desplazan a la ciudad) se materializan entre las nubes de vapor para fundirse con el entrechoque y el estruendo de la locomotora. Asimismo, es un lugar de llegadas y salidas al que los parisienses acuden para recibir a los amigos y familiares que vienen de visita o se reúnen para viajar al campo o a la costa. 

En los cuadros que Monet pinto sobre el inmenso espacio interior de Saint-Lazare, semejante a una catedral, lo que parece dominar es la arquitectura y las máquinas monstruosas, pero en el espacio exterior, el punto en el que las lineas del ferrocarril se juntan antes de sumergirse en el interior de la estación bajo el gran arco, Monet descubre una nueva clase de paisaje urbano: un espacio dedicado a una novedosa forma de transporte, que aqui aparece con su <mobiliarios> y su semiotica especiales y envuelta en nubes de vapor y de humo.


El impresionismo y la nueva clase ociosa

El enfoque habitual del impresionismo defiende un estilo de pintura alegre y colorista, absolutamente implicado en la percepción y la evocación de los efectos luminosos y poco interesado en las condiciones sociales de la vida urbana. Lo cierto es que esta afirmación es completamente falsa. Como grupo, los impresionistas plasman el vivo retrato de la vida diaria de una emergente y ociosa clase media. Sin embargo, el lado más oscuro de esta representación se aprecia en la fingida indiferencia que un pintor como Degas muestra a la hora de observar a sus personajes la alienada pareja de bebedores, por ejemplo, que aparece en una pintura como Absenta (1876). Sin embargo, al margen de los ejemplos concretos, debe decirse con justicia que, en general, los impresionistas muestran un escaso interés por todo lo que se aleje de un propósito placentero. Es como si el mundo del trabajo y de los obreros apenas existiera, como si fuera preferible observar la vida laboral de la gente corriente desde cierta distancia.


J.M.W. Turner

Lluvia, vapor y velocidad: el Gran Ferrocarril Occidental. 1844.

Óleo sobre tabla, 91 x 122 cm.

Galería Nacional, Londres.


Estación de Saint-Lazare, 1877.

Óleo sobre tela, 75 x 104 cm.

Museo de Orsay, París 

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