jueves, 18 de enero de 2024

James Abbott McNeill Whistler

Nocturno en negro y dorado: El descenso del cohete

James Abbott McNeill Whistler 1875

Oleo sobre tela. 60.5 x 46.5 cm. Institute de las Artes de Detroit

En la actualidad, se considera que esta obra, la última de los nocturnos londinenses, representa el auge de la época de plenitud de Whistler. Sin embargo, la primera vez que se expuso en la galeria Grosvernor de Londres, en 1877, desató una gran polémica que culminó con una denuncia por libelo que Whistler interpuso al anciano, aunque todavia preeminente escritor y critico, John Ruskin. Claramente molesto y enfadado por El descenso del cohete, de Whistler, Ruskin acusó al pintor de arrojar un bote de pintura a la cara del público Whistler, que ya había lidiado contra Ruskin, se sintió obligado a pedir una retractación en los tribunales. Al final, Whistler ganó el pleito, pero le concedieron tan solo un cuarto de penique por daños y perjuicios. Sin embargo, a pesar de haber ganado el caso, Whistler perdió credibilidad ante los ojos del público.

El descenso del cohete lejos de ser la pintura crudamente gestual que calificó Ruskin, es una imagen de un gran refinamiento y una cuidada construcción. El cuadro llama la atención porque, aunque suene paradójico, logra combinar bellamente una explosiva energia y una absoluta quietud. La obra empieza centrando los conceptos lugar y tiempo el Londres industrial de noche, la negrura verdusca y espesa, cargada de contaminación, de un parque de la ciudad pasada la medianoche. Los fuegos artificiales iluminan el cielo produciendo un resplandor un tanto livido que se destaca en un aire espeso, entre nubes de humo. Si examinamos con detalle los aspectos técnicos del cuadro veremos lo equivocado que iba Ruskin. En sintesis, el crítico acusó a Whistler de perseguir unos efectos rápidos y de poca categoria a expensas de la buena pintura Nada más alejado de la realidad. En esta obra, vemos al Whistler habil y de gran experiencia técnica dando curso a su imaginación. No hay nada más dificil que pintar la oscuridad y retener el grado justo de luminosidad impregnada de color Whistler lo consigue sin dejar de imprimir un vertiginoso sentido de indeterminación espacial contrapuesto a una sutil y sugerente estructura de linea y forma. Logra crear un paisaje que, más que visto, es sentido.

La búsqueda de una nueva versión de lo sublime

El magnifico cuadro histórico de Joseph Mallord William Turner, el manifiestamente sublime Incendio de la Camara de los Lores y los Comunes, fue puesto a la venta en 1873 por el comerciante de arte Thomas Agnew de Londres y es casi seguro que Whistler lo vio en esa misma época. Esta pintura de Turner y la más írónica El descenso del cohete comparten una característica importante: ambas retratan el incendio como si de un espectáculo se tratara. Cien años antes, el filósofo Immanuel Kant había descrito el devastador incendio de la Bastilla como el primer ejemplo de lo moderno sublime por el estado de absorta concentración» al que inducia a los espectadores


Joseph Mallord William Turner El incendio de la Cámara de los Leres y los Comunes. 16 de octubre de 1834 1835 Oleo sobre tela 92 123 cm Museo de Arte de Filadelfia

Nocturno en gris y dorado: El puente de Westminster 1871-1872. Óleo sobre tale. 47 x62.5 cm Museos de Glasgow Colección Burrell 

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