Caminante sobre un mar de nubes.
Caspar David Friedrich
Alemania, 1818
Título original: Der Wanderer über dem Nebelmeer
Museo: Kunsthalle, Hamburgo (Alemania)
Técnica: Óleo (98 x 74 cm.)
El paisaje sublime frente al personaje de espaldas
Escrito por: Fulwood Lampkin
En el romanticismo se puso muy de moda pintar paisajes. Paisajes que mostraran las fuerzas de la naturaleza: tormentas, nieblas, vientos, lluvias, nieves… Era lo que estos tipos llamaban “lo sublime”, y quería ser un reflejo de lo que el artista sentía por dentro, como mostrar las emociones, y cuanto más extremas, mejor. Un paisaje tanto exterior como interior.
Friedrich fue uno de los gurús de este concepto de “lo sublime”. Aquí vemos al típico tío de espaldas del artista (aunque bastante más grande), seguramente con cara de alucine al contemplar el paisaje montañoso cubierto de bruma. El pintor probablemente acertó al eliminar la línea del horizonte fundiéndola con el cielo. Así da sensación de más inmensidad.
Aunque en realidad puede que Friedrich pintara tanta gente de espaldas porque según dicen, el artista no dibujaba particularmente bien a las personas.
El caso es que esto permite tanto identificarnos con este caminante (o su soledad y aislamiento) como no quitarle el protagonismo al paisaje.
Este cuadro de Friedrich es, en definitiva, el paradigma de la gran idea romántica: ese instante en el que el hombre se siente sobrecogido por la belleza, natural o espiritual.
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